El 26 de noviembre, el pueblo de Honduras fue a las urnas para elegir a su presidente et otros miembros del gobierno. Desde el golpe de Estado, realizado en junio 2009, en contra del presidente constitucional de la época, Manuel Zelaya, todas las elecciones que se sucedieron desde aquel tiempo dieron como ganadores a los candidatos de la derecha golpista. En cada caso hubo denuncias de fraudes cometidas por esa derecha, pero esta vez, las fraudes son tan evidentes y groseras que el pueblo no lo aguanta mas.

Ante tales fraudes, los jesuitas de América central se levantaron para denunciarlas y para solidarizarse con el pueblo y sus derechos a elegir quienes les convienen.

"Exigimos el respeto a la decisión popular expresada en las urnas y el derecho a la libre expresión que la misma Constitución hondureña asegura. Pero que el Gobierno actual no está respetando al lanzar a la Policía Militar y otros órganos del Estado en contra del pueblo, en manifestación pacífica para defender su voto y denunciar la manipulación de la elección por parte del TSE", finalizan los jesuitas.

Por el momento, no oímos la voz del cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, cardenal de Honduras y presidente del grupo de los 9 que aconsejan al papa Francisco sobre la reforma de la Curia en el Vaticano. Se trata del mismo cardenal que llamaba, desde Madrid, en 2014, a una primavera por América latina, refiriéndose a las primaveras en los países árabes. Parece que Honduras no pertenece a esos países que necesitan de la primavera que reclamada en 2014. Les refiero a un articulo, escrito en 2015, en el cual se ve a un cardenal poco preocupado por los grandes problemas que vive su pueblo.

Le toca, ahora, la oportunidad de volver al lado de su pueblo y de jugarse sin reservas en contra la corrupción de un gobierno y contra las fraudes de esta elección, tal como lo hicieron los jesuitas en sus declaraciones y en su actuar. Nunca es demasiado tarde para convertirse en verdadero pastor junto a su pueblo y libre de las potencias políticas y económicas que lo rodean. No puede, en toda consciencia, seguir lo mismo que hizo en junio 2009 en contra del pueblo y de su presidente legitimo.

La primavera de la Iglesia exige de sus pastores que vuelvan al lado de sus pueblos y compartan con ellos lo que viven. Menos desfiles reales y mas compromisos humildes con los humildes.

Oscar Fortin

El 3 de junio 2017