Liturgia del 31º DOMINGO ORDINARIO 2024 (B)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.


MONICIÓN DE ENTRADA


Quedan pocos domingos para concluir el ciclo litúrgico y la iglesia actúa como el profesor que recuerda los temas centrales antes de acabar el curso. Esta semana leeremos el evangelio del mandamiento principal: el del amor a Dios y al prójimo, que Jesús tiene la osadía de unir sin distinción. Seguramente hablaba desde la experiencia de su propio corazón que no entendía de dobleces.


ACTO DE RECONOCIMIENTO


Dios, que habita en nuestro corazón, ha puesto su amor dentro de nosotros, para que lo manifestemos a los demás a través de las cualidades que también nos ha regalado. por eso empezamos nuestra celebración dándole gracias por ellas y comprometiéndonos a hacerlas producir.


Queremos vivir el don de la PAZ cultivando cada día nuestra paz interior y construyendo con los hermanos la paz en nuestros ambientes y en el mundo. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR


Queremos vivir el don de la ALEGRÍA,  la alegría interior de sentirnos amados y acompañados por Ti nuestro Padre, y la alegría de compartir la vida con los hermanos. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR


Queremos comprometernos a vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y ayudando a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR.


Dios Padre amoroso TIENE siempre misericordia de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo…

Tú que quitas el pecado del mundo,   TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS...

Tú que quitas el pecado del mundo,   TÚ ATIENDES NUESTRAS SÚPLICAS…

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS…


ORACIÓN COLECTA


Señor, Padre del Amor. Tú nos enviaste a tu Hijo al mundo, para que nos enseñase a amar a todos, a vivir unidos y colaborando en la tarea diaria. Nosotros a pesar de que muchas veces somos egoístas queremos aprender a amar como Jesús: amarte a Ti de todo corazón, sabiendo relacionarnos contigo en nuestro interior, y saber amar a los hermanos como a nosotros mismos. PJNS


Lectura del libro del Deuteronomio (6,2-6):


En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: «Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: «Es una tierra que mana leche y miel.» Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria.»


Salmo 17


R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.


Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;

Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R/.


Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,

mi fuerza salvadora, mi baluarte.

Invoco al Señor de mi alabanza

y quedo libre de mis enemigos. R/.


Viva el Señor, bendita sea mi Roca,

sea ensalzado mi Dios y Salvador.

Tú diste gran victoria a tu rey,

tuviste misericordia de tu Ungido. R/.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):


En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?»

Respondió Jesús: «El primero es: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.» El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» No hay mandamiento mayor que éstos.»

El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»

Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

HOMILÍA

¿SE PUEDE AMAR A DIOS? Esta es la clave del evangelio de hoy.

Todos nosotros hemos aprendido en el catecismo que a Dios se le puede temer, se le puede adorar, se le puede aplacar, pero, ¿realmente se le puede amar?

Las religiones primitivas consideraban a los dioses gente peligrosa, poco de fiar, a la que había que mantener alejada y calmada. El amor a Dios no tenía en ellas el menor significado.

En el Antiguo Testamento se formula por primera vez el mandamiento de amar a Dios, pero es un mandamiento raro, porque la imagen que el pueblo judío tiene de Dios no invita a amarle.

¿Acaso se puede amar al Juez que nos castiga por nuestros pecados? ¿O al Señor que reparte bendiciones entre una minoría de elegidos y olvida que la gran mayoría de su pueblo vive marginada y olvidada? Un dato importante a propósito de esto: los judíos tenían 613 mandamientos de los cuales 365 eran prohibiciones.

Jesús nos da una excelente razón para amar a Dios: Es nuestro Padre y Madre. Y además, sus palabras están avaladas por sus hechos, pues en ellos se transparenta el corazón de un Dios que nos quiere con locura y que nos invita a responder con amor a los demás. Es una imagen preciosa que invita a amarle. Pero no basta la mera aceptación intelectual de esto para movernos a amarle.

Para amar a Dios es necesario conocerle, tratarle y mantener abiertos unos cauces de unión con Él, y esto se logra a través de la oración.  Pero no cualquier tipo de oración: una oración  vocal, rutinaria, repetitiva no nos sirve de nada, salvo para tranquilizar nuestra conciencia y decir que cumplimos. Nos enseñaron que a Dios hay que suplicarle, pedirle, rogarle, “tirarle de la manga” para que nos escuche, ofrecerle “sacrificios” y ofrendas… (Lo mismito que hacían las religiones primitivas).

La oración que debemos hacer es la de Jesús. Una “oración de impregnación”, de bañarnos en el Dios que nos habita y nos da luz y vida. Solo cuando experimentamos que Alguien nos acompaña, anima e impulsa desde dentro, empezamos a amar a ese Alguien que se identifica con nuestra propia vida interior, con lo mejor de nosotros mismos.

Es la oración de los místicos: Se olvidan de los preceptos que nos imponen y se sumergen en esa experiencia de unión con Dios. Respiran el aire que llevan dentro: la PAZ infinita, el AMOR infinito, la BONDAD infinita y la AYUDA infinita a todo ser humano . 

Por ese camino de la “experiencia interior” se desembarca en el “amor verdadero” a quien te creó, te sostiene en ese ambiente y te empuja a progresar por ahí.

Quien se acerca al fuego se va calentando, y quien se acerca a Dios a través de la oración irá sintiendo su calor, su amor y un creciente gozo.

La misión de Jesús fue mostrarnos a Abbá para que pudiéramos amarle, porque no se puede amar lo que no se conoce, no se puede amar por obligación o mandato. Pero el trabajo de conocerlo, de experimentarlo, es nuestro.

Así pues, no se trata de rezos ni devociones externas y egoístas. “Amar a Dios con todo el corazón” es amar a Dios como fuerza creadora y salvadora, que es buena y nos quiere bien, que habita dentro de cada uno de nosotros. Es reconocer humildemente el Misterio último de la vida, es alabar la existencia desde su raíz, tomar parte en la vida con gratitud, optar siempre por lo bueno y lo bello, vivir con corazón de carne y no de piedra, y resistirnos a todo lo que traiciona la voluntad de Dios negando la vida y la dignidad de sus hijos.

Por eso Jesús une el amor a Dios con el amor al prójimo, al hermano. Son las dos caras de la misma moneda. La religión de Jesús es “pasión por Dios y compasión por la humanidad”.

Dios nos ama porque somos sus hijos, llevamos dentro su vida divina, nos parecemos a Él, aunque podemos pensar y actuar en contra porque gozamos de LIBERTAD.

Dios me quiere, sin más, como las madres quieren a sus hijos, no porque sean inteligentes o bellos. Les quieren aún antes de nacer porque son sus hijos

Y nos amamos porque somos hermanos, hijos del mismo Padre. Jesús nos dio ejemplo y nos mostró cómo es el Abba. Nos dejó “el vídeo” del Padre bueno en la “parábola del hijo pródigo” entre otros.

¿Cómo se puede no amar a un Padre así? El mismo que te trata a ti de la misma manera, que te perdona antes de pedir perdón, que ni siquiera te exige confesar tus culpas… Solo desea que vuelvas a casa y disfrutes de sus riquezas y ambiente saludable. A ese Padre se le ama por lo que es, no porque te lo exija un precepto dictado por hombres.

Ser cristiano no es simplemente ir a Misa, bautizarse, comulgar y casarse por la Iglesia. Ser cristiano es seguir el EJEMPLO de Cristo pensando y actuando como su Padre y tu Padre.


CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL


Hermanos, optar por Jesús es pasarse al bando de los sencillos, supone vivir conscientemente nuestra opción de seguimiento. Oremos.


En nuestra vida nos moverá el amor.


• Soñamos con una Iglesia, comunidad de hombres y mujeres que miran, inclinan el corazón hacía los más pequeños, hacía los que no cuentan ni producen para esta sociedad.


En nuestra vida nos moverá el amor.


• Soñamos con hombres y mujeres referentes, cauces de vida, que construyen la comunidad alternativa del Reino y que siempre transmiten esperanza y paz.


En nuestra vida nos moverá el amor.


• Soñamos con comunidades de fe donde las relaciones favorezcan el desarrollo humano y espiritual, donde los excluidos se sientan como en casa y el servicio sea la clave desde donde vivir.


En nuestra vida nos moverá el amor.


• Soñamos con gobernantes que trabajen en favor de sociedades más igualitarias, donde no existan brechas entre ricos y pobres, donde se respeten los derechos de todas las personas.


En nuestra vida nos moverá el amor.


• Soñamos con hogares donde se aprenda el cuidado de unos y otros, donde la escucha y el respeto sean claves de vida y de relación.


En nuestra vida nos moverá el amor.


Soñamos con la fiesta final en la Casa del Padre, junto con todos nuestros difuntos que ya se nos adelantaron.

En nuestra vida nos moverá el amor.

Padre bueno, viviremos desde el amor al prójimo y en especial el amor  al que de verdad nos necesita. Te damos las gracias por tu Hijo Jesús: camino, verdad y vida, que vive por los siglos de los siglos. Amén.

En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA… 

ORACIÓN OFRENDAS

Recibe, Señor, nuestras ofrendas. No es más que un poco de pan, no es más que un poco de vino. Es la ofrenda de nuestras vidas: el trabajo y la fatiga, las alegrías y tristezas, los llantos y las risas. Tú lo transformarás todo en Pan de Vida y Bebida de Salvación. PJNS


PREFACIO


El Señor ESTÁ con vosotros…

Levantemos el corazón…

DAMOS gracias al Señor nuestro Dios…


Te damos las gracias, Padre de Bondad,

por habernos dado a Jesús tu Hijo,

Hermano y Amigo nuestro.

Él manifestó su amor y preferencia

por los necesitados y enfermos,

por los pequeños y débiles.

Su vida y su Mensaje son para nosotros

la prueba de que eres un Dios

que cuida y quiere a los hombres,

como un padre se preocupa por sus hijos.

Por todo eso,

y por muchas cosas más,

te alabamos, te damos las gracias,

y con los ángeles y los santos

cantamos y contamos tu bondad, diciendo

SANTO, SANTO, SANTO…


CONSAGRACIÓN y PLEGARIA


Te alabamos, Padre Santo,

porque siempre caminas a nuestro lado,

y de una manera especial,

cuando tu Hijo Jesús nos congrega,

para la comida del amor,

nos explica las escrituras

y nos parte el pan.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


El mismo Jesús antes de su Pasión y muerte

se sentó a la Mesa con sus discípulos,

tomó un pan te dio gracias

y se lo repartió diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros. 


Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: 


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.

Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Por eso, Padre de bondad,

celebramos ahora

el memorial que Jesús nos encargó,

y proclamamos la obra de tu amor:

Cristo, tu Hijo, a través del servicio 

y la entrega de su vida

ha resucitado a la vida nueva y 

ha sido glorificado a tu derecha. 


Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.


Fortaleciéndonos a cuantos nos disponemos a recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo para que, unidos al Papa Francisco y a nuestro Obispo N… seamos uno en la fe y en el amor. 


Nos das entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspirándonos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayudándonos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido. 

Tu Iglesia, Señor, quiere ser un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.


Gracias una vez más porque

has acogido en tu casa del Cielo 

a nuestros hermanos difuntos ...

a todos nuestros familiares, amigos

y fieles difuntos de esta Comunidad 


Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación

para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,

en la feliz compañía de tu hijo Jesús, 

unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José

a los apóstoles, a  los santos y a todas las personas

de buena voluntad diciendo

Por Cristo con él y en él…


PADRENUESTRO

PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen

CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.


ORACIÓN FINAL


Si me olvido del amor y de la justicia, me separo de Ti, Dios mío, y todo lo que haga, aunque te lo ofrezca, no puede agradarte. Mi culto es paja e idolatría.


Si me olvido de tu mandato, de amarte con todo mi ser y fuerzas y de amar al prójimo de igual manera, ¿de qué me sirven mis saberes, títulos y creencias?


Si me olvido de tus tiernas preferencias, ¿de qué me sirve lo demás?, ¿dónde pongo mi centro, eje y meta?


Me pierdo sin remedio. Soy persona hueca y vacía. Aunque te haga holocaustos y sacrificios, penitencias, rezos y obediencias, no estaré más cerca de tu casa solariega.


Sólo tu mandato de amarte y amarnos es senda clara y segura. Para creer en Ti, necesito creer en el amor y la justicia, en tus tiernas preferencias. Y vale mucho más creer en estas cosas que pronunciar o adorar tu nombre con osadía.


Fuera del amor y de la justicia, de tus tiernas preferencias, es imposible que yo, con mi historia, aunque te llame Padre y me considere hijo, pueda llegar a tu casa solariega..

¡Llévame por tus sendas y caminos aunque me haga el torpe, me despiste o resista! Amén.

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

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