Una diócesis que necesita cambios.
Esa diócesis extremeña fue especialmente arrasada por el obispo Domínguez, uno de los prelados más progresistas de los que sufrió la Iglesia española en aquellos malhadados años. El mismo Don Francisco Cerro tuvo que huir de un seminario penoso. Dios se apiadó de la diócesis y se llevó, espero que con él, a aquel pésimo pastor. Vino después Don Ciriaco que, siendo muy distinto al anterior y una buenísima persona, mantuvo todas las estructuras que había heredado y a las personas que las llenaban. La llegada de Don Francisco, excelente sacerdote en Valladolid, hizo pensar a todos que aquella desgraciada etapa por fin había concluido. Y todo siguió igual.
Sé que hay que dar tiempo a los obispos pero también ellos deben comprender nuestras impaciencias. Y a veces estas últimas se adelantan a sus relojes. Pues así como me hice eco de unas inquietudes creo que también debo hacerlo de realidades que ya se van viendo.
Empezó el obispo por el canciller.secretario y pienso que acertó plenamente con Don Diego. Y acaba de caer el Delegado de Pastoral Juvenil, no sé si por dimisión voluntaria o inducida. Se ha hecho cargo de la Delegación un triunvirato compuesto por una religiosa, una seglar y el superior general de los Esclavos de María y de los Pobres de Alcuéscar que es un religioso con todas las garantías.
Y está muy extendido el rumor de la próxima sustitución del actual vicario general por otro sacerdote que supondría un notabilísimo cambio a mejor. Me perdonaréis que no dé el nombre del mismo pero vamos a esperar a que la noticia se confirme. Caso de que así ocurra.
Creo que todo es excelente para la diócesis y por tanto debemos felicitar a Don Francisco Cerro.