Cuestión de cultura, cultura paliativa. Es la que necesitamos para vivir con sentido el límite, la enfermedad y el morir. Decía Freud que “si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte”. Es un desafío de la sociedad, que empieza en la familia, en el colegio, en la parroquia, en la universidad.
En la universidad, sí. Solo la mitad de las Facultades de medicina de España imparten algo sobre Cuidados Paliativos en la carrera de medicina, siempre como algo opcional para el alumno. O sea, que el futuro médico “sabrá contar mitocondrias hasta con los dedos de los pies”, como decía un alumno mío de mis tiempos de profesor en medicina, pero no sabrá que los pacientes se mueren ni cómo acompañarlos.
Los cuidados paliativos son mucho más relevantes de lo que el Sistema Sanitario está considerando. Estamos preparados para curar, diagnosticando cada vez más por el camino de la evidencia generada por la accesibilidad de la información. Pero hemos de prepararnos también para paliar porque, según los más sesudos estudios científicos, parece ser que la prevalencia de la muerte en la condición humana es del 100%
Formarse, formarse, aprender a acompañar, recuperar la oratoria, la filosofía, explorar la hondura del encuentro en la alianza terapéutica. Precioso desafío para humanizar la asistencia sanitaria que incluye, ¡cómo no! la asistencia al bien morir.