Males de los mejores: Opus, Comunión y similares.
O bien este otro título: ¿cuál es el pensamiento religioso de Francisco si pudiéramos trasvasarlo a postulados políticos?
| Pablo Heras Alonso.
Está bien que se reforme lo que camina de manera desvencijada, pero parece un poco raro que se haga con organizaciones que, visto el historial, tienen prestancia en la vivencia de la fe y nacieron según los parámetros que la Iglesia secular más ha propiciado. Languidecen instituciones multiseculares, como franciscanos, dominicos, jesuitas… en otro tiempo columnas de la Iglesia. Pero se mantienen y florecen éstas en las que Francisco quiere poner orden: Opus, Comunión y Liberación, Neocatecumenales, Legionarios y similares.
Menos liderazgo, dice, y más “sensus fidelium”. O sea, una línea social demócrata. Miran demasiado al pasado; no encuentran el modo de renovarse; rechazan el pluriformismo del mundo actual; no valoran los movimientos laicos… y eso no, dice Francisco. No es de recibo, parece decir, dar de lado el espíritu del Vaticano II, como hicieron sus dos predecesores.
Con tales manotazos creemos ver en tan beatífica persona, perdón, santidad, un buscar el rebufo de movimientos populistas tan en boga en el continente que le vio nacer. Pero con ello se desliga de lo que tales movimientos más estiman, el presupuesto liderazgo de la figura que encarna Francisco, la de papa. No quiere ser líder como sí lo fueron para ellos JP2 o B16 y a la vez quiere sembrar árnica en ese opulento y obeso cuerpo vaticanista que tales movimientos integristas y fundamentalistas aplaudieron y sostienen. La mayoría del cuerpo cardenalicio están por la labor de tales organizaciones, y eso tampoco, dice Francisco.
Hablar así no supone defender ni a tirios ni a troyanos: allá con sus escaramuzas. Sin embargo, tales flagelaciones no dejan de suscitar curiosidad en el pueblo que de vez en cuando topa con la Iglesia. Respecto a esos que ahora Francisco quiere meter en vereda, en el pensamiento del pueblo todavía se mantiene la opinión de que siempre buscaron la alianza estrecha con el poder político para “reformar la sociedad”… y de paso aprovechar la inercia en beneficio de tal “santo propósito”.
Del documento “Ad charisma tuendum” entresacamos afirmaciones rotundas: Francisco se da cuenta del origen del “mal”, pero ¿sabe él cómo encontrar y poner remedio? Francamente, no. Él mismo cae en los defectos que denuncia, buscando sendas contrarias.
- Las parroquias siguen sin dar pasos para convertirse en verdaderas comunidades de vida, de acción y de comunicación de bienes. El número, en descenso, de practicantes podría ir facilitando esta transformación, pero se prefiere cerrar los ojos y continuar como si nada estuviera pasando.
- La vida cristiana sigue pivotando sobre el clero y la participación de los laicos sigue siendo de colaboración, no de corresponsabilidad, se les puede consultar, pero no deciden.
- El descenso alarmante del ministerio ordenado(sacerdotes) y la disminución de creyentes y practicantes está llevando a cerrar iglesias y a agrupar fieles que siguen siendo masa.
Y el pueblo ignaro se pregunta: ¿cómo hacer que surjan nuevas comunidades cristianas cuando el número de fieles practicantes desciende año tras años? Y en otro orden de cosas, respecto al punto 2º, ¿qué reformas estructurales son necesarias para revertir la deriva clerical que sigue la Iglesia? Sólo con palabras o buena voluntad, a veces equivocada, no basta. ¿Cómo aunar pensamiento y voluntades en ese orondo y hasta obeso cuerpo formado por la alta jerarquía y cuerpo vaticano?
El pueblo ya lo dice por medio de posturas extremadas y pensamientos hiperbólicos: salgan de esa cárcel de oro que son el Vaticano y los palacios episcopales; vístanse como las personas del común; hagan museos de mitras, incensarios, ciriales, custodias, casullas y ternos y demás ropajes arcaicos, vetustos y prehistóricos y de toda la parafernalia sacra; vendan el Vaticano a cualquier sociedad china, japonesa o cubaití; truequen seminarios por hoteles; alquilen catedrales, templos y cenobios… El inmenso patrimonio así adquirido, que superará a todos los Jeff Bezos, Amancios Ortegas y Bill Gates que en el mundo han sido, solucionará el hambre en el mundo.
A fin de cuentas, sólo se trata de hacer realidad el Evangelio. Ya sabemos que la Iglesia es perfecta, pero lo puede ser más todavía o, al menos, de otra manera: “Si quieres ser perfecto, vende cuanto tienes…” que le dijo Jesús al joven rico.
Oh, no: “antes muerta que sencilla” "Non nobis, Domine, non nobis"