Muchacho con síndrome de Down
Ya en 2008 en un artículo de El País se afirmaba que el número de nacidos con síndrome de Down se había rededucido en un 30 %. El diagnóstico prenatal y las nuevas corrientes sobre el aborto parecen llevar a muchas madres a la terrible decisión. La madre de mi amigo G., ponderando lo que el hijo regalaba en felicidad a la familia, me decía no hace mucho desde el estupor: “Si lo supieran... ¿Cómo es posible matar a estos niños?”
Cualquier creyente con sensibilidad puede “ver” a Dios en lo mejor y más bello del mundo: en una madre, en los niños, en un amigo, en las buenas personas, en las mil caras de la naturaleza... Yo he visto a Dios en este “muchacho”, ya un hombre, y en esa niña, ya mujer,
El poema, al margen de cualquier consideración moralizante, de cualquier polémica, canta esa bondad y esa belleza humanas que “vuelven mejor el mundo”.
MUCHACHO CON SÍNDROME DE DOWN
A Genaro Aguinaga Mendióroz
No cambiaré por mil cromos tu cara
ni por diez mil juguetes la bondad con que miras.
Prefiero tu sonrisa a un caballo de oro
y un gesto tuyo de felicidad a las fiestas.
Mejor es tu palabra confiada que el discurso de un sabio
y tu apretón de manos que el regalo de un príncipe.
Vale más tu gratitud que un botín fabuloso
y todo tú eres más feliz que un despertar de sol, con muchos pájaros
y un arroyo a los pies de tu casa.
Quien te cobija, cobija la bondad, y la luz, y la música,
y un espejo limpio en el que hasta los cielos se miran con agrado.
Y cuando sales a la calle, vuelves mejor el mundo
y haces más hondo el aire que respiras.
(Obra poética, p. 554)