"Derechos Humanos: ¿para qué?, si vosotros no tenéis ninguno" Día de los Derechos Humanos: carta a las niñas y niños de Africa
Me duelen vuestros brazos rendidos de transportar agua desde muy lejos, vuestros vientres abultados, de hambre llenos, vuestros ojos tristes a pesar de haber nacido africanos, especialmente dotados para la alegría
Muy queridos niños y niñas africanos: Deseo manifestaros que os quiero infinitamente, por lo que vi y por lo que sé de vosotros.
Me duele profundamente vuestra vida, vuestra hambre, vuestros pies descalzos regresando del monte, con leña, heridos, a veces sangrando, cansados.
Me duelen vuestros brazos rendidos de transportar agua desde muy lejos, vuestros vientres abultados, de hambre llenos, vuestros ojos tristes a pesar de haber nacido africanos, especialmente dotados para la alegría.
Me duele vuestra cara sin lavar, vuestro pelo revuelto y despeinado y sin cortar. Me duelen vuestra sangre comida y vuestros cuerpos decaídos por el SIDA, la malaria, la tuberculosis, las diarreas, las neumonías, las bronquitis…
Me duele vuestra cara sin lavar, vuestro pelo revuelto y despeinado y sin cortar. Me duelen vuestra sangre comida y vuestros cuerpos decaídos por el SIDA, la malaria, la tuberculosis, las diarreas, las neumonías, las bronquitis…
Me duelen mucho, mucho, vuestras ansias de vivir sin tener con qué. Me duelen vuestras manos, cuando juntos depositábamos un beso en su palma y soplábamos a la vez para enviarlos a todo el mundo… y vosotros sin recibir ni uno solo.
Me duelen vuestros dientes blancos por comer comida pobre, dura y cruda, sin cocer por no tener leña. Me duele vuestra ausencia de escuela por daros la vuelta a la entrada por llegar descalzos, sin un par de sandalias, por no tener dos euros para comprarlas.
Cuánto me duele vuestro Marasmo, casi congénito, por no tener nada de comer, ni un día, ni otro día, ni otro día
Me duelen en la mente y en el corazón vuestros dedos al verlos heridos por la hoz, por cortar hierba muy pequeña a ras de suelo al borde de una cuneta, como así os vi tener que hacerlo.
Me duelen infinitamente las vidas de unos niños de la calle, refugiados y escondidos en una alcantarilla, donde las fuerzas “del orden” prendieron fuego por los dos lados y murieron abrasados.
Me duelen infinitamente los cuerpos de los niños y niñas caídos al fondo de una letrina a donde su madre, muchas veces violada o prostituta a la fuerza, fue a parirlos, sin saber qué hacer con ellos, por no tener nada que darles.
Me duelen infinitamente los cuerpos de los niños y niñas caídos al fondo de una letrina a donde su madre, muchas veces violada o prostituta a la fuerza, fue a parirlos, sin saber qué hacer con ellos, por no tener nada que darles
Me duelen hasta más no poder los cientos de miles de niñas africanas que sois mutiladas genitalmente cada año, y los miles y miles que sois violadas ya antes de los 10 años, que dejan vuestras vaginas imposibles de reconstruir por los cirujanos. Me duelen lo mismo las fiestas que celebran las familias con motivo de semejante evento a costa de vuestro horrible sufrimiento, además de dejaros mutiladas para siempre.
Me duele, queridos niños y niñas africanas, la debilidad que os duerme en clase y limita tanto vuestro rendimiento escolar. Me duelen vuestras enfermedades y vuestros dolores que no podéis curar ni calmar, por no tener a vuestro alcance ni un médico ni un medicamento, por no poder pagarlos.
Me duelen tantas cosas de vosotros!!!
Me duelen los campos de refugiados llenos de innumerables penurias, alejados de vuestras familias, donde solo sois un número con cara permanente de tristeza.
Me duelen las enormes injusticias de los poderosos de este mundo de las que vosotros sois víctimas, desde el vientre de vuestras madres mal alimentadas, hasta la tierra que os devuelve a una sepultura sin nombre porque el hambre os ha llevado hasta allí.
Me duelen vuestro calor y vuestro frío, con más de 50 grados por el día y menos de cero grados por la noche caminando y caminando por el desierto en busca de una Europa soñada que no os quiere recibir.
Me duelen vuestros cuerpos fríos vestidos de harapos, que más parecen trapos de desecho que prendas de vestir.
Me duele tanto vuestro trabajo esclavo para extraer coltán para nuestros móviles
Me duele tanto que no os importe que os mate el coronavirus, porque como ya estáis cansados de estar muriendo de hambre cada día, “si nos mata el virus dejamos de sufrir”.
Hoy, día de los Derechos Humanos: ¿para qué?, si vosotros no tenéis ninguno.
Por eso, me duelen tantas cosas de vosotros!!!
Nada os puedo ofrecer, solo las ansias infinitas de que pase este mundo, tan lleno de injusticias y sufrimientos para vosotros, y que venga otro lleno de amor, justicia y fraternidad para vosotros y para todos los niños y niñas del mundo, donde quien os reciba a vosotros y vosotras reciba aquel Gran Profeta Galileo, llamado Jesús de Nazaret, que dio su vida por un mundo nuevo para todos los seres humanos y para toda la creación, que tuvo una predilección especial por todos los niños y niñas.
Y entre tanto llega ese mundo nuevo tan esperado y ansiado por vosotros, deseo infinitamente que cada vez haya más personas e instituciones que luchen con sinceridad, nobleza y lealtad por estar cerca de vosotros, acompañaros en vuestras penurias y necesidades, ofreceros educación y formación, defender vuestros derechos, daros un bocado de pan en las hambrunas, colaborar con vosotros y vuestros padres en proyectos que os faciliten agua por lo menos para beber aunque haya que hervirla, que defiendan vuestras tierras de su usurpación injusta por otros países o los propios gobiernos, que os curen y vacunen en sus hospitales y dispensarios…,y al mismo tiempo que haya personas que colaboren con ellas para que tengan los medios necesarios así como vocaciones y personas voluntarias suficientes para desarrollar permanentemente esa importantísima labor para vosotros.
Queridos niños y niñas: recibid un abrazo muy grande.-Faustino