La riqueza de 'Laudato si’ en PPC: 'Laudato si'. Alabado seas, mi Señor', de varios autores Lo natural, lo humano y lo divino: ecología integral
La editorial PPC propone 'Laudato si'. Alabado seas, mi Señor', de los autores José Ortiz Jiménez, José Moreno Losada y Trinidad Ruiz Téllez, donde se ofrece el texto completo de la encíclica y materiales y subsidios que podrán favorecer la formación y acción, personal y comunitaria, a partir de su lectura, reflexión, profundización y posible acción aplicada a la realidad
La carta encíclica 'Laudato si' fue presentada en junio del año 2015, segunda encíclica promulgada por el papa Francisco. Se trata de una reflexión y propuesta emblemática para el mundo actual, centrada en una cuestión transversal al plantear el reto de la ecología integral, para los creyentes esencialmente unida a la promesa de la verdadera salvación cristiana.
En estos años la carta está siendo iluminación e interpelación en la Iglesia y en la sociedad mundial, marcando un antes y un después por su saber y acento ecuménico y plural de la sabiduría y del planteamiento de los problemas centrales que está sufriendo la humanidad actual y, con ella, toda la naturaleza.
Hoy no se puede ser cristiano sin entrar en las reflexiones que nos propone el Papa, pero tampoco se puede ser ciudadano con ética sin abrirse a sus interrogantes. Ciudadanía y cristianismo se entrelazan y abrazan en la fraternidad de lo humano y lo esperanzado. Las cuestiones que se lanzan son universales y urgentes. En esta misma dirección se abre ahora el sínodo sobre la Amazonía. Necesitamos colaborar y favorecer la encarnación de este escrito en la comunidad eclesial y en la sociedad.
Futuro y sentido «¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?» (LS 160). Esta pregunta está en el centro de Laudato si’, la esperada encíclica del papa Francisco sobre el cuidado de la casa común. Y continúa: «Esta pregunta no afecta solo al ambiente de manera aislada, porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario», y nos conduce a interrogarnos sobre el sentido de la existencia y el valor de la vida social:
«¿Para qué pasamos por este mundo?, ¿para qué vinimos a esta vida?, ¿para qué trabajamos y luchamos?, ¿para qué nos necesita esta tierra?». Si no nos planteamos estas preguntas de fondo –dice el Pontífice– no creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan obtener resultados importantes».
Al estilo de Francisco La encíclica toma su nombre de la invocación de san Francisco, «Laudato si’, mi Signore», que en el Cántico de las creaturas recuerda que la tierra, nuestra casa común, «es también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos»
(1). Nosotros mismos «somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está formado por elementos del planeta, su aire nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura» (2). Desde el grito y el dolor, humano y natural Pero ahora esta tierra maltratada y saqueada clama (2) y sus gemidos se unen a los de todos los abandonados del mundo. El papa Francisco nos invita a escucharlos, llamando a todos y cada uno –individuos, familias, colectivos locales, nacionales y comunidad internacional– a una “conversión ecológica”, según expresión de san Juan Pablo II, es decir, a «cambiar de ruta», asumiendo la urgencia y la hermosura del desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común».
Presentación
Con la esperanza de un verdadero cambio de estilo de vida Al mismo tiempo, el papa Francisco reconoce que «se advierte una creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta» (19), permitiendo una mirada de esperanza que atraviesa toda la encíclica y envía a todos un mensaje claro y esperanzado: «La humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común» (13); «el ser humano es todavía capaz de intervenir positivamente» (58); «no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a elegir el bien y regenerarse» (205).
Dirigido a todos, universal El papa Francisco se dirige, claro está, a los fieles católicos, pero se propone «especialmente entrar en diálogo con todos sobre nuestra casa común» (3): el diálogo aparece en todo el texto, y en el capítulo 5 se vuelve instrumento para afrontar y resolver los problemas. El Papa se abre en diálogo a otras iglesias y comunidades cristianas, otras religiones, a oriente, y agradece todas las colaboraciones que hablan del verdadero ecumenismo del saber: «la reflexión de innumerables científicos, filósofos, teólogos y organizaciones sociales [ha] enriquecido el pensamiento de la Iglesia sobre estas cuestiones» (7) e invita a todos a reconocer «la riqueza que las religiones pueden ofrecer para una ecología integral y para el desarrollo pleno del género humano» (62).
Ver, juzgar y actuar
Un esquema procesual y profundo El recorrido de la encíclica está trazado en el n.º 15 y se desarrolla en seis capítulos. A partir de la escucha de la situación, a partir de los mejores conocimientos científicos disponibles hoy (cap. 1), recurre a la luz de la Biblia y la tradición judeo-cristiana (cap. 2), detectando las raíces del problema (cap. 3) en la tecnocracia y el excesivo repliegue autorreferencial del ser humano. La propuesta de la encíclica (cap. 4) es la de una «ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales» (137), inseparablemente vinculadas con la situación ambiental. En esta perspectiva, el papa Francisco propone (cap. 5) emprender un diálogo honesto a todos los niveles de la vida social, que facilite procesos de decisión transparentes. Y recuerda (cap. 6) que ningún proyecto puede ser eficaz si no está animado por una conciencia formada y responsable, sugiriendo principios para crecer en esta dirección a nivel educativo, espiritual, eclesial, político y teológico. El texto termina con dos oraciones, una que se ofrece para ser compartida con todos los que creen en «un Dios creador omnipotente» (246), y la otra propuesta a quienes profesan la fe en Jesucristo, rimada con el estribillo «Laudato si’», que abre y cierra la encíclica.
La riqueza de lo complementario
El texto está atravesado por algunos ejes temáticos vistos desde variadas perspectivas, que le dan una fuerte coherencia interna: «la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido 9 humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida» (16). Claves, epígrafes y propuestas de trabajo La riqueza de esta encíclica está en la posibilidad de llevarla realmente a nuestra vida personal, a las comunidades cristianas en las que vivimos y a la sociedad de la que formamos parte, en sus vertientes cultural, educativa, sanitaria, económica, política, etc.
Esta edición de PPC ofrece el texto completo de la encíclica y materiales y subsidios que podrán favorecer la formación y acción, personal y comunitaria, a partir de su lectura, reflexión, profundización y posible acción aplicada a la realidad. Sabemos que no será un escrito más para nadie que se acerque con inquietud, tanto a nivel cristiano como humano. La Iglesia tiene que encarnar esta reflexión dentro de ella y en medio del mundo.
Por eso queremos colaborar con el espíritu y el método de la encíclica para rumiar y digerir sus claves, sus análisis, sus juicios y sus propuestas. Queremos hacerlo real y concretamente, con profundidad y verdad, a la que vez que con realismo vital y comunitario.
En la primera parte ofrecemos una reflexión provocada por el documento en orden a ser eco de los verdaderos planteamientos, de su necesidad, su valoración, su análisis de la realidad y su propuesta de cambio de vida que nos invita e interpela a todos. En la elaboración de nuestra reflexión sobre cuestiones fundamentales en torno a la encíclica y su mensaje, hemos seguido las palabras iluminadoras de monseñor Julio Parrilla, obispo de Ecuador.
En la segunda parte, presentamos mapas conceptuales para ver el capítulo en su conjunto y al lado de cada número del texto original incluimos epígrafes marginales que ayuden a descubrir a primera vista las ideas esenciales de cada párrafo. Solo pretendemos facilitar sin condicionar.
A la luz de cada capítulo nos esforzamos en presentar propuestas de trabajo, con una fase más personal y otra más de grupo para compartir en revisión de vida junto a otros creyentes o personas en búsqueda. Más adelante ofrecemos un posible esquema o modelo de sesión de grupo.
Hemos querido recoger ecos de personas que ya han conocido y reflexionado sobre la encíclica, laicos cristianos y comprometidos en medio del mundo en ámbitos y ambientes plurales; ellos nos ofrecen lecturas creyentes que conectan los capítulos con textos bíblicos y oraciones que surgen en el interior “tras la riqueza de lo descubierto” a la luz de la reflexión y propuestas de la Laudato si’, sin olvidar que nos llama a conversión y que esto solo es posible por la acción del Espíritu en nuestro interior. Ojalá este trabajo sirva para que muchas personas adentrándonos en el camino de una ecología verdaderamente integral nos salvemos y lleguemos al conocimiento auténtico de la Verdad.
Esquema de las propuestas de trabajo
Al final de cada capítulo de la encíclica se ofrecen algunas pautas de trabajo, tanto en el plano personal como grupal, así como apuntes y materiales de cara a la profundización, interiorización y oración celebrativa.
Presentamos aquí el esquema general en orden a no ser repetitivos en cada sección o capítulo. Se trata de un cuadro sintético que sin cubrir todos los elementos del capítulo nos da la visión de un marco general en orden a situarnos en el tema que va a centrar nuestra reflexión. Servirá, al comienzo del trabajo para abrir la perspectiva del trabajo planteado. Del mismo modo será útil para contrastar las conclusiones una vez realizado el trabajo.
El punto de partida ha de ser la lectura reposada del texto, el encuentro personal con el mensaje. Para ello podemos seguir las siguientes pautas:
Lectura personal. Nos dejamos invadir por la propuesta y atendemos los ecos personales que suscita en cada uno de nosotros, aquello que nos parece lo central, lo que más nos llama o resuena en nuestro interior.
Elección de frases. Un subrayado sencillo desde lo que son llamadas, interpelaciones para nuestra vida personal, familiar, profesional y para la comunidad cristiana a la que pertenecemos y que tenemos como referencia. Nos abrimos a los toques que invitan a la conversión personal y comunitaria, eclesial y ciudadana.
Cuestiones pendientes. Saber acoger las interrogaciones que el texto nos plantea por hacerse difícil en su comprensión, por proponer cosas que cuestionan nuestra visión habitual de la realidad, o invitaciones al cambio de hábitos y de vida. Selección de frases e interrogantes. Podrá ser de gran ayuda centrar tanto lo que nos parece más importante y llamativo como aquello que más nos interroga y nos seduce de lo planteado. Nos quedamos con aquellas frases más relevantes y cuestiones para compartir y seguir profundizando en común con otros. Así podremos llegar a nuestras propias conclusiones.
Preguntas. Presentamos en cada capítulo, tras el trabajo individual, una serie de preguntas que pueden guiar la reflexión del grupo, una vez que nos las hayamos planteado personalmente. El trabajo personal se podrá enriquecer desde el compartir en grupo, tanto las conclusiones como las vivencias. Por eso se propone para el grupo comenzar compartiendo las frases e interrogantes para ver líneas más comunes y subrayadas entre
Pistas para el trabajo personal y comunitario de un vistazo
Es de gran importancia todo lo que nos pueda acercar más a la vida y a su aplicación en nuestros distintos ámbitos humanos, sociales, culturales, laborales, espirituales. Así podremos llegar a conclusiones compartidas.
La segunda parte del trabajo compartido hemos querido centrarla en lo que podríamos llamar la acción encarnada. En ella buscamos el contraste entre el mensaje y nuestra vida ordinaria, nuestro proyecto personal de vida y acción. Todos tenemos una forma de pensar, de sentir y de actuar, lo que podríamos llamar nuestra cultura personalizada, nuestro modo de vivir y ser. Buscamos adentrarnos en la realidad desde la propia vida, y la de nuestra sociedad, en el contraste con el mensaje y reflexión que nos ha propuesto el capítulo tratado de la encíclica. Para ello proponemos unas cuestiones directas y vitales que nos ayudarán a entrar en la encarnación del mensaje de la Laudato si’, más allá de puras ideas y abstracciones.
La Palabra. Al hilo del tema y la orientación teológica y pastoral de los capítulos, presentamos un texto bíblico para abrirnos a la Palabra de Dios de un modo directo y contemplativo. Lectura creyente. Desde los textos bíblicos elegidos, hemos solicitado a distintas personas, comprometidas con el Reino de Dios en medio del mundo, que compartieran con nosotros su lectura creyente del texto propuesto, a la luz de la inspiración de la carta del Papa, en la sección correspondiente. Se trata de dejarnos iluminar por la lectura de fe que un hermano nuestro hace de la Palabra en la vida, desde sus inquietudes y compromisos para vivir en la voluntad de Dios en medio de los hermanos. Ante la palabra del pastor de la Iglesia, el eco de los miembros de ese pueblo de Dios al que se dirige.
Orar desde la vida. Lo mismo hemos querido hacer al presentar la comunión y la relación con el Padre desde la vida de distintos laicos cristianos. Ellos comparten su oración desde la preocupación por la casa común y por la ecología integral, desde las interpelaciones, llamadas e invitaciones a la conversión y al compromiso que nos hace la encíclica. Se trata de recibir el eco del Espíritu Santo en los corazones de estas personas.
Oración para cada día: Acabamos esta parte insinuando una clave de oración para mantenernos unidos espiritualmente en la invocación del Espíritu en orden a nuestra conversión para facilitar el Reino de Dios.
Otros recursos: Hemos seleccionado un conjunto de canciones y vídeos acorde con cada capítulo que pueden servir de complemento para profundizar y realizar otro tipo de actividades en torno al mensaje papal. Pueden ser de gran utilidad para trabajar con personas jóvenes y ofrecer otros recursos y materiales complementarios.
José Ortiz Jiménez, José Moreno Losada y Trinidad Ruiz Téllez