A los 90 años de Gustavo Gutiérrez
No puedo entender la fe cristiana ni una reflexión teológica que se mueve en el interior de la misma, que no sean liberadoras. Tal vez este enunciado en abstracto se acepte sin mayor problema. La dificultad llega cuando esa fe y esa reflexión vienen motivadas por lo que hace años Juan Bautista Metz llamó el “aguijón del sufrimiento” que suscita la compasión e impulsa sin remedio al compromiso histórico para liberar a los que sufren.
Gustavo Gutiérrez, es el creyente cristiano que reflexiona desde la fe sobre la realidad de su pueblo peruano: debido a una situación de injusticia y violencia institucionalizadas, la mayoría de la población está viviendo en la pobreza que significa muerte”, mientras “Dios quiere la vida para todos”; en consecuencia “no podemos separar proceso histórico liberador y discurso sobre Dios”. En otras palabras, “ el compromiso con los pobres no está motivado en primer lugar por razones de orden social –por importantes que ellas sean- sino por la fe en un Dios amor ante quien debemos reconocernos como hijos como hijos e hijas y por tanto como hermanos entre nosotros”.
No sin razones se ha calificado a Gustavo Gutiérrez como “padre de la teología de la liberación”. Pero incluso en algunos documentos oficiales, no se distinguen distintas corrientes de la misma y su distinta relación con la fe o experiencia cristiana. Cuando he leído con detenimiento las publicaciones de este teólogo peruano y de otros como Leonardo Boff o Jon sobrino, lejos de ver algo contrario a esa fe, se abre una nueva comprensión de la misma y un horizonte nuevo para la teología o reflexión sobre Dios, principio, consistencia y fin de todas las realidades: “en la perspectiva de la teología de la liberación se afirma que a Dios se le contempla y se le practica, y solo después se le piensa; lo que queremos decir con esta expresión es que la veneración de Dios y la puesta en obra de su voluntad son la condición necesaria para una reflexión sobre él; solo desde el terreno de la mística y desde la práctica, es posible elaborar un discurso auténtico y respetuoso acerca de Dios”.
La intuición y coordenadas fundamentales de la teología latinoamericana de la liberación cuya figura relevante ha sido y es Gustavo Gutiérrez, tiene actualidad en el mundo y en la Iglesia. En una globalización con exclusión, la pobreza injusta y escandalosa de las mayorías empobrecidas y manipuladas clama al cielo. Y en la Iglesia un papa venido de América Latina habla desde el Evangelio: “Hay que decir sin vuelta que existe un vínculo inseparable engrenuestra fe y los pobres; nunca los dejemos solos”