"Un corazón sincero y arrepentido es lo que agrada a Dios" La necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados
"Tomar conciencia y abrirle nuestro corazón a Dios es muy importante para que en esa comunicación confiada con Dios, no tengamos miedo ni duda"
"En nuestro camino de fe nos debemos seguir alimentando de la palabra, del cuerpo y sangre de Jesucristo para que nuestra vida sea plena, libre, colmada de gracia y de un gozo que se sostiene en Su amor y nuestra esperanza en El"
En este tercer domingo de pascua, los tres textos de la escritura: hechos de los apóstoles , carta de Juan y Lucas, nos hablan de la importancia de arrepentirnos , de volver a Dios y de no pecar.
Jesucristo se ha hecho Oblación y sacrificio por nosotros para que se cumpliera cuanto dijo Moisés, Los Profetas y cuánto está escrito en los Salmos.
El sufrimiento de Jesucristo y su sangre nos purifican de todos nuestros pecados. Por eso no debe cabe duda, que al confesar nuestros pecados con arrepentimiento y no volver a pecar estamos en el camino para recibir la gracia de Dios.
Un corazón sincero y arrepentido es lo que agrada a Dios, como ya lo refiere David en el salmo 50.
La sinceridad de nuestra confesión y con un corazón arrepentido es lo más importante para que el espíritu santo pueda fecundar de gracia nuestras vidas, limpiarnos y borrar todos nuestros pecados por la sangre de Jesucristo que nos purifica.
Tomar conciencia y abrirle nuestro corazón a Dios es muy importante para que en esa comunicación confiada con Dios, no tengamos miedo ni duda.
Aunque nuestros pecados sean numerosos y graves, si hay arrepentimiento y conversión, se abre el camino para hacer nuestra confesión y recibir, en el sacramento , la gracia que nos limpia de todo pecado en Jesucristo.
Jesucristo ha dado su vida por cada uno de nosotros, en El somos justificados ante el Padre. Él lo sufrió todo por nosotros para derramar en la cruz su sangre, morir por cada uno para rescatarnos y que volviéramos a recuperar nuestra plena libertad.
De ahí la importancia de nuestra confesión de fe en Jesucristo.
Por eso, Pedro exhorta e invita en la primera lectura a sus oyentes para que entiendan, que aún cuando ellos obraron por ignorancia, que lo importante es arrepentirse y convertirse para recibir el perdón de los pecados.
Jesucristo es, por lo tanto, nuestra esperanza. El cuando ve un corazón sincero y arrepentido ya está derramando su espíritu en el que cree en El para recibir la dulzura de su amor.
De ahí que siempre abramos nuestro corazón , con absoluta confianza, al infinito amor de Jesucristo.
No nos debe caber duda de su amor por nosotros.
Por eso como dice la carta de Juan en la segunda lectura , debemos conducirnos en el cumplimiento de su palabra. Una palabra que hace camino con nosotros en nuestro proceso de conversión y madurez en la fe.
Es un camino que hay que hacer con Jesucristo para ir madurando día a día, donde su palabra y amor nos van moldeando, como discípulos que somos de él.
Es un camino que hay que hacer con Jesucristo para ir madurando día a día, donde su palabra y amor nos van moldeando, como discípulos que somos de él
El proceso de cambio es paso a paso haciendo camino detrás de Jesucristo. En El maduramos y crecemos, en su palabra que nos ilumina y conduce, con la paciencia propia de un amor verdadero que sabe de la necesidad de madurar para dar fruto.
Por eso al centro de este camino de fe y conversión está Jesús, quien quiere compartir con nosotros , como lo recuerda el Evangelista Lucas cuando Jesús resucitado les pide que saquen lo que tienen para comer y, certifiquen que Jesucristo Resucitado está en medio de ellos compartiendo el alimento.
Por lo tanto, en nuestro camino de fe nos debemos seguir alimentando de la palabra, del cuerpo y sangre de Jesucristo para que nuestra vida sea plena, libre, colmada de gracia y de un gozo que se sostiene en Su amor y nuestra esperanza en El.
Etiquetas