Oración a la Virgen en mayo
Al mes de mayo le llamábamos y le llamamos el mes tuyo o el mes de las flores. Era y es el mes del amor y los piropos dirigidos a ti. Si te decimos reina, madre, virgen, rosa y azucena, estrella del mar, aurora, guía del alma, celestial princesa, purísima doncella, tú te sonríes… Tú, que eres experta en escuchar piropos… Nuestros piropos no son nada en comparación con los que un día, según Lucas, te dijeron de parte de Dios y por boca de arcángel: “Llena de gracia", “el Señor está contigo”, “bendita entre las mujeres”. Piropos tan increíbles –y más viniendo de quien venían- que te azaraste y te pusiste colorada, y te preguntabas “qué saludo era aquél”…
Virgen María, Virgen de mayo y de todos los meses, Madre de Dios y de los hombres, madre nuestra: tú que supiste lo que es vivir en familia, quédate siempre en nuestra casa como “flor de flores”, perfume celestial, presencia protectora… Quédate como garantía de vida, como toque y caricia de dulzura, como adelanto de esperanza.
Nosotros poca cosa podemos ofrecerte en este mes de mayo. Pero te lo entregamos todo. Te ofrecemos “desde este día, alma, vida y corazón”. Lleva tú nuestra ofrenda a tu hijo Jesús, nuestra hermano, el Hijo de Dios Salvador. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios, para que nos parezcamos a ti y vivamos como tú, y así seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
(De Cien oraciones de la familia, Madrid, San Pablo,1995),