Liturgia del 11º DOMINGO ORDINARIO 2024 (B)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.

MONICIÓN DE ENTRADA

Después de preparar la tierra con todo cuidado, ¿qué puede hacer el labrador una vez que ha sembrado la semilla? No puede hacer más que azadonar y arrancar las malas hierbas. Y luego esperar pacientemente hasta el tiempo de la cosecha. Jesús sembró las semillas de amor y justicia, pero los resultados se mantienen pobres.

Sin embargo nosotros perseveramos pacientes, como Dios es paciente, y no nos rendimos. El Reino florecerá. Mientras tanto, cada uno de nosotros es una semilla, con poder para crecer. Tengo que llegar a ser un árbol y hacer crecer las ramas en las que otros pueden encontrar abrigo y protección. Con el impulso de Dios debo llegar a ser un árbol que limpia el aire sofocante de forma que otros puedan respirar y vivir.

Con Jesús le damos ahora gracias a Dios por estar dentro de nosotros impulsándonos a sembrar la buena semilla del Evangelio.

ACTO DE RECONOCIMIENTO


Todos hemos recibido de Dios las semillas de nuestros dones y cualidades, para que las hagamos florecer. Comenzamos nuestra celebración dando gracias por ellas y comprometiéndonos a hacerlas fructificar en nuestra propia madurez y en el servicio a los demás


Queremos vivir el don de la PAZ cultivando cada día nuestra paz interior y construyendo con los hermanos la paz en nuestros ambientes y en el mundo. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Queremos vivir el don del AMOR siendo amables y cariñosos con todos, empezando por los que tenemos más cerca, familia, amigos y vecinos. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor

Queremos comprometernos a vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA sirviendo y ayudando a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor.


Dios Padre amoroso tiene siempre misericordia de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.

GLORIA


Gloria a Dios en el cielo…


Tú que quitas el pecado del mundo, TIENES PIEDAD DE NOSOTROS...

Tú que quitas el pecado del mundo, ATIENDES NUESTRAS SÚPLICAS…

Tú que estás sentado a la derecha del Padre, TIENES PIEDAD DE NOSOTROS…

ORACIÓN COLECTA


Nos despiertas Señor, con tu presencia interior, para que muy temprano, vayamos a sembrar buena semilla en la “tierra buena” que Tú nos diste.

Tú avivas nuestra sensibilidad dormida y fortaleces nuestros buenos propósitos. Tú robusteces nuestra confianza en Ti, sabiendo que tú haces fructificar a su tiempo las semillas que con nuestro trabajo plantamos. Amén.

Lectura del Profeta Ezequiel (17,22-24):


Esto dice el Señor Dios: «Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado; la plantaré en la montaña más alta de Israel; para que eche brotes y dé fruto y se haga un cedro noble. Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas. Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.»

Salmo 91


R/. Es bueno darte gracias, Señor


Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad. R/.


El justo crecerá como una palmera,

se alzará como un cedro del Líbano;

plantado en la casa del Señor,

crecerá en los atrios de nuestro Dios. R/.


En la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es justo,

que en mi Roca no existe la maldad. R/.

Lectura de la segunda carta de san Pablo a los Corintios (5,6-10):


Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor. Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,26-34):


En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.»


Les dijo también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra».

Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

HOMILÍA


En la Plaza Mayor de una ciudad habían abierto una nueva tienda, cuyo rótulo decía “Regalos de Dios”. Entré. Un ángel atendía a los compradores.

- ¿Qué vendes?... pregunté.

- Cualquier don de Dios.

Miré las estanterías. Estaban llenas de ánforas de amor, frascos de fe, saquitos de esperanza…. Yo necesitaba un poco de todo.

-¿Cobras muy caro?

- No. Los dones de Dios son siempre gratis.

- Bueno, dame una ración de amor, dos de perdón, tres de esperanza, unos gramos de fe y el gran paquete de la salvación.

Cuando el ángel apareció traía una bolsa diminuta. Le dije:

- ¿Cómo puede caber ahí todo lo que pedí?

- Mira amigo, respondió el ángel. Dios nunca da los frutos maduros. Dios sólo da pequeñas semillas que cada uno tiene que cultivar y hacer crecer.

Hemos sido acostumbrados a lo largo de nuestra educación cristiana a pedir a Dios todo aquello que se nos ocurra y que nos solucione cualquier problema.

(Sin ir más lejos, perdonad, pero tengo que decirlo: esta semana pasada hemos visto un grupo de personas que se reunieron frente a la sede del PSOE para rezar el rosario pidiendo que no se apruebe la ley de amnistía. ¡Como si Dios fuera a presentarse ante los políticos y obligarlos a cambiar de planes! Y encima al final algunos  se despacharon a gusto con insultos. Eso no es ser cristianos. En  todo caso lo que hay que hacer es manifestarse pacíficamente y con educación en contra de esa o de cualquier otra ley con la que no se esté de acuerdo, y por supuesto cuando hay elecciones no votar por aquel partido o persona que no está en contra de nuestros principios cristianos).

A DIOS NO LE TENEMOS QUE PEDIR NADA. Como ya he dicho en otras ocasiones y seguiré repitiendo, Él nos lo ha dado todo. 

Lo que debemos hacer es abrir sus regalos, regar las semillas que ha puesto dentro de nosotros, en nuestro corazón, y utilizar la fuerza de crecimiento (“dinamismo de crecimiento” lo llaman los Sicólogos) que existe en su interior para que se desarrollen y fructifiquen.

Es responsabilidad nuestra cultivar esas “semillas” sabiendo que Él está detrás alentándonos y sosteniendo nuestros trabajos y esfuerzos, haciéndolos fructificar. Como decimos en la bendición final “hace prosperar las obras de nuestras manos”.

Muchas veces en las reuniones de Curas se oyen quejas de que “las cosas no van bien”, “ la gente no viene”, “La gente no quiere colaborar”... Lo mismo se oye en las reuniones de formación de seglares quejándose de que los jóvenes no vienen, de que no es como antes.

Es verdad que tenemos que hacer un examen sincero, sobre todo los pastores, de las causas que en gran medida están en nuestra errada educación, en nuestra manera de vivir la religión, en los errores del pasado que no se corrigen. Pero debemos tener en cuenta lo que nos dice Jesús en la parábola del sembrador (que no ve crecer la semilla).

La semilla es algo muy pequeño pero con un gran potencial y siempre florece. Porque el sembrador -Dios Padre- la creó con esa potencia de germinar, crecer y fructificar.

Los resultados de nuestra siembra podrán ser pequeños pero están ahí: Unos niños bien catequizados (sin magias ni milongas)  que siguen viviendo su fe; unos adolescentes que piden el bautismo o la confirmación convencidos de que necesitan algo más que su animalidad; unos novios que piden casarse por la Iglesia porque nos les basta la atracción física; jóvenes que se comprometen acompañando a personas mayores o haciendo voluntariado en las parroquias, centros sociales o misiones; el trabajo incansable de muchas personas por los derechos humanos; y todas esas personas que dedican muchas horas desinteresadamente a cuidar del templo parroquial.

Son muchas las personas buenas y actos buenos que nos rodean. Son semillas del Reino que florece, que Dios hace florecer desde dentro de cada persona o grupo.

Nuestra labor es seguir sembrando sin desanimarnos, con nuestro ejemplo, con palabras, con buen humor,  confiando en que el Gran Sembrador que nos acompaña y hace fructificar nuestros esfuerzos y los de todo hombre de buena voluntad.

CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL


Hermanos, el Reino propuesto por Jesús rompe nuestros esquemas: Depende, en parte de cada uno de nosotros (“tierra buena”), pero cuenta con toda seguridad con la “fuerza del reino” sembrada dentro de cada uno. Oremos.


Queremos vivir sembrando y confiando


• Trabajando para que  nuestra Iglesia crezca en confianza, en abandono, sin dejar de sembrar, pero sin pretender controlar todo y segar antes de tiempo.


Queremos vivir sembrando y confiando


• Dejando a Dios ser Dios, viviremos escuchando y acogiendo el grito de la Humanidad y nos mueva cada día la fidelidad a la fuerza del “reino interior”.


Queremos vivir sembrando y confiando


• Y que nuestras señas de identidad no sean la productividad y el rendimiento, sino la entrega, el servicio gratuito y la confianza en la palabra dada por Dios.


Queremos vivir sembrando y confiando


• Todos nosotros,  viviendo con conciencia nuestro hoy de cada día, siendo fermento de un presente más humano y humanizador para todos.


Queremos vivir sembrando y confiando


• Y que nuestra primera ocupación sea respetar y acoger la acción del Espíritu que es quien puede hacer crecer el Reino dentro de nosotros y derramarlo en manso rebosar.


Queremos vivir sembrando y confiando


Padre bueno, no queremos olvidar que cada semilla sembrada por cada uno de nosotros contiene una fuerza vital que no depende de nuestro esfuerzo sino del Dios de la Vida. Amén


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA… 


ORACIÓN OFRENDAS

En tus manos están nuestras vidas, Señor, en tus manos ponemos nuestros problemas y alegrías, con la confianza de que tú nos iluminas e impulsas para solucionarlos. Entre tus manos nos acogemos con confianza. Y te lo ofrecemos con el vino y el pan que Tú convertirás en Pan de vida y bebida de salvación

PJNS

PREFACIO


El Señor ESTÁ con vosotros…

Levantemos el corazón…

DAMOS gracias al Señor nuestro Dios…


Señor, hoy venimos a Ti

para darte gracias por tus dones.

Hoy queremos agradecer,

de una manera especial,

el día nuevo que nos das cada mañana.

Y con él,

todo el cúmulo de posibilidades

para que el día,

cuando acabe su marcha,

te lo ofrezcamos cuajado de cosas buenas.

No queremos desaprovechar

ninguno de los momentos de cada día,

para que nos sintamos realizados

segundo a segundo y cantar la alegría de tu amor, diciendo :

SANTO, SANTO, SANTO

CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA

Santo y bueno eres, Padre Dios,

y a tu imagen y semejanza vivió Jesús,

santo y bueno, haciendo el bien,

sembrando en esta árida tierra la semilla de tu amor.

Por él sabemos que no te interesan

las formalidades ni los rezos superficiales,

que lo único que mancha al ser humano

es actuar con mala conciencia,

que nos quieres libres y auténticos,

pero, eso sí, comprometidos con el Reino,

el reino interior donde habitas tú iluminándonos,

y el reino exterior que hemos de construir  día a día.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.

Jesús en su última comida con sus amigos

tomó un trozo de pan, lo partió y se lo paso

diciendo:

Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros.

Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo:

Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.

Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Por eso, Padre de bondad,

celebramos ahora

el memorial que Jesús nos encargó,

y proclamamos la obra de tu amor:

Cristo, tu Hijo, a través del servicio

y la entrega de su vida

ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha.

Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.

Fortaleciéndonos a cuantos nos disponemos a recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo para que, unidos al Papa Francisco y a nuestro Obispo N… seamos uno en la fe y en el amor.

Nos das entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspirándonos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayudándonos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.

Tu Iglesia, Señor, quiere ser un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.

Gracias una vez más porque

has acogido en tu casa del Cielo

a nuestros hermanos difuntos ...

todos nuestros familiares, amigos

y fieles difuntos de esta Comunidad

Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación

para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,

en la feliz compañía de tu hijo Jesús,

unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José

a los apóstoles, a  los santos y a todas las personas

de buena voluntad diciendo

Por Cristo con él y en él…

PADRENUESTRO


Padre y Madre nuestra

en quien somos y vivimos.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

Tú nos das hoy

nuestro pan  de cada día.

Tú perdonas nuestros pecados

y nosotros queremos perdonar

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen

CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL


Despierta y mira a tu alrededor. Anoche, cuando cerraste los ojos y te entregaste al sueño, todo era oscuro, confuso...


Con el nuevo día todo ha vuelto a renacer, todas las cosas son como nuevas, el sol nos manda una nueva luz, los árboles vuelven a renacer con la brisa, los hombres comienzan a caminar con nuevo vigor, con nueva cara...


Despierta, que el día ya está preparado y te espera. Este nuevo día está preparado especialmente para ti, ha sido programado para que lo vivas con intensidad.


Levántate y anda, no te quedes en la muerte del sueño, no permanezcas parado; tienes todo el día para caminar con amor… Vive con plenitud este día, que cuanto antes empieces, más rico serás en amor.


Únete a las demás personas que van diciendo con su vida que el amor hay que vivirlo en plenitud, que hay que ser feliz.


Únete a la naturaleza que renueva sus energías con la luz del día. Vive tu vida con generosidad, no seas tacaño ni cobarde, porque Dios Padre te ha dado todo para que lo disfrutes, lo compartas y lo siembres a voleo, con la confianza de que Él lo hará fructificar. Amén.

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

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