Aniversario de la histórica misa de entronización de Juan Carlos I "Hoy, hace 45 años, el cardenal Tarancón abrió una nueva etapa en la historia de España, con el fin del asfixiante nacionalcatolicismo"
"Fue un texto basado en la reconciliación y en la defensa de los derechos humanos, enfrente de la imposición de la dictadura"
"Un texto abiertamente aperturista, que, como no podía ser de otra manera, molestó al Régimen franquista y a los sectores más inmovilistas de la sociedad"
"El cardenal de la Transición, con esta homilía de hoy hace 45 años, abría nuevos horizontes democráticos, ya que en su texto utilizó siete veces la palabra libertad, seis la palabra paz y tres la palabra justicia"
"Se adelantó a la Constitución en el aspecto fundamental de la no confesionalidad y del pluralismo y la autonomía en las relaciones Iglesia-Estado, que a lo largo del franquismo habían sido unas relaciones indivisibles y asfixiantes"
"El cardenal de la Transición, con esta homilía de hoy hace 45 años, abría nuevos horizontes democráticos, ya que en su texto utilizó siete veces la palabra libertad, seis la palabra paz y tres la palabra justicia"
"Se adelantó a la Constitución en el aspecto fundamental de la no confesionalidad y del pluralismo y la autonomía en las relaciones Iglesia-Estado, que a lo largo del franquismo habían sido unas relaciones indivisibles y asfixiantes"
La homilía del cardenal Tarancón el 27 de noviembre de 1975, en la entronización de Juan Carlos como rey de España, hoy hace 45 años, fue un texto basado en la reconciliación y en la defensa de los derechos humanos, enfrente de la imposición de la dictadura.
La misa del Espíritu Santo presidida por Tarancón en la iglesia de los Jerónimos de Madrid, fue como la puerta que abría una nueva etapa en la historia de España después de la noche oscura del franquismo. La homilía de Tarancón fue un texto abiertamente aperturista, que, como no podía ser de otra manera, molestó al Régimen franquista y a los sectores más inmovilistas de la sociedad, debido a las alusiones de Tarancón a los derechos humanos y a la libertad. El cardenal de la Transición, con esta homilía de hoy hace 45 años, abría nuevos horizontes democráticos, ya que en su texto utilizó siete veces la palabra libertad, seis la palabra paz y tres la palabra justicia.
La fe cristiana no es una ideología política, ni puede ser identificada con ninguna de ellas, debido a que ningún sistema social o político puede agotar toda la fuerza del Evangelio
Tarancón comenzó su homilía destacando la excepcional importancia de aquel momento, y a la vez, también, su gran dificultad. Por eso el cardenal creía “necesaria la colaboración de todos, la prudencia de todos y la decisión de todos”, para así abrir una nueva etapa de “paz, de progreso, de libertad y de respeto” en la historia de España.
Con voz firme, Tarancón, que recordó el Concilio Vaticano II, proclamó con claridad un hecho que alejaba a la Iglesia del nacionalcatolicismo, ya que “la fe cristiana no es una ideología política, ni puede ser identificada con ninguna de ellas, debido a que ningún sistema social o político puede agotar toda la fuerza del Evangelio”. Por eso mismo, como recordó Tarancón, “no pertenece a la misión de la Iglesia presentar soluciones concretas de gobierno”. La Iglesia, como dijo Tarancón en esta homilía, “no impone un determinado modelo de sociedad, ni patrocina ninguna forma ni ideología política”. Tarancon expresó claramente un hecho que acababa con el nacionalcatolicismo: “La Iglesia nunca determinará qué autoridades han de gobernarnos”.
Con su homilía, el cardenal Tarancón se adelantó a la Constitución en el aspecto fundamental de la no confesionalidad y del pluralismo y la autonomía en las relaciones Iglesia-Estado, que a lo largo del franquismo habían sido unas relaciones indivisibles y asfixiantes.
“La Iglesia nunca determinará qué autoridades han de gobernarnos”
Con su homilía de ahora hace 45 años, Tarancón cerró la etapa negra del nacionalcatolicismo y dejó muy claro que la Iglesia exigía a las autoridades que estuviesen “al servicio de la comunidad”, que promoviesen “los derechos humanos”, que fortalecieran promoviesen “las libertades” y que ayudasen “a promover las causas de la paz y de la justicia”.
Dirigiéndose al rey, el cardenal Tarancón le pidió que los gobernantes respetaran “sin discriminación ni privilegios, los derechos de la persona” así como también que protegieran y promovieran “el ejercicio de la libertad”. Además, Tarancón pidió al rey que abriese “caminos de futuro de la Patria”.
Una declaración programática para la Democracia
Hoy, 45 años después de aquella homilía, el texto de Tarancón es cualificado como una declaración programática de lo que el pueblo español anhelaba en la historia que se abría después de 40 años de dictadura.
En su homilía, Tarancón, dirigiéndose de nuevo al rey, le pidió que fuese “rey de todos los españoles”, que se acabara con las dos Españas y que se pusiese fin a la confrontación y a la división. Tarancon también pidió al rey que “las estructuras jurídicopolíticas diesen a todos los ciudadanos, la posibilidad de participación libre y activamente en la vida del país”. Implícitamente, con estas palabras, Tarancón exigía, sin más excusas ni demoras, el inicio de una etapa democrática en el estado, que fuese “justa socialmente y equilibrada económicamente”. Había llegado ya la hora, como pedía Tarancón, de abrir un nuevo camino, en el cual “ninguna forma de opresión no esclavice a nadie”, en un estado en el que “todos tengan cabida, sin discriminaciones ni favoritismos”. Estas palabras de Tarancón, llenas de sabiduría y de visión de futuro, querían animar al rey para que acabara con un uniformismo estéril y empobrecedor. Para el cardenal Tarancón, como lo explicitó de una manera clara en su homilía, aquel nuevo camino que comenzaba después de la muerte de Franco, pedía la participación de todos y por eso el rey “había de acoger y respetar las diferencias”.
Tarancon acabó la homilía pidiendo una “auténtica paz, una paz libre y justa, una paz amplia y fecunda en la cual todos puedan crecer y progresar”. Y es que Tarancon, que ansiaba que la política no fuese solo para algunos, pedía la participación de los ciudadanos, la legalización de los partidos políticos y sindicatos y la implicación de todos en la vida del país. Tarancón pidió fomentar el pensamiento crítico que se expresara en una pluralidad que había de ser aceptada.
Creyentes de izquierdas y de derechas
Con la homilía del cardenal Tarancón ante los reyes, hoy hace 45 años, la Iglesia española apostaba por la reconciliación entre partes enfrentadas y entre sectores divididos y ponía fin al nacionalcatolicismo. Ésta fue la fundamental misión de Vicent Enrique i Tarancón, que por eso mismo fue calificado como el cardenal de la reconciliación y de la Transición.
Con su ejemplo, el cardenal Tarancón demostró que un cristiano podía serlo sin ser necesariamente de derechas y que, por tanto, un creyente podía ser de izquierdas, cosa que no admitió nunca el nacionalcatolicismo.
Hoy hace 45 años, con su homilía, el cardenal Tarancón abrió una nueva etapa en la historia de España y en la de la Iglesia, con la separación de la Iglesia y del estado y por tanto, con el fin del asfixiante nacionalcatolicismo.