Fragmentos de Vida y Resurrección
| Faustino Vilabrile
LA RESURRECCION DE JESÚS Y NUESTRA RESURRECCION.-Jesus resucita para todos y para toda la creación, a fin de que todos y todo tengamos vida y vida en abundancia y para siempre.
Jesús resucitado ya no pertenece a la historia humana con sus limitaciones, sufrimientos, impotencias, frustraciones. La resurrección trasciende esta vida, inicia otra existencia que es de plenitud, que colma todos los anhelos que nos podamos imaginar y mucho más.
La resurrección se sitúa más allá de la historia, no pertenece a este mundo. Es metahistórica. A Jesús nadie de este mundo pudo verle resucitar, porque la resurrección pertenece a otra dimensión más allá de esta vida. Esto no es comprobable por los sentidos ni por la razón, sino solo aceptable por la fe en Jesús mismo. Lo más que alcanzamos a comprender es que responde a nuestros anhelos más profundos de vivir para siempre y en plenitud, y no de morir para quedar muertos. Jesús se esforzó una y otra vez en convencer a los discípulos de que estaba vivo de nuevo, de que no había muerto para quedar muerto. Ellos nos transmitieron su experiencia de la resurrección de Jesús para que la sintamos como propia.
Los evangelistas cuentan de muchas maneras la experiencia de haber tratado con Jesús resucitado, pero todos coinciden en afirmar lo mismo: Jesús ha resucitado. Fueron muy honestos en sus narraciones, pues a pesar del absoluto machismo imperante, recogen las apariciones a María Magdalena y a otras mujeres como las primeras que hizo Jesús, e incluso recogen cómo les manda a ellas ir a anunciar a los Apóstoles que ha resucitado, y en concreto se lo pide a María Magdalena: ante esto, ¿cómo es posible que la Iglesia no dé los pasos necesarios para reconocer a las mujeres la misma dignidad, igualdad y funciones que a los hombres para que puedan ser sacerdotes, obispos, y Papas? Mientras la Iglesia no tome esta decisión nunca podrá ser la verdadera Iglesia de Jesucristo. A partir del hecho de la resurrección de Jesús, todos los apóstoles y discípulos empiezan a llamarle Señor. Y estaban tan convencidos de ello que dieron su vida por esta causa. La resurrección de Jesús fue lo primero que empezaron a enseñar y a atestiguar, porque se dieron cuenta de que era el hecho cumbre y más importante de su vida, para El y para nosotros. Hasta hoy Jesús de Nazaret ha sido quien ha dado la respuesta más completa a las dimensiones y aspiraciones más profundas del ser humano.
Si no fuera así, ¿quién compensaría a tantos seres humanos y tantos seres vivos, que son víctimas de una muerte injusta y prematura por el hambre, la sed, las guerras, la violencia, las torturas, la injusticia, como le pasó al propio Jesús? Nosotros ya nada podemos hacer para repararles un daño tan grande. Por eso, morir para quedar muertos es inadmisible e insoportable. La aspiración de todo ser vivo es vivir para siempre y feliz: la respuesta a esta aspiración es Jesús resucitado, y no solo para los seres humanos, sino también para toda la creación. Sin duda tiene que haber y va a haber plenitud para todos y para todo.
A la luz de la resurrección, todo lo que mata, destruye, hace sufrir, daña, perjudica, es indigno; y ya solo es digno aquello que potencia y facilita la vida, la felicidad, la alegría, la igualdad, la esperanza, la fraternidad, el amor, para todos y para todo. Luchar por estos grandes valores ya anticipa un poco la resurrección porque nos hace más felices ya en este mundo, y al mismo tiempo nos hace también más dignos y confiados de poseerla un día en su plenitud, en compañía de toda la humanidad y toda la creación. Para esto vino Jesús a este mundo, por lo que merece toda nuestra gratitud y todo nuestro amor, que El quiere que depositemos en los demás, especialmente los empobrecidos y necesitados, pues para eso El se hace presente en los hambrientos, sedientos, enfermos, emigrantes, desnudos y encarcelados. Justo por esto es por lo que nos va a preguntar al final de nuestros días.
Muchas personas ya están luchando por todas esas personas que más lo necesitan. Es por lo que titulamos FRAGMENOS DE VIDA Y RESURRECCION. Lo están haciendo:
- Las Misioneras de Vida y Paz con talleres de formación de adolescentes altamente vulnerables en Guatemala:
Las Misioneras Dominicas en Ruli, Ruanda: Acogida y atención a niños y niñas sin padres, solos, desnutridos y familias en extrema pobreza:
3.Las Misioneras de los Sagrados Corazones en Rukara, Ruanda: atención a niños y sus madres en extrema pobreza:
4.Misioneras de los SS. Corazones en Rushanje, Uganda: planificando las siembras en la finca comprada para mujeres solas, madres solteras, en extrema pobreza, para que ellas puedan cultivar los alimentos más básicos
Infinitas gracias a cuantos colaboradores hacéis posible el desarrollo de estos sencillos proyectos, que son una fuente de vida y esperanza para muchas personas, y un fragmento de resurrección para ellas y para nosotros. Feliz Pascua de Resurrección.