El cardenal de Madrid lleva hoy a los presos su libro de preguntas y respuestas 'Mi maestro fue un preso': Osoro y los reclusos de Soto del Real, la misericordia que elimina las rejas
En este libro, el cardenal de Madrid compila preguntas y respuestas como fruto de lo que considera casi de una broma que le sirvió de excusa para pedirles a los internos que le escribieran una carta con lo que les interesa, cómo están, lo que sienten y luego responder con este libro
"Muchas veces vemos las cárceles como un lugar por donde pasamos de largo sin entrar en profundidad ni ser conscientes de los tremendos dramas que encierran y las realidades humanas maravillosas que también hay"
"Yo pediría que miremos las instituciones penitenciarias como instituciones educativas, donde se realiza un proceso con las personas que tienen que ir allí para devolverlas a la sociedad como uno más de nosotros, quitando estereotipos que estigmaticen de por vida a quien pase por ahí"
'Mi maestro fue un preso: Diálogos en Soto del Real' (Sal Terrae)
"Yo pediría que miremos las instituciones penitenciarias como instituciones educativas, donde se realiza un proceso con las personas que tienen que ir allí para devolverlas a la sociedad como uno más de nosotros, quitando estereotipos que estigmaticen de por vida a quien pase por ahí"
'Mi maestro fue un preso: Diálogos en Soto del Real' (Sal Terrae)
| Jesús Bastante César Triviño
Este Jueves Santo, Carlos Osoro volverá a acudir a la cárcel de Soto del Real. En esta ocasión, no podrá lavar los pies de los presos, ni abrazarles. Pandemia obliga. Pero sí les llevará un libro, que cumple una promesa que les hice durante una visita, hace ya varios meses: "Fue casi una broma. Una tarde, estaban tristes porque retransmitían un partido de Champions, pero era un canal de pago. Y les dije: '¿Por qué no escribimos un libro, vosotros explicando cómo estáis, lo que sentís, y yo os contesto? Y con lo que saquemos, compramos la tele'. No sé si llegará a tanto, pero sí conseguir algún fondo para el departamento de pastoral penitenciaria".
De ahí surgió 'Mi maestro fue un preso: Diálogos en Soto del Real' (Sal Terrae), un volumen de preguntas, dudas y respuestas. Y vida, mucha vida. Un libro escrito en mitad de una pandemia, que los presos vivieron doblemente: encerrados, y sin poder recibir visitas del exterior. "Visitar a los presos es una obra de misericordia, viene del propio Jesús, allí está él", relata, en conversación exclusiva con RD, el cardenal de Madrid, pocas horas antes de volver a su cita de Semana Santa con los reclusos.
"Estas personas están viviendo una situación existencial dura, incluso desde el arrepentimiento, como nos puede suceder a cualquiera de nosotros. Pero ellos tienen mucho más tiempo para rumiar la complejidad de toda su historia personal. Por eso, las cosas que dicen las dicen con el corazón abierto, y eso impresiona", relata Osoro.
"El corazón me da un vuelco"
Los presos agradecen sus visitas, pero el pastor también admite que "el que se siente bien soy yo". "Cuando entro en la cárcel del Soto, el corazón me da un vuelco. Me hace vivir de forma especial mi paternidad, el llamado a escuchar y amar a esa gente y a dar mi vida por ellos". Porque el mundo de la prisión, que nos parece muy lejano, no lo está tanto. "Si te acercas, puedes percibir todo un universo de sentimientos igual que los nuestros, e incluso se perciben como a más flor de piel precisamente por contar con más tiempo para pensar y repensar sobre lo que hicieron y las consecuencias en todo su entorno personal, familiar, y todo los perdido. Aquí he visto lo más humano".
¿Es posible la reinserción en un universo marcado por la delincuencia, en algunos casos las drogas, los 'clanes'? Osoro desactiva mucho de los mitos de la prisión. "Hoy se cuenta con muchos más recursos para atenderlos de la mejor manera", apunta el cardenal de Madrid, quien admite que "la pandemia les ha minado mucho, al no poder contar con la visita de los voluntarios y familias. Esto hace más duro una situación que ya lo era".
"Hay una carta en la que el preso pregunta ¿cómo se acerca Jesús en mi vida?, hablando de sentirse como ovejas descarriadas, diferentes y distintos", recuerda el autor de 'Mi maestro fue un preso'. "Y es que todos, todos, tenemos algún momento de nuestra vida en la que sentimos que vamos en una dirección que no es la debida". El cardenal de Madrid se sintió impresionado al leer cómo un recluso se preguntaba "¿cómo podemos cambiar a la sociedad desde aquí?. Y es que todas las cartas tienen una riqueza insondable al partir desde una vivencia personal cargada de la riqueza de lo más humano de cada remitente".
“La misericordia elimina las rejas”, asegura el purpurado, que denuncia: "La frontera es a veces imperceptibles. Muchas veces vemos las cárceles como un lugar por donde pasamos de largo sin entrar en profundidad ni ser conscientes de los tremendos dramas que encierran y las realidades humanas maravillosas que también hay. Por eso no cuesta llamarles amigos y hermanos tras el trato sencillo y profundo que marca tener una relación de tú a tú".
En cada visita a la cárcel está presente Mateo 25 y el relato de Jesús sobre cómo será el Juicio Final. "Estuve en la cárcel, y vinisteis a verme". Así se siente Osoro cada vez que cruza las rejas de Soto del Real. Y así lo cuenta en el libro. "Jesús tiene algo que decirles y es que les quiere mucho, ya que por mandato expreso manda visitar a los presos. Mi visita quiere hacerles llegar un poco de libertad, no señalarles con el dedo para reprochar sus delitos, sino regalarles el mismo amor de Jesús". En definitiva, "mostrar el abrazo de Dios a uno le viene bien como terapia, porque a uno también le viene bien que le perdonen las meteduras de pata que comete en la vida".
¿Como mejorar la situación de las personas que viven tras las rejas? "Yo pediría que miremos las instituciones penitenciarias como instituciones educativas, donde se realiza un proceso con las personas que tienen que ir allí para devolverlas a la sociedad como uno más de nosotros, quitando estereotipos que estigmaticen de por vida a quien pase por ahí", destaca Osoro, antes de prepararse para acudir, junto a su chófer, Óscar, y algún voluntario de prisiones (las restricciones por el coronavirus siguen laminando, una vez más, los soplos de libertad en Soto). Con varios libros en la mano. Para los presos, sus maestros.