Ante la Jornada Mundial, "donde los demás ven solo a unos migrantes, yo veré a unos hermanos" Un mensaje a recordar y que es impensable despegarlo de su autor
"Otoño, esta estación en que millones de aves se desplazan a sitios más idóneos para cumplir sus ciclos vitales con la mayor garantía de éxito. 500.000 aves eligen España cada otoño como parte de su ruta migratoria"
"Viajan miles de leguas, por los libres caminos del aire. Como los dineros y los mercados. No son libres, en cambio, los caminos de mis hermanos migrantes en sus permanentes éxodos humanos"
Estamos recién estrenados de otoño. Esta estación (junto a la primavera) en que millones de aves se desplazan a sitios más idóneos para cumplir sus ciclos vitales con la mayor garantía de éxito. 500.000 aves eligen España cada otoño como parte de su ruta migratoria. Viajan miles de leguas, por los libres caminos del aire. Como los dineros y los mercados.No son libres, en cambio, los caminos de mis hermanos migrantes en sus permanentes éxodos humanos.
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Texto que se hace más verdad si cabe en la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de estos días que tiene un mensaje claro, “Dios camina con su pueblo”. De eso – y del papa- quiero hablar algo.
En la posibilidad de reencontrarnos, como pueblo, codo a codo con lo humano del otro/a, esta Jornada nos recuerda la invitación permanente a encontramos en el camino con los otros, múltiples y diversos. Porque si no somos capaces de encontrarnos con el otro – con minúscula-, no seremos capaces de conectar con el “más Otro” – con mayúscula- que nos convoca
Es un deseo permanente del papa que también lo remarca en este mensaje: Caminar juntos . Y hacerlo desde la marcha sinodal en lo que insiste. La marcha sinodal que no es , según mi modesto criterio, solamente participar en algunas reuniones eclesiales para el Sínodo y así tranquilizar conciencias de pertenencia sino que hay que ir más allá : Se trata de Ser nosotros siempre camino sinodal. Con los otros, incluidos los migrantes , excluidos y diversos. Es cuestión de igualdad y de fraternidad.
No se trata solo de “ir con”, sino de “ser”, Algo muy similar – respecto a los emigrantes- cuando el papa escribe en su texto que “Dios no sólo camina con su pueblo, sino también en su pueblo, en el sentido de que se identifica con los hombres y las mujeres en su caminar por la historia ―especialmente con los últimos, los pobres, los marginados―, como prolongación del misterio de la Encarnación” .
Me gustaría también, después de agradecer tanto y tan buen material para la Jornada que ha elaborado la Conferencia Episcopal Española y otras entidades, unir el mensaje con lo que es y hace el Papa Francisco desde antes y después de Roma. Porque él ha caminado con nosotros, recordando siempre que Dios es nuestro compañero de viaje. Él lo vivió, allá- un papa venido del fin del mundo- y acá, en la vieja Europa. Sin olvidar que se trata de un Papa inmigrante de segunda generación (hijo de italianos nacido ya en Argentina), que retornó al país de origen (Italia) pero no por propia voluntad, - tuvo que pasar un cónclave por medio - aunque no le podamos considerar en sentido estricto “obligado y forzoso”.
Y tampoco olvidemos que a ese cónclave que le eligió acudió prácticamente con lo puesto: los zapatos con los que pisó allá en el barro en las villas miseria de Buenos Aires (y que tanto escandalizaban a los pulcros del protocolo), con su cartera casi ya ajada por el tiempo, cual maleta migratoria usada mil veces. Y así trajo su vida porteña a Roma. Santa Marta lo atestigua. Así es la vida. La huella migrante la tiene y la mantiene, pues, en su ADN y, le sale por los poros con un lenguaje y unos signos rotundos y significativos.
Dios quiera que también venga a Canarias. Al menos para intentar poner de acuerdo a todos los que – sin vergüenza alguna - no son capaces de acoger y de repartir la solidaridad migratoria, especialmente con los menores, por todos los rincones de España.
En su itinerario argentino era frecuente el camino hacia las periferias villeras de Buenos Aires. Donde encontraba personas “que huyen a menudo de situaciones de opresión y abusos, de inseguridad y discriminación, de falta de proyectos de desarrollo” como nos recuerda el mensaje migratorio de hoy. Celebrando al Dios de la Vida entre tanta muerte y desprecio como allí encontraba, la primera misa que ofreció Bergoglio para los migrantes y las víctimas de la trata y los que luchan contra la mafia se realizó en la Iglesia de los Migrantes, en el barrio de La Boca. Fue en 2008 desde su cargo de cardenal y arzobispo de Buenos Aires, respaldando el trabajo de todos los que luchan contra la trata con fines de explotación laboral, sexual y la esclavitud en todas sus formas. Y donde advirtió sobre las formas modernas de esclavitud y explotación, al presidir esa emotiva Misa para inmigrantes indocumentados, para los “sin papeles” como decimos por aquí. Porque Dios camina y está en medio de su pueblo
Un texto suyo de esos días nos explica su permanente cercanía al pueblo de los excluidos. Poco antes de llegar a Roma “llamaba” a las puertas de un taller textil clandestino donde murieron seis personas migrantes y allí celebró la Misa en la plaza. Iglesia en salida. Hoy en su mensaje nos dice que es Cristo “quien llama a nuestra puerta hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo y encarcelado, pidiendo que lo encontremos y ayudemos» Y con clara denuncia decía entonces : “Acá en Buenos Aires, en la gran ciudad, en esta ciudad cada día más avanzada, también hay hermanos nuestros migrantes que los tienen trabajando 20 horas por día, 18 horas por día, les pagan una miseria y un sándwich de mortadela; que aquí también no les importa a estos tratantes modernos que se mueran los chicos: pensemos los que se murieron en Caballito quemados en ese taller clandestino porque estaban enrejados”.
Como si fuera un párroco global, el Papa ha dedicado, en coherencia con su vida (gestos y palabras), el mensaje de la Jornada al convencimiento profundo de que Dios siempre camina con su pueblo. “Un pueblo de Dios peregrinante” como él mismo señala en el texto”. ¡Que bueno es recordarlo una y mil veces!
Os invito a leer su mensaje. Espejo de su vida. Ojalá lo hagan los europeos que visita estos días y que también tienen sus vergonzantes periferias Porque si no han leído el mensaje del Papa les recuerdo que casi antes de firmar dicho mensaje nos dice:
“Cada encuentro, a lo largo del camino, es una oportunidad para encontrar al Señor; y es una oportunidad cargada de salvación, porque en la hermana o en el hermano que necesitan nuestra ayuda, está presente Jesús. En este sentido, los pobres nos salvan, porque nos permiten encontrarnos con el rostro del Señor (cf. Mensaje para la III Jornada Mundial de los Pobres, 17 noviembre 2019)”
Voy terminando. En el día de la Migraciones, voy a dejar que resuenen de nuevo, el eco de muchos “otros”, con mi oración vigilante como se hace la víspera ante el CIE de Madrid. O la necesaria interpelación que su sufrimiento produce al oír su nombre o al menos la fecha de su fallecimiento, - como gotas que inundan mi conciencia- con la luz de una vela en la Eucaristía con la Comunidad de San Egidio. Pidiendo por el papa, acompañados como pueblo por Dios por su mensaje y por el recuerdo de las personas que mueren en busca de una vida mejor en Europa y en las distintas fronteras del mundo. «Morir de Esperanza».
Al releer el mensaje para difundirlo traje a la memoria un verso casi imperativo. Es del poema de Luis Cernuda titulado “1936” que se abre con el verso citado en el titulo : “Recuérdalo tú, recuérdalo a otros”.
Este poema fue escrito en los años sesenta, los años de la emigración española, tras el encuentro de Cernuda con un brigadista que vino a España a luchar en 1936 para defender la democracia y la libertad. El poema es un homenaje a todos aquellos que luchan por un ideal, un canto en defensa de la dignidad del hombre y un recordatorio de que solo la memoria del pasado, frente al olvido y la mentira, nos hará seguir avanzando.
Yo también recuerdo hoy el permanente mensaje sobre los migrantes que el Papa hace. Lo recuerdo para mi y lo repico, en este portal que me acoge, para los otros. El papa los lleva tatuados en su ADN. Y de nuevo mecomprometo a recordarlo ante el olvido previsible de los responsables que debieran animar y defender el respeto, la solidaridad y la dignidad de los migrantes que caminan con nosotros, en nuestro pueblo. Y en los mil pueblos. Recodarlo así, hará más verdad en mi existencia, hasta que Dios quiera, lo que vive el mismo Papa Francisco que también es compañero de mi camino: Donde los demás ven solo a unos migrantes, yo veré a unos hermanos. “Una oportunidad cargada de salvación”, Que también lo dice
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