Boda Caná: las relaciones de Dios con su pueblo son de amor, no de piedra.
- algunas notas previas.
- o El Evangelio y la tradición de San Juan data de finales del siglo I, pasado el año 90. Es, por tanto, una escuela tardía y despliega una teología, una cristología muy desarrollada y delicada.
- o Si ningún evangelio es una biografía (vida) de Jesús, el de Juan lo es menos. Naturalmente que tiene elementos históricos, pero están elaborados como una sinfonía en la que se combinan diversos elementos para componer un “todo” espléndido.
- o Quizás hemos perdido la sensibilidad literaria (simbólica y poética), por lo que nos cuesta mucho trabajo adentrarnos en relatos como el que hemos escuchado hoy: las bodas de Caná.
- o Los signos en este evangelio de Juan no son golpes de magia o trucos escénicos. Los milagros son signos que tienen un sentido sacramental simbólico. Los signos son relatos que desentrañan su significado cristológico.
El ciego nos habla de Cristo como luz; la samaritana nos habla de Cristo como agua de vida eterna. La resucitación de Lázaro le sirve al evangelista para presentarnos a Cristo como resurrección y vida, etc.
- o Los significados simbólicos de Juan son polifónicos, de una gran riqueza. Cuando se toca un tema, resuenan muchos acordes, sonidos y evocaciones.
- Una boda.
Una boda es de los momentos más intensos y felices de la vida. Los que os habéis casado tenéis experiencia de ello: La boda es encuentro, amor, alegría, fiesta, ilusión, proyectos, esperanzas...
Quizás por esto la boda es figura de los tiempos mesiánicos. El banquete de bodas es un signo muy utilizado por Jesús: el Reino de Dios es como un banquete de bodas al que estamos invitados todos. (Mt 22,1-14).
El amor humano es el mejor símbolo que encontramos para expresar lo que Dios siente por nosotros, un Dios que nos quiere, un Dios Padre que nos mira siempre con ternura.
Y por esta razón las relaciones entre Dios y el pueblo (la humanidad) se expresan en la Biblia como unas relaciones de amor, de encuentro. En la mentalidad biblia se llama Alianza. Dios hace una alianza, un pacto y un encuentro de amor con su pueblo, con la humanidad.
Había, hay, pues una boda, Dios amaba y ama a su pueblo, a “su gente” tanto en Caná como en toda la historia de la humanidad.
- Vino.
Quizás porque Israel y Jesús eran mediterráneos, vieron en el vino (y en el trigo) un signo de abundancia y alegría. Esto está muy presente en la Biblia y también en la vida cotidiana.
El vino es un símbolo muy empleado en la Biblia y también por Jesús para hablar de la nueva situación del Reino: a vino nuevo, odres nuevos, (Mt 9,17). Esta es mi sangre…
La vida de Jesús transcurrirá entre comidas y encuentros, banquetes y bodas, multiplicación de los panes, la fiesta por la vuelta del hijo pródigo, etc.
El vino significa el espíritu de Jesús, su propia sangre entregada por nosotros.
Sin forzar las cosas podemos apreciar cómo San Juan prácticamente comienza su evangelio con el símbolo del amor, del vino y es el único evangelista que dice que en la cruz del costado brotó agua y sangre de redención.
No es muy complicado entender que el cristianismo es alimento, vida y alegría en todos los sentidos de la palabra.
- Una boda sin vino.
El relato que hemos escuchado es una boda en la que se han quedado sin vino. Es decir, se ha terminado la alegría y el amor y se han quedado en el más puro legalismo, nosotros diríamos que se han quedado solamente con los “papeles”, con el certificado jurídico… pero sin amor.
Los “papeles” en el evangelio de hoy (bodas de Caná) son las tinajas de piedra, que evocan las piedras de la ley del Sinaí.
Israel sustituyó el amor por las leyes.
Dios se había hecho ilusiones con su pueblo, con la humanidad, pero perdimos el amor y nos quedamos con los “papeles” en la mano, como tantos matrimonios. La religión se ha convertido en papel mojado: en piedra, en tinajas de piedra de agua para los ritos…
Y solamente tienen seis tinajas de piedra y agua.
- o Seis: número que significa imperfección (frente al 7 que es la plenitud. / El anticristo de es el 666).
- o Tinajas de piedra: que son una alusión a la ley de piedra del Sinaí.
- o Agua es el puro rito vacío, sin contenido.
¿No nos habrá pasado algo de esto también a nosotros en la Iglesia? ¿Nuestro cristianismo no se habrá quedado también exhausto, sin vida? Tenemos ritos, liturgias esclerotizadas, pero sin amor, sin espíritu.
Ya casi, como el maestresala, ni sabemos de dónde nos viene la alegría y la serenidad.
La alegría y viveza del cristianismo (y de la Iglesia) no vendrá por la mayor rigidez o permisividad de la ley, sino que la evangelización vendrá por el amor y el servicio.
¿No será el momento de volver al amor inicial?
- Nuevo vino. (Nueva Alianza): el maestresala y los sirvientes.
El segundo vino es mejor. La Alianza de JesuCristo es plenitud y Evangelio. El Sinaí y el Derecho Canónico dejan paso al Evangelio de JesuCristo.
Pero el maestre-sala (el sistema religioso) no sabía (¿No sabe?) de dónde viene la bondad, la alegría, el vino bueno… (S Juan suele emplear la ironía con frecuencia).
¿No tenemos siempre la tendencia judaizante, legalista -en el fondo miedosa- de volver una y otra vez al cumplimiento de la ley.
06 la madre del Señor, la mujer, la iglesia y la hora
El evangelista S Juan nos ofrece un mosaico de luces que resultan de gran hondura e iluminación cristiana.
La madre
Resulta llamativo cómo el evangelio de Juan solamente menciona en dos ocasiones a la madre del Señor (sin decir nunca que se llamaba María)[1]. Las dos ocasiones son:
- o En las bodas de Caná
- o El Calvario: la cruz, (Jn 19,25)
mujer
En los dos momentos Jesús llama a su madre (¿un tanto fríamente?): “mujer”:
- o Mujer, no ha llegado mi hora.
- o Mujer, ahí tienes a tu hijo, (Jn 19,26).
Es evidente la alusión al Génesis, a Eva: su nombre será mujer por ser la madre de los vivientes, (Gn 2,23). La madre de Jesús es la madre de la iglesia naciente y de los cristianos.
Agua y sangre
Otro universo simbólico es que en los dos momentos hay agua y vino-sangre: vida y espíritu. En Caná surge una nueva alianza, un nuevo vino. Del costado de Cristo en la cruz mana agua y sangre.
La hora
Finalmente, en Caná Jesús dice: todavía no ha llegado mi hora. Poco antes de llegar a la cruz: Jesús, sabiendo que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, (Jn 13,1).
La hora en San Juan es una dinámica que cruza todo su evangelio, aparece más de veinte veces en este evangelio y en un movimiento ascendente y un tanto dramático,
2.4: Todavía no ha llegado mi hora.
4,21: Se acerca la hora en que no daréis culto al Padre aquí o allá.
4,23: Se acerca la hora, o mejor dicho, está aquí.
5,25: Se acerca la hora, o mejor ya ha llegado, en que los muertos escucharán su voz.
5,28; Se acerca la hora en la que escucharán su voz los que están en el sepulcro.
7,30: El arresto de Jesús fracasa, porque todavía no había llegado su hora.
8,20: Nuevamente fracasa el arresto de Jesús porque no ha llegado su hora 12,23: Ha llegado la hora en que el Hilo del hombre sea glorificado.
12,27: No te pido que me libres de esta hora.
13,1: Sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre,
16,21: La mujer cuando da a luz.,. ha llegado su hora.
16,32: Se acerca la hora, o ya ha llegado, de que os disperséis.
17,1: Padre, ha llegado la hora, muestra la gloria de tu HU0.
19,27: Desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
Los símbolos tienen valor por lo que apuntan, no por lo que son. El estilo del evangelio de Juan es un universo simbólico.
Los símbolos no son históricos, son reflejo de la verdad.
Sintámonos discípulos amados y desde ese momento en que nos sintamos queridos como el Discípulo amado.
Hagamos lo que él nos diga y
Desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
[1] Si únicamente tuviésemos la versión de San Juan, no sabríamos que la madre de Jesús se llamaba María