Liturgia del 33º DOMINGO ORDINARIO 2024 (B)

33º DOMINGO ORDINARIO 2024 (B)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.


MONICIÓN DE ENTRADA


Desastres medioambientales cercanos, desigualdad creciente, crisis migratorias… No nos queda tan lejos el tono apocalíptico de las lecturas de este domingo. Sin embargo hay motivos para la esperanza. Se está gestando un despertar de las conciencias con ganas de cambiar tantas cosas. Como muestra la solidaridad de tantos con Levante Sigamos trabajando por el Reino del que nos hablaba Jesús y no aminoremos el paso ante las dificultades.


ACTO DE RECONOCIMIENTO


Dios nos acompaña siempre, también en las dificultades. Se nos muestra en nuestra actitud de resistencia, y se hace presente en las cualidades que cada uno tenemos. Démosle gracias por ellas y comprometámonos a seguir viviéndolas en nuestro trabajo por un mundo más justo y fraterno.


Gracias Señor por el don de la Paz, la interior que nos da tu presencia y la exterior que tenemos que construir todos juntos. Nos comprometemos a vivirla cada día diciendo. Nos comprometemos Señor


Gracias Señor por el don de la Alegría, la alegría de sentirnos queridos por Ti, la alegría de querer y sentirnos queridos por los hermanos. Queremos vivirla cada día por eso decimos.  Nos comprometemos Señor


Gracias Señor por los dones de la Bondad y la Ayuda queremos vivirlos preocupándonos de nuestro desarrollo personal y de ayudar a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos.  Nos comprometemos Señor


Dios Padre amoroso TIENE siempre misericordia de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo…

Tú que quitas el pecado del mundo,   TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS...

Tú que quitas el pecado del mundo,   TÚ ATIENDES NUESTRAS SÚPLICAS…

Tú que estás sentado a la derecha del Padre, TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS…

ORACIÓN COLECTA


AYÚDAME, A VER

El futuro, desde el presente. Tu venida, en tus innumerables llegadas. Tu presencia, en los pequeños detalles Tu Reino, en los acontecimientos buenos de cada jornada.


AYÚDAME, A VER

El cielo, avanzándolo en la tierra. El éxito, aunque aparentemente fracase.  El mañana, con la siembra de mi hoy.


AYÚDAME, A VER

Con optimismo, los avatares tristes del momento. Con esperanza, las dificultades que me rodean. Con fe, lo que mis ojos se resisten a reconocer. Con claridad, lo que se esconde a mi razón.


AYÚDAME, A VER

La perfección futura, superándome cada día. Tu venida gloriosa, en infinidad de aterrizajes que Tú haces. El día de mañana, guiado por tu compañía La Patria del Cielo, sin olvidar que vivo en la tierra.


AYÚDAME, A VER

Con interés, lo que acontece en este mundo. Con compromiso, las actuaciones que requieren mi ayuda. Con paz, los instantes de dolor.


AYÚDAME, SEÑOR:

A colaborar contigo, para que hoy y aquí, pueda preparar una buena pista de aterrizaje para el día en que te decidas a venir. Amén.

Lectura de la profecía de Daniel (12,1-3):


En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia como no habrá habido hasta entonces otro desde que existen las naciones. En aquel tiempo se salvará tu pueblo: todos los que se encuentren inscritos en el Libro.


Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horno eterno. Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.


Salmo 15


R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti


El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;

mi suerte está en tu mano.

Tengo siempre presente al Señor,

con él a mi derecha no vacilaré. R/.


Por eso se me alegra el corazón,

se gozan mis entrañas,

y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte,

ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.


Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,24-32):


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 


De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.»


HOMILÍA

Durante estos días en las misas de difuntos estoy recordando que lo permanente en la naturaleza, en el mundo y en nosotros es el cambio, nada permanece igual e inalterable.

Esto lleva consigo ser conscientes que, desde sus inicios, en el mundo ha habido catástrofes, desastres, cataclismos, es la forma en la que la naturaleza y la Tierra van evolucionando.

Bien es cierto que los seres humanos no siempre hemos sabido leer estos acontecimientos y saber situarnos en equilibrio con ellos. Por ejemplo: poblaciones que se sitúan en las faldas de un volcán, puede que en muchas generaciones no pase nada, pero un día el volcán despertará y pasa lo que pasa como vimos hace poco en la Palma. Y por otro lado con nuestra actividad muchas veces influimos negativamente en la naturaleza, un ejemplo sencillo: los incendios forestales que la gran mayoría son provocados, y producen efectos negativos en la naturaleza.

Por ello no debe sorprendernos, ni asustarnos las palabras de Jesús en el evangelio de hoy. Utiliza un lenguaje que llamamos apocalíptico, muy propio de algunos ambientes de su época. El género apocalíptico no hace referencia a desastres o al fin del mundo, “apocalipsis” significa revelación, y lo que pretende es: en unas comunidades en crisis (como las primeras comunidades cristianas muchas veces perseguidas y martirizadas) darles ánimo y recordarles que lo que están viviendo, desgracias y demás, no es lo definitivo. Lo que vendrá con seguridad es la felicidad y la plenitud final. Por eso  pretende, más bien, dar ánimos y consuelo.

Bien es cierto que muchas veces a lo largo de la historia estos textos se han usado (por parte de la Iglesia y de la jerarquía) para asustar y tratar de transmitir una imagen de Dios que produce miedo y rechazo, para controlar o someter a los fieles,

Está claro que esa no es la imagen de Dios que nos transmite Jesús. Por eso interpretar (como todavía se hace hoy en algunos círculos cristianos) este texto como simple amenaza de catástrofes y calamidades es no haber comprendido nada del pensamiento de Jesús.

Jesús es siempre Buena Noticia. Más que un discurso sobre los últimos tiempos es la indicación de cómo hay que vivir cada día. Se refieren más a las actitudes que a los acontecimientos.

No se trata tanto del final del mundo natural, sino del final del mundo de la tribulación, la tristeza, la enfermedad, las desgracias, la muerte... La venida y  presencia definitivas de Jesús es, para toda la humanidad, motivo del mayor consuelo y la mayor esperanza. 

Nuestra vida está orientada hacia nuestro encuentro feliz y definitivo con Jesús, que está viniendo ya a mi vida, a mis sueños, a mi corazón, a mi mundo...
Que  está trayendo ya la alegría, la verdad, la paz, las ocasiones para amar, una canción de esperanza... Ese es el anuncio que Dios nos promete en Jesús.
Y lo que nos recomienda anunciar al mundo. Su triunfo definitivo implica también el nuestro.

Jesús nos invita a vivir en profundidad, con alegría y responsabilidad, a prestar atención a los signos de los  tiempos, porque el futuro palpita en nuestro presente como la vida en la higuera, aparentemente sin vida durante el frío invierno. Como decía un místico cristiano; “Si no estás en el cielo ahora, tampoco estarás en él cuando te mueras”.

Lo que ocurrirá al final del mundo, o en el momento de nuestra muerte,  lo vamos construyendo día a día.

Cuando el Papa Benedicto XVI visitó el campo de  Auschwitz hizo esta pregunta: ¿Dónde estaba Dios? y no la respondió (pregunta impropia de un Sacerdote que debe saber que Dios está dentro de cada ser humano). La respuesta acertada es: Dios estaba en tantas personas que ayudaban a otras, en todos los que hicieron lo posible para que ese horror terminara, en las víctimas que sobrevivieron apretándose en su corazón al Dios que les habitaba.

Termino con estas palabras de Tagore:

<< Deja ya esos cantos interminables, ese pasar y repasar tus cuentas...

¿A quién adoras en ese oscuro y solitario rincón del templo con todas las puertas cerradas?

Dios está donde el labrador ara la tierra dura, donde el caminero rompe la piedra.

Está, con ellos, bajo el sol y bajo la lluvia,

y su ropa está cubierta de polvo.

¡Quítate ese manto sagrado y baja con Él a la tierra polvorienta!

Hablas de liberación.

¿Dónde quieres encontrar la liberación? El mismo Maestro se ha unido gozosamente a la creación, se ha unido a todos nosotros para siempre.

Sal de tus meditaciones.

¡Pon a un lado tus flores y tu incienso!

¿Qué importa que tus ropas se rompan o ensucien?

¡Vete a su encuentro, ponte junto a Él, a trabajar, con el sudor de tu frente!

¡Voy a tu encuentro, Señor! >>


CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL


Escuchar con fidelidad el mensaje de Jesús es una llamada a vivir conscientemente, con sencillez y lucidez, a ser cauce de humanización y sentido de vida. Oremos.

Queremos vivir en plenitud

• Nos comprometemos con una Iglesia que busca ser referente de Jesús en medio de este mundo, una Iglesia que quiere leer y entender los signos de los tiempos para ser cauce de vida y esperanza.

Queremos vivir en plenitud

• Nos comprometemos a ser comunidades que apuntan siempre hacía lo importante; que favorecen la justicia, la armonía y el bienestar de los más desfavorecidos.

Queremos vivir en plenitud

• Nos comprometemos a vivir sin dormirnos, ni desentendernos de nuestra opción por Jesús, atentos  a mirar, acercarnos y responsabilizarnos.

Queremos vivir en plenitud

• Nos comprometemos en la construcción del Reino, con manos trabajadoras, corazón vigilante, mirada compasiva, gestos de ternura.

Queremos vivir en plenitud


Padre bueno, queremos ser semilla de otro mundo, invitación a una vida partida y compartida conscientemente; movidos siempre por la llamada del Amor. Te damos las gracias por Jesús de Nazaret, nuestro hermano y maestro, que vive por los siglos de los siglos.

En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA… 


ORACIÓN OFRENDAS


Junto con el pan y el vino, ofrecemos hoy nuestras vidas. Vidas cansadas y fatigadas, pero vidas llenas de confianza, dispuestas a seguir luchando en favor de nuestros hermanos. Vidas llenas de confianza en Dios, que nos impulsa a vivir en plenitud  y realizarnos como seres humanos. Te lo ofrecemos con Jesucristo nuestro Señor.


PREFACIO


El Señor ESTÁ con vosotros…

Levantemos el corazón…

DAMOS gracias al Señor nuestro Dios…


Es nuestro deber, Dios bueno y santo,

pero al mismo tiempo nuestro mayor gozo,

bendecir tu nombre

y manifestarte nuestra admiración y agradecimiento

por las maravillas de tu Creación

y por el amor de Madre que has puesto en tu obra.


Gracias, Señor, porque nos has dado la vida,

y has puesto a nuestro alcance la vida definitiva.

Podemos verte reflejado en tantas buenas madres,

que como María, la madre de Jesús,

dedican sus esfuerzos a engendrar,

alimentar y cuidar nuevas vidas.

Tú miras complacido a quienes han dado a luz

tantos proyectos de vida,

que han ayudado a crecer a los seres humanos.


Nos honra la entrega de cuantos te imitan

y prolongan tu actividad creadora.

Nos enseñan que entre todos

podemos hacer que tu luz convierta la noche en día

y renazca de sus cenizas una nueva humanidad.

En tu honor, a tu mayor gloria,

cantamos agradecidos este himno.

SANTO, SANTO, SANTO


CONSAGRACIÓN y PLEGARIA


Sólo el que sabe admirar la Creación,

a la luz de la confianza en Ti,

puede descubrir la bondad y la grandeza

de que están llenas todas las cosas.

Sólo los sencillos de corazón,

los que no ceden ante el dinero y el poder,

los que no se dejan aplastar por el placer,

son capaces de ver este mundo como obra 

de tus manos y darse cuenta de que 

Tú estás en toda la Creación.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


El mismo Jesús antes de su Pasión y muerte

se sentó a la Mesa con sus discípulos,

tomó un pan te dio gracias

y se lo repartió diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros. 


Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: 


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.

Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Al recordar la entrega total a los hermanos

que plasmó Jesús durante su vida,

deseamos, Padre y Madre de todos,

ser partícipes

del mismo espíritu que guió sus pasos,

ese espíritu innovador que necesitamos

para recrear nuestro mundo de hoy.


Somos conscientes de que la tierra es frágil

y que no podemos seguir destruyéndola.

Y es que no podemos derrochar en pocos siglos

el patrimonio familiar que hemos heredado

y que han de heredar nuestros descendientes.


No queremos caer en derrotismos,

porque sabemos que hay mucha buena gente,

repartida por todo el mundo,

creyentes de cualquier religión y no creyentes,

que haciendo el bien, con sencillez,

están gestando el alumbramiento de una nueva tierra y una nueva humanidad.


Te agradecemos una vez más tantas huellas

como vemos tuyas en la creación,

en especial, en cuántos han sido testigos de tu bondad.


Tú iluminas a nuestra más cercana 

comunidad eclesial,

nos renuevas y nos  haces nacer de nuevo.

Y extiendes tu bendición sobre todos 

los seres humanos


Nos sentimos unidos en este propósito

al Papa Francisco, a nuestro Obispo…

y demás Pastores de la Iglesia,


Gracias por acoger en tu regazo maternal

a nuestros hermanos difuntos… familiares 

amigos y miembros de nuestra comunidad


A Ti, Padre y Madre de los cielos,

que estás presente en nuestras vidas

te damos las gracias por Jesús y te alabamos ahora y siempre, unidos a María, su esposo San José,

a los santos y a las personas de buena voluntad

brindando con el pan y con la copa

que son el Cuerpo y Sangre de Jesús

diciendo:

Por Cristo, con Él y en Él …


PADRENUESTRO

PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen

CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.


ORACIÓN FINAL


Nada te turbe, nada te espante

Quien a Dios tiene, nada le falta

Solo Dios basta.


Todo se pasa, Dios no se muda 

La paciencia todo lo alcanza

Solo Dios basta.

En Cristo mi confianza 

Y de Él solo mi asimiento.

En sus cansancios mi aliento 

Y en su imitación mi holganza.

Aquí estriba mi firmeza. 

Aquí mi seguridad. 

La prueba de mi verdad.

La muestra de mi firmeza. 

Solo Dios basta.


No haya ningún cobarde

Aventuremos la vida 

No hay que temer, no durmáis.

Nada te turbe, nada te espante

Quien a Dios tiene, nada le falta.

Nada te turbe, nada te espante

Solo Dios basta. Amén.

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo.

AMÉN.

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