Preocupación en Francia por el nuevo nuncio.

Al revés de lo que ocurre en España, donde nadie parece estar preocupado por el relevo de Monteiro, en Francia se multiplican los rumores y los pánicos. Ciertamente allí se juegan mucho más que en nuestra patria. Que se continúe o se interrumpa el nombramiento de buenos obispos capaces de resucitar el agónico catolicismo francés. Gracias a monseñor Baldelli, nombrado ya Penitenciario Mayor, comenzaban a vislumbrase claridades de alborada. Del nuevo nuncio va a depender que el sol se asome o que la negra noche vuelva a ser el catolicismo francés.

Se están barajando muchísimos nombres. No hay italiano en puesto importante que no esté en alguna boca. Y es curioso que apenas suene alguno de otra nacionalidad. Sólo el español López Quintana, hoy nuncio en la India, de 56 años, es mencionado entre los candidatos.

Entre los ratzingerianos puros se nombra a Luigi Ventura, de 65 años, nuncio en Canadá y a Aldo Cavalli, de 63, nuncio en Colombia. Si bien este último figura entre los más destacados candidatos para la nunciatura de Madrid. No sería malo.

Ya de la línea Re o Filoni, atención a este último nombre cuya estrella emergente señalé hace un par de días, suenan Celestino Migliore, de 57 años, actualmente en la ONU y Beniamino Stella, de 68, presidente de la Academia Eclesiástica donde se forman los diplomáticos de la Santa Sede. También se cita a los nuncios en Brasil, Lorenzo Baldisseri, de 69 años, que había sido secretario en la nunciatura parisina, hechura de Sodano, y nuncio en Argentina, Adriano Bernardini, de 67 años.

Pero el nombre más mencionado, y sin duda el peor, es el de Renato Boccardo, de 56 años, candidato del progresismo y que, por tanto, ya tiene montada la campaña a su favor. Este piamontés pasó por la Academia Eclesiástica y estuvo destinado en las nunciaturas de Bolivia, Camerún y París. No falta quien dice que en esta última su jefe, el nuncio Felici, le prohibió sus paseos nocturnos.

Intimo amigo del obispo de Gap, di Falco, lo es sobre todo de Marini el malo, de quien fue proximísimo colaborador en Roma, al tiempo que pasó a formar parte del Consejo de Laicos encargándose de la juventud. Hasta que pasó a la Secretaría General del Gobierno sel Estado Vaticano.

Paradójicamente, pese a su línea claramente mariniana, se ha destacado como amigo del Instituto del Buen Pastor, una de las disidencias del lefebvrismo que se han unido a Roma.

Se dice que su nombramiento encantaría al cardenal Vint-Trois, arzobispo de París, presidente de la Conferencia Episcopal francesa y miembro muy destacado de la Congregación para los obispos que tendría en él un colaborador mucho más fácil que Baldelli en el nombramiento de los próximos obispos franceses. Lo que verdaderamente sería muy preocupante.

Pues eso es lo que hoy tiene en ascuas a la Iglesia de Francia. Es de esperar que en breve se despeje la incógnita. Y si al mismo tiempo cae la española, mejor. No estaría mal que nos tocara Cavalli.
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