"Este relato es la 'última palabra' de Jesús (unida al mandamiento del amor) en cuestión moral" Mujeres, pobres y viudas: pero generosas
"Dios Padre y Jesús aman a los pobres y débiles, sienten una profunda alergia al orgullo y prepotencia"
"Llama la atención que Jesús ponga como modelo de comportamiento a una mujer, a una mujer pobre y a una mujer viuda"
"El encuentro con Dios no pasa a través del poder cultual o institucional, sino a través del corazón pobre y sencillo"
"El encuentro con Dios no pasa a través del poder cultual o institucional, sino a través del corazón pobre y sencillo"
Las dos lecturas de hoy están centradas en dos mujeres viudas pobres y débiles, pero de buen corazón y generosas.
01 El relato de la generosidad.
Esta pobre mujer viuda del evangelio nos vuelve a recordar y situar en el espíritu de Jesús: una actitud bondadosa, humilde, generosa.
Dios Padre y Jesús aman a los pobres y débiles, sienten una profunda alergia al orgullo y prepotencia: Dios derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos... (Lucas 2, 48.53: Magnificat).
- Mujer, viuda y pobre.
Llama la atención que Jesús ponga como modelo de comportamiento a una mujer, a una mujer pobre y a una mujer viuda.
En tiempos de Jesús, en aquel pueblo judío la mujer era prácticamente decir: “nadie”; porque una mujer pobre y viuda era el prototipo de la carencia de recursos y del desvalimiento. Una viuda en aquel tiempo, además de no tener nada, no era ni sujeto de derechos.
Esta mujer viuda echa en el cepillo del templo unos céntimos, una cantidad pequeña, pero echa todo lo que tenía para vivir. Los demás damos de lo que nos sobra. Esta mujer tiene un corazón grande: una generosidad sin límite...
- Algunas consideraciones:
- Se podría decir que este relato de la viuda pobre es la "última palabra" de Jesús (unida al mandamiento del amor) en cuestión moral. Es como el "testamento moral" de Jesús. Y estas últimas palabras las pronuncia Jesús en el Templo, en el sancta sanctorum de Israel.
La conclusión que Jesús nos viene a decir es que el encuentro con Dios no pasa a través del poder cultual o institucional, sino a través del corazón pobre y sencillo, es decir del corazón generoso y abierto a Dios, como el de aquella pobre viuda.
Dios y Jesús acogen un corazón sencillo y humillado.
La moralidad cristiana no se mide por la cantidad, por el brillo o el éxito social, sino por el buen corazón, por la generosidad y el amor hacia todos, pero sobre todo hacia los humildes: “viudas, huérfanos y emigrantes”, además de los pobres, enfermos, etc.
Generosidad y cantidad no coinciden.
- Al comienzo de su actividad pública Jesús había atacado duramente el mercado y tráfico comercial en el que había caído la religión, el templo y los sacerdotes. Jesús había desaprobado y criticado duramente la fanfarronería y prepotencia de los dirigentes, del clero y había criticado igualmente la mentira e hipocresía como "tono vital" en la que vivían los fariseos y la clase alta: los saduceos. Jesús ha intentado que los suyos desistan de sus pretensiones de ocupar los primeros puestos y de querer ser los más importantes. Ahora pone como ejemplo de cristianismo a esta pobre mujer viuda
- Hace unos días terminaba en Roma el sínodo que había despertado tantas expectativas. Llama mucho la atención - que al finalizar el sínodo se diga que la cuestión de la mujer en la Iglesia -entre otras cosas- “no está madura”.
La pobre viuda, Magdalena, las mujeres que acompañaban a Jesús, Marta y María, la Virgen María vivieron hace dos mil años… ¿Cuánto tiempo se necesita para caer en cuenta de estas cosas? ¿O ya en la Iglesia no leemos en Nuevo Testamento? ¿O quizás en la Iglesia tenemos miedo al Evangelio? ¿O tal vez, tenemos miedo a las ideologías y grupos de poder que pululan en el seno de la Iglesia?
- Hoy también hay generosidad.
Gracias a Dios, también hoy en día hay personas que, parten el pan con el hambriento, que acogen, sirven, dan limosna, trabajo a un emigrante, etc.
La solidaridad con los damnificados de la catástrofe del Mediterráneo de estas semanas es un buen ejemplo de ello.
También hoy hay personas e instituciones que trabajan con una mentalidad más solidaria y menos consumista.
- Nosotros.
Revisemos un poco nuestra vida y analicemos cuál es nuestra actitud respecto de los bienes. ¿Qué uso hacemos del dinero? Somos generosos y desprendidos para con necesidades de todo tipo que hay en nuestro mundo, quizás en nuestra propia familia, enfermedades, paro, pobreza, misiones, etc...
Procuremos ser buenos y buenos cristianos, pero no tanto legal y cultualmente, sino más bien en la vida: seamos generosos en lo que somos y tenemos...
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