“MIELITA DE TAMAGÁS”

Así, como suena y como se siente, con veracidad y ternura medulares, intitula su nuevo, bello, interesante y monástico libro -“Mielita de Tamagás”- su autor, Julio Wais Piñeyro, recientemente presentado en el Real Náutico de La Coruña, editado por el grupo “Sial-Pigmalión”, en su colección “Narrativa”, no ahorrándose páginas -520- , con fotos y recursos bibliográficos y diseño, ciertamente atractivos. Destaca el teológico y sacrosanto detalle del dato de que “se acabó de imprimir el 20 de enero del año 2018, aniversario del nacimiento de Ernesto Cardenal, en Granada –Nicaragua- en 1925”.

El autor de tan generoso libro, - Julio Wais Piñeyro-, es licenciado en Derecho y en Teología, sacerdote y monje cisterciense quién, depuse de 23 años de estancia en Camerún, ingresó en el monasterio de Santa María de Sobrado en La Coruña, en septiembre del año 2.000. Sus experiencias las legó en su primer libro “Father Julius: Misión de África”.

Habiendo un día recibido del Padre Carlos, prior del monasterio de Sobrado, la propuesta de trasladarse una temporada a Nicaragua, como capellán de una comunidad cisterciense femenina, se instaló en la capellanía del monasterio de Nuestra Señora de la Paz, cerca de Juigalpa, departamento de Chotales, junto a San Pedro de Lóvago.

Con indeterminada periodicidad, dedicó parte de su tiempo a escribir sus impresiones en otras tantas cartas dirigidas a familiares y amigos, redactándolas de forma pormenorizada, entusiasta y divertida, con información de cuanto sentía y experimentaba en aquellas tierras y en el trato con sus habitantes. El manojo de cartas puede muy bien interpretarse como una leal declaración de amor a tan hermoso país, pletórico de vida, de naturaleza y de personas amables y acogedoras. Las cuestiones morales, políticas y aún religiosas, así como los ecos de sus circunstancias históricas, costumbres sociales y las dudas, sueños y relaciones humanas, aparecen con vigencia, exactitud y evangelio, en sus relatos epistolares, dando la inexquivable impresión de que las vivió y convivió con ellas, encarnado en las mismas.

Por supuesto que, tal y como se refiere en su presentación “la obra es amena, repleta de anécdotas narradas con desparpajo”, sin dejar inéditas alusiones a temas gastronómicos y a los musicales típicos y locales. El “Ora et labora” benedictino, junto con un desbordante sentido del humor, se hacen monásticamente presentes como otros tantos salmos de religiosidad y liturgia que se elevan a Dios en el inmenso templo de la naturaleza, recitados así mismo también por los propios indígenas, con sentido y contenido cristianos. La referencia en cada carta al lugar de su escritura y envío desde el Monasterio de Santa María de la Paz, garantiza la situación espiritual de su mensajero y de sus mensajes.

Carlos María Godoy, canta entre las cartas monásticas, una y otra vez aquello de “Ay Nicaragua, sós más dulcita/ que la mielita de Tamagás,/ pero ahora que ya sós libre , Nacaragüita,/ yo te quiero mucho más”.

Es de notar cómo la literatura religiosa, y aún la generada por monjes y monjas de clausura en sus respectivos cenobios también interesa a cristianos y a no tan cristianos, tal y como acontece con los escritos de Thomas Merton, también monje cisterciense.. Tal circunstancia enaltece la sensibilidad del grupo editorial Sial-Pigmalión, que a estos temas y argumentos les dedica frecuente y actualizada atención.
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