"El discípulo de Jesús está llamado a seguir y perseverar hasta el final" El don de la fe que crece en el servicio como plenitud de la gracia
"Nuestro testimonio de la fe y de la predicación de Jesucristo tienen que pasar por el fuego de la prueba del sufrimiento"
"El justo vivirá por su fe. La razón hoy de dar testimonio de la fe es fundamental como lo dice claramente San Pablo a Timoteo: no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mi que estoy preso"
"El discípulo de Jesús está llamado a testimoniar ese amor y esa fe que le falta al mundo para poder llevar a cabo la gran obra de la salvación"
"El discípulo de Jesús está llamado a testimoniar ese amor y esa fe que le falta al mundo para poder llevar a cabo la gran obra de la salvación"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
El texto de la segunda lectura a Timoteo de este domingo 27 del tiempo ordinario nos recuerda algo central que une los tres textos leídos y escuchados hoy: comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios.
Nuestro testimonio de la fe y de la predicación de Jesucristo tienen que pasar por el fuego de la prueba del sufrimiento.
Todos los bautizado tenemos que entender que al seguir a Jesús se toma una cruz para testimoniar una fe y un amor que tienen su origen en la relación con Dios y los hermanos. No es fácil madurar con los hermanos la fraternidad, pero ese amor de Dios en nosotros sí lo va haciendo posible.
El mundo camina al ritmo del mundo, en una mirada donde se ausenta muchas veces la fe y le falta el entendimiento de la trascendencia para comprender cómo Dios nos conduce y nos lleva siempre a la plenitud.
Siempre hay quienes se quedan en el camino y no siguen. El discípulo de Jesús está llamado a seguir y perseverar hasta el final, el ejemplo que nos da el mismo Jesús al cargar la cruz, es un ejemplo para soportar injurias, injusticias, abandonos, todo un ambiente caótico ruidoso adverso de gritos alterados, donde se ha perdido el verdadero trato del amor.
En este camino de sufrimiento, propio de la Cruz, debe prevalecer ese amor auténtico que los discípulos reciben como un don desde Jesús y que es el Espíritu Santo quien lo alimenta como ya lo dice Pablo a Timoteo: conforma tu predicación a la sólida doctrina que recibiste de mi acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo.
El sufrimiento que manifiesta el Profeta Habacuc en la primera lectura grita lo insoportable de la injusticia que se ve, el despojo sufrido por violencias y asaltos, como ya lo recordará Jesús : llegan las horas de las tinieblas, que nos desespera que no llegan a su fin cuando se las sufre.
De ahí que el justo vivirá por su fe. La razón hoy de dar testimonio de la fe es fundamental como lo dice claramente San Pablo a Timoteo: no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mi que estoy preso.
Ante la adversidad es fácil titubear por eso tenemos que profundizar en el don que hemos recibido.
De ahí que nos es suficiente una fe que crece, que aunque es pequeña como el grano de mostaza, es una fe poderosa para vencerlo todo: el malvado sucumbirá pero el justo vivirá por su fe.
La razón con que Jesús anima a los discípulos : no tengan miedo yo he vencido al mundo.
El discípulo de Jesús no viene a pasar un día de campo a la vida, aunque cuanto lo quisiéramos! Y eso lo anhelamos continuamente. El discípulo de Jesús está llamado a testimoniar ese amor y esa fe que le falta al mundo para poder llevar a cabo la gran obra de la salvación. Salvar significa para el discípulo de Jesús, llevar las armas del amor y de la fe con la fuerza del Espíritu Santo.
De ahí que esa fe, que hay que testimoniar, tiene que ser con la fuerza del servicio continuo : el hijo del hombre no tiene ni donde recostar la cabeza. Tenemos que entender en el servicio confiado que la obra de Dios ápremia. Que terminando una tarea sigue la otra, porque la obra de Dios siempre apremia.
Tenemos que entender que todo don que hemos recibido de Dios nos es para decorarnos la cara o acomodarnos sin hacer nada, sino la mejor forma de traducir la fuerza del don es desde el servicio que lo transmite con toda su fuerza para fecundar y dar vida como Dios quiere comunicar gracia, luz y acompañamiento de la vida, haciendo camino con su pueblo, desde los apóstoles que tienen que conducir siempre a Cristo.
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