"Don Mario es mucho más vasco de lo que aparece, se nota en su ADN" José Francisco Serrano: "Creo que a don Mario Iceta le costó mucho dejar a su novia para decidir hacerse cura"
"Don Mario es un obispo que antes fue médico, joven para lo que son las medias de edad en la Iglesia, con notables estudios, con presencias en lugares distintos y distantes de nuestra geografía, dedicado a temas hoy conflictivos, no fáciles"
"En comparación con la época de la Transición, por ejemplo, los obispos han perdido puestos en el ranking de la relevancia social"
"Lo que más me llama la atención es una semilla de desafección que estoy percibiendo respecto a los obispos en determinados sectores del catolicismo español. El problema es que se convierta en desafección no hacia determinadas personas, que también es un problema, sino hacia el ministerio episcopal en la Iglesia"
"Su espiritualidad forma parte de su vida de modo natural"
"Por cierto, es el obispo menos clerical que conozco. A veces me da la impresión de que se siente incómodo en el mundo clerical, donde lo imposible es real"
"Lo que más me llama la atención es una semilla de desafección que estoy percibiendo respecto a los obispos en determinados sectores del catolicismo español. El problema es que se convierta en desafección no hacia determinadas personas, que también es un problema, sino hacia el ministerio episcopal en la Iglesia"
"Su espiritualidad forma parte de su vida de modo natural"
"Por cierto, es el obispo menos clerical que conozco. A veces me da la impresión de que se siente incómodo en el mundo clerical, donde lo imposible es real"
"Por cierto, es el obispo menos clerical que conozco. A veces me da la impresión de que se siente incómodo en el mundo clerical, donde lo imposible es real"
José Francisco Serrano (Santander, 1968) no sólo es periodista y profesor titular de la materia en el CEU, sino también uno de los informadores mejor informados del negociado católico de nuestro país. Acaba de publicar 'Servidor de todos. Una conversación' (Palabra), en el que realiza una entrevista a fondo a monseñor Mario Iceta, flamante arzobispo de Burgos, sobre su vida y sobre las cuestiones más delicadas de la Iglesia católica actual. Admirado del "sentido común", de la "espiritualidad" y del nulo clericalismo que refleja el prelado, aprovecha para deplorar la "semilla de la desafección" respecto a los obispos y a constatar que "en comparación con la época de la Transición, los obispos han perdido puestos en el ranking de la relevancia social"
Si el objetivo confesado del libro es que los católicos conozcan a sus obispos, ¿por qué comenzar por monseñor Iceta? ¿Motivos personales, de coyuntura, de futuro?
Quizá la respuesta más certera la daría la editorial Palabra, dado que a mí ya me hicieron la propuesta con obispo dentro. Pero entiendo que don Mario tiene un perfil singular que se adapta muy bien a la finalidad de la serie. Un obispo que antes fue médico, joven para lo que son las medias de edad en la Iglesia, con notables estudios, con presencias en lugares distintos y distantes de nuestra geografía, dedicado a temas hoy conflictivos, no fáciles.
¿Sigue interesando a los católicos de a pie la vida de sus obispos o han dejado de ser definitivamente líderes sociales, mediáticos y religiosos?
En comparación con la época de la Transición, por ejemplo, los obispos han perdido puestos en el ranking de la relevancia social. Fíjate que cuando queremos señalar la importancia de un líder eclesial en España hablamos “del nuevo Tarancón”. Quizá también porque las formas sociales de ejercicio y percepción del liderazgo han cambiado, incluso en la Iglesia. Y porque hay más desconocimiento sobre la vida real de un obispo. Probablemente el gran público sigue viviendo de imágenes mentales que no se corresponden con la realidad. Lo que más me llama la atención es una semilla de desafección que estoy percibiendo respecto a los obispos en determinados sectores del catolicismo español. El problema es que se convierta en desafección no hacia determinadas personas, que también es un problema, sino hacia el ministerio episcopal en la Iglesia. En este sentido te diría que en don Mario no hay quiebra entre lo que él piensa que debe ser un obispo y lo que él hace como obispo.
¿Qué rasgo de la personalidad de Don Mario te impactó más?
La normalidad, por no decirte el sentido común. No hay nada de afectación, de artificio, de engolamiento. Es la antítesis de un “obispo iluminado”. No envuelve la realidad en ese peligro del voluntarismo que tanto nos afecta, relacionado con el emotivismo y que al final termina en un personalismo incompatible con el servicio a los demás.
Iceta parece tener el don de situarse en el medio sin quemarse: próximo al Opus Dei y a monseñor Asenjo, pero identificado con Francisco. ¿Cómo lo hace?
Porque tiene un olfato especial para dedicarse a lo que une en vez de a lo que separa y porque sabe, y esto me ha llamado mucho la atención, jugar con los tiempos. Es un hombre que no quiere ganar nunca por goleada. Y, déjame recordarte, que no pocas veces, cuando tú y yo hemos hablado de don Mario, precisamente debatíamos sobre su pertenencia o no al Opus Dei. Que conste que cuando le pregunto eso en el libro es porque me acordé de una de nuestras últimas conversaciones. Y sobre la identificación con el Papa Francisco, vamos, que no te quepa ni la más mínima duda. La tarea de hacer realidad el espíritu del Papa Francisco, en España, en manos de obispos como don Mario nos darían muchas buenas sorpresas.
¿Su salida de Bilbao responde a una estrategia de amplio espectro, que pretende cambiar el modelo de obispo promovido por el cardenal Rouco para el País Vasco?
Cuando hablamos de don Mario y Bilbao, creo que la clave no es tanto el cardenal Rouco como el cardenal Ricardo Blázquez. Creo que don Mario había llegado ya a un momento de cierre de ciclo en Bilbao, que comenzó don Ricardo, y que en este período de grandes cambios lo lógico era que le tocara salir de allí. Con demasiada frecuencia se une Bilbao con San Sebastián en este sentido, y no creo que sean lo mismo. Y también creo que el próximo obispo, u obispos, en Bilbao, tendrán que afrontar retos tan relevantes para el futuro que no habrá tiempo de desandar lo andado.
¿Su entrada en Burgos, con tan sólo 55 años, es una 'patada a seguir', camino de una de las grandes sedes españolas y de la presidencia de la CEE en un futuro no muy lejano?
Bueno, el futuro siempre está abierto y depende de muchos factores. Y me parece que el Espíritu Santo no juega a las quinielas. Está claro que Burgos es una perlita preciosa, y más después del corto pontificado de don Fidel que, como arzobispo de Burgos, ha vuelto a sus orígenes madrileños de cura rebelde e inquieto capaz de poner todo patas arriba.
Monseñor Iceta parece haber tenido, en lo personal, una vida feliz y sin sobresaltos. ¿Lo peor que le pasó fue un accidente de coche, cuando era joven, en el que se partió una pierna?
Sí, la verdad es que grandes episodios que han marcado su vida con sufrimientos parece que no ha tenido. Esa felicidad personal se transmite de forma natural. Lo que me ha llamado la atención, en relación con esto, es que su espiritualidad forma parte de su vida de modo natural, como si fuera el aire que respira. Bueno, y si quieres una punta de pimienta, creo, pero esta es una conclusión mía, quizá equivocada, que le costó mucho dejar a su novia para decidir hacerse cura.
Pasó sin chamuscarse sobre las brasas de Cajasur y, en Bilbao, supo lidiar con un clero mayoritariamente nacionalista. Dos situaciones nada fáciles, ¿no?
Pues mira fue un alto eclesiástico hace poco el que, después de leer el libro, me dijo que no le había preguntado por Cajasur. Error mío. Fíjate que si ahora pudiera introducir algo en la segunda edición, es una pregunta sobre el tema de Cajasur de la que él, al ser canónigo de Córdoba entonces y no sé si ya de Vicario General, era miembro del consejo. No pensé que esa cuestión tenía interés. Y he visto que en algún comentario de alguna noticia sobre el libro aparecía. También puede ser que alguien estaba en campaña con esa cuestión. Pero claro, claro, tendría que preguntar por la historia de Cajasur, por los obispos de Córdoba, por el cura Castillejo, y lo que vino después... Y respecto al tema del nacionalismo, te diría que, aunque no lo parezca, don Mario es mucho más vasco de lo que aparece, se nota en su ADN. Por lo tanto, sabe muy bien de qué se habla y cómo hay que actuar. Pero sí, no se puede negar que don Mario es un hombre de equilibrios, de conciliaciones.
Me llamó la atención el que el mismísimo Papa Benedicto estuviese al tanto de lo que estaba pasando en la diócesis de Bilbao
Supongo que Benedicto XVI, al ser un intelectual, le apasiona entender los procesos complejos de la Iglesia. Y en España ese es un tema clave para comprender no pocas cosas de nuestro reciente pasado y de nuestro presente. Y tampoco descartaría que los informantes de Benedicto también tuvieran una especial sensibilidad hacia esta cuestión.
Y también llaman la atención sus aficiones: organista, conductor voluntario de ambulancia, motero y amante de Pink Floyd, Supertramp o Queen
A don Mario le queda todavía una veta de “cristiano laico” que a veces le aparece y que hace muy fácil entenderse con él. Por cierto, es el obispo menos clerical que conozco. A veces me da la impresión de que se siente incómodo en el mundo clerical, donde lo imposible es real. Te diré por ejemplo que últimamente, con el poco tiempo que le queda, estamos hablando mucho de “series de ficción”. No creo que un obispo de nuestro tiempo, que quiera entender lo que está pasando, pueda vivir al margen de Netflix.
Aparte de los aspectos biográficos, le has sometido a un 'tercer grado' sobre todo tipo de cuestiones candentes de siempre y de actualidad. ¿Cómo has visto sus respuestas?
Sinceras, sobre todo. Ya sabes que, con el tiempo, los periodistas tenemos un olfato para descubrir quien te está vendiendo una moto. Y don Mario no vende motos. También te digo que en no pocas ocasiones, antes de responder, se callaba durante un largo rato. Incluso alguna vez llegó a cerrar los ojos. Por ejemplo, cuando le pregunté cuál había sido el momento más duro de su episcopado en Bilbao, y me contestó: algún caso de pederastia de sacerdote. Por cierto, su personalidad no está exenta de un cierto ramalazo de genio, que maneja bastante bien.
Define a monseñor Iceta con dos o tres palabras
Don Mario es un obispo que da mucho juego.