"En esta luz de sabiduría nos enseña Jesús a conducirnos en el verdadero amor" Triduo Pascual: El amor y la verdad pueden sufrir pero liberan permaneciendo
"Jesús se dispone a ser humillado por el amor que nos tiene, para poder purificarnos de tanta podredumbre que muchos de nosotros cargamos"
"Hay que agradecer la presencia eucarística de Jesús que alimenta nuestra vida en la gracia, como bautizados, hijos de Dios"
"Hoy tenemos una vida de circulación de la comunicación que nos hace mucho más responsables ante Dios y ante la vida"
"Hoy tenemos una vida de circulación de la comunicación que nos hace mucho más responsables ante Dios y ante la vida"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
Quitar: la mentira , la deslealtad o infidelidad, el engaño , la traición , la ingratitud, el abuso , el robo, la opresión , la injusticia…Quitar todo esto con la fuerza del amor, de la verdad y la vida que se manifiesta en Jesús, hace pasar necesariamente por el dolor o sufrimiento profundo en humillación.
Jesús se dispone a ser humillado por el amor que nos tiene, para poder purificarnos de tanta podredumbre que muchos de nosotros cargamos.
Es duro decirlo, pero es la verdad.
Lo anterior nos hace ver que no podemos salvarnos por nosotros mismos.
La corrupción misma que cargamos en nuestra humanidad corrompida y temporal-mortal, nos hace abrirnos:
Primero: al misterio de la vida en Jesucristo. Su espíritu de vida se nos comunica cuando comemos su cuerpo y sangre, que nos ha dejado en la última cena.
Hay quienes no aprovechan este deleite del alma y del espíritu que da vida y una paz plena a nuestro ser personal.
Hay quienes creen que alimentándose de lo temporal para saciar la temporalidad de lo corruptible, está bien, pero cuando llega la partida a lo definitivo, en una etapa distinta de lo temporal y corruptible, donde el alma, inteligentemente percibe la necesidad intuitiva de sentir paz, es cuando aquellos, que solo han buscado lo corruptible, se quedan sin paz, que es La Paz de Dios que se asoma, allá, más allá de lo corruptible.
Hay que agradecer la presencia eucarística de Jesús que alimenta nuestra vida en la gracia, como bautizados, hijos de Dios.
Recordando las palabras de Jesús: no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Jesús es esa palabra hecha carne, resucitado, para alimentar nuestro viaje temporal en la fe a lo eterno y definitivo; no hay, en este sentido , mejor camino que Jesucristo.
Segundo: la humillación de la pasión y todo lo duro vivido por Jesús es la lucha para sacar al diablo de nuestras vidas, venciendo en su humillación a la mentira, la falta de verdad que tanto carecemos de ella muchos de nosotros; en esa humillación vence la infidelidad, Él, el único que puede cumplir plenamente en obediencia la voluntad del Padre; en humillación venciendo la traición de Judas y la negación de Pedro , para decirnos que el amor si puede vencer. Por eso ni las burlas y azotes recibidos podrán vencer su confesión plena de amor. Jesucristo nos hace una confesión plena de su amor en la humillación sufrida en la pasión de su cruz.
Confesar un amor verdadero, a la manera de Jesús, nos debe hacer conscientes del paso doloroso de la humillación que se sufre cuando verdaderamente es el amor lo que confesamos y vivimos.
En esta luz de sabiduría nos enseña Jesús a conducirnos en el verdadero amor.
Tercero: la liberación no es fácil. Esta liberación lograda en Jesús con su resurrección ha de pasar por la entrega de la vida y del amor, a través de esa cruz y pasión, como el mismo nos dice: el que quiera seguirme, cargue con su cruz y sígame.
Hoy vivimos en un mundo donde se ha hecho agudo el odio, la mentira, la falta de compasión, la deslealtad e infidelidad, donde destruimos al otro desacreditándolo en el medio personal, familiar , social y de medios de comunicación , redes sociales.
Hoy tenemos una vida de circulación de la comunicación que nos hace mucho más responsables ante Dios y ante la vida, cuando usamos estas vías con falta de honestidad, de amor verdadero… haciéndonos muchas veces destructores de redes, conexiones o relaciones, que en ves de unirnos nos separan y destruyen.
Esta liberación debe ser para unirnos. Ese es el gran deseo de Jesucristo :
“Padre que todos sean uno como tú y yo somos uno”
Tomemos conciencia de que permanezca el amor y la verdad, aunque se sufra, porque solo así se logra la liberación.
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