Liturgia del 32º DOMINGO ORDINARIO 2024 (B)

Comentario de Jairo

Ignoro cuántos Curas leen o siguen esta Liturgia Dominical que se publica todas las semanas en Religión Digital. Tampoco sé por qué se resisten. Quizás piensan que el "rito absurdo" del Misal oficial es mejor o no han meditado el daño que hacen a los fieles con esa "obediencia autómata" a fórmulas pretéritas de clara influencia judía: Perdón, Culpa, Sacrificio, Instrucciones a Dios, Exageraciones irracionales en lecturas y ritos, etc...

En esta Liturgia, que propongo, pero redacta un Sacerdote, joven y místico, no se PIDE, sino que se ofrece, se compromete, se afirma lo que es Dios sin chantajearle. No se habla de Sacrificio sino de Ofrenda, no se pretende manejar a Dios con nuestras peticiones, sino que se confiesa cómo es el Dios verdadero e inmutable: TÚ TIENES PIEDAD... No se hurga en Pecados y Culpas sino que se invita a profundizar en lo mucho que Dios ya ha sembrado dentro de ti y te mueve a comprometerte en vivirlo.

En definitiva, esta Liturgia (de estructura respetuosa con la oficial) se sitúa en la verdad de una RELIGIÓN ACTIVA, sabiendo que TODO lo que acontece en nuestro mundo depende de nuestra administración delegada por el Creador, todo es consecuencia de nuestras decisiones personales o grupales.

Se separa radicalmente de la RELIGIÓN PASIVA en la que se pretende mover a un Dios Inmutable y que Él se mueva y resuelva lo que nos corresponde a nosotros resolver. Los teólogos lo llaman "contradictio in términis" (contradicción en los mismos conceptos): Empujar y empujar para que se mueva a un Dios Inmutable que no se puede mover porque está fuera del tiempo y del espacio y lo tiene TODO hecho y bien hecho desde la Creación.

¿Qué diré del Evangelio? Lo de la viuda pobre se comentará más por la "cantidad" que por la "confianza". Y se invitará a imitarla (eso les viene bien).

La primera advertencia de Jesús será de nuevo olvidada: 


<< ¡Cuidado con los clérigos católicos! Les encanta vestirse con amplios y coloridos ropajes, ponerse altos gorros, anillos, bastones de mando y brillantes pectorales contrarios a mi cruz de palo. Les encantan las reverencias y no hay obispo que celebre sin su cohorte de concelebrantes (los escasos curas se le restan al Pueblo para dar esplendor al obispo).

Usan grandes asientos de honor que les realcen, aunque les dije que son "servidores" y no "jefes". Se fabrican tronos, con la excusa de mostrar su conocimiento en sedes magistrales, ignorando que la sabiduría procede del Espíritu y no de su exagerada prepotencia.

Adictos siempre a los primeros puestos, se arropan unos otros con evidente nepotismo para darse más importancia ante el Pueblo, que siempre es citado al final en cualquier salutación y considerado la masa residual de mi Iglesia, olvidando una vez más que los clérigos son "servidores" del Pueblo y la razón de su existencia y misión.

Sin embargo, se dedican prioritariamente a devorar los bienes de viudas y fieles confiados que pagan por los sacramentos, las misas, los funerales, las bodas, etc. sin darse cuenta que pagar por los bienes espirituales es un grave pecado que se llama "simonía". Éstos recibirán una sentencia más rigurosa y terminarán destrozando mi Iglesia, sin haber entendido la "cátedra con ruedas" del actual Papa>>.

Os ruego encarecidamente que si oís alguna homilía que se parezca, me lo digáis por caridad, para poder enjugar mis lágrimas.

32º DOMINGO ORDINARIO 2024 (B)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.


MONICIÓN DE ENTRADA


Para algunos es algo sorprendente y alentador el ver cómo muchos necesitados se ayudan unos a otros, cómo comparten lo muy poco que tienen y cómo lo hacen sin alardear, discreta y espontáneamente.


¿No habría de ser esto para todos nosotros una invitación a la conversión, a mayor generosidad? Esto hace que el necesitado se convierta así en benefactor, el que recibe en donante, el indigente en persona rica a los ojos de Dios. ¿Dónde nos encontramos nosotros? ¿Sabemos cómo dar, con confianza en Dios y en los hermanos? Unámonos a Jesús, en la eucaristía y en la vida, porque él se dio totalmente a nosotros.


ACTO DE RECONOCIMIENTO


Dios Padre quiere que igual que Él se nos ha dado por entero también nosotros nos demos por entero a los demás, compartiendo en primer lugar las cualidades que nos dio. Le damos gracias por ellas y nos comprometemos a donarlas a los hermanos.


Nos comprometemos a vivir la PAZ, la paz que nos da sentirte en nuestro interior y que debe manifestarse buscando siempre la paz con los demás. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Nos comprometemos a vivir la FELICIDAD, la que Tú nos concedes y que no depende de circunstancias exteriores. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Nos comprometemos a vivir el AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y nos impulsas a comunicarlo con nuestro comportamiento hacia los demás. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Dios Padre Amoroso TIENE misericordia de nosotros, comprende nuestros fallos y nos guía de su mano a la vida eterna. Amén.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS...

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ ATIENDES NUESTRAS SÚPLICAS

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS


ORACIÓN COLECTA


Señor, hoy, como cada Domingo, nos reunimos para celebrar la Fiesta del Señor,  para celebrar la Eucaristía de los hermanos. Queremos que esta reunión de hoy nos ayude a ver las necesidades de los demás, nos sirva para colaborar con todos en la medida de nuestras posibilidades. Con tu impulso interior deseamos entregar nuestras vidas al servicio de los demás. PJNS


Lectura del primer libro de los Reyes (17,10-16):


En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.»

Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.»


Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.»


Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después.


Porque así dice el Señor, Dios de Israel: «La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra».


Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.


Salmo 145


R/. Alaba, alma mía, al Señor


Que mantiene su fidelidad perpetuamente,

que hace justicia a los oprimidos,

que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos. R/.


El Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos,

el Señor guarda a los peregrinos. R/.


Sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,38-44):


En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa».


Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero; muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.


Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

HOMILÍA

<<Un viñador fue a vendimiar a su viña. Y encontró un racimo tan excepcional que no lo echó al cesto de la cosecha, sino que lo reservó para llevárselo a su esposa:

- ¡Mira qué racimo más hermoso!

Ella se lo agradeció. Y, al llegar la hora de la merienda, le dio aquel hermoso racimo al hijo. El niño quedó pasmado, y salió corriendo al campo donde se hallaba su papá vendimiando, y le dijo:

- Papá, mira qué racimo me ha dado mamá para merendar. Tómalo, para ti.

En los ojos de aquel hombre, curtido de soles y fríos, brotaron dos lágrimas, porque el amor había dibujado un círculo tan perfecto con aquel racimo de uvas de ida y vuelta>>.

Eran regalos que brotaban del corazón, de la gratuidad de cada miembro de la familia.

En el evangelio de hoy la viuda que dio poco al Templo queda en mejor posición que los ricos que daban mucho.

A Dios, a Jesús  no le importa la cantidad de dinero que se da, sino el cariño que se pone, la gratuidad que supone y la intención con que se da.

Un ejemplo cotidiano: ¡Cómo te ríes y disfrutas y lo abrazas, cuando un niñito de la familia te ofrece algo generosamente: un dulce, un juguete, una flor! Te alegra, porque te da lo que a él le gusta tanto. Lo que aprecias es el gesto, la originalidad, el cariño, la buena educación… Dios es como tú. Mira al corazón, no se fija en cuánto traen tus manos. Dios te quiere a ti. No quiere tus cosas. Lo que des no serán las sobras, sino los frutos de tu sudor, de tu corazón.

Jesús continúa desenmascarando y desautorizando a los maestros de la ley, los profesionales de la religión, en lo doctrinal y en su ética, y estética. Advierte de que conviene guardarse de las actitudes que los caracterizan: ambición, hipocresía,  vanidad y búsqueda de honores y poder.

Critica duramente a quienes, con la excusa de la religión, se aprovechan de la ignorancia de las personas y, a veces también, de sus fortunas con el pretexto de obras piadosas. Todavía queda mucho de esto en nuestra religión, el Papa Francisco continuamente está advirtiendo de esto a cardenales, obispos, curas…, para que vivamos para servir a los demás, no para servirnos de los demás.

Jesús ve más allá de las apariencias, se fija en lo fundamental. Jesús alaba, y pone de ejemplo, la generosidad silenciosa de esa mujer pobre, su entrega total, su confianza  y su abandono en las manos de Dios. No tiene vestiduras especiales, no ocupa puestos de honor ni quiere reverencias,  pasa desapercibida para todos. “Sólo” la ve Jesús.

El templo era muy grande. Jesús sabe escoger el lugar adecuado para poder ver lo importante, lo que no sería posible ver desde otra posición.

Con Jesús miro, observo, contemplo. Para aprender a mirar como mira él. Para dirigir mis ojos hacia donde los dirige él. Para intentar descubrir lo que él descubre. Para dejarme sorprender por la grandeza de los detalles pequeños de cada día.

Los “ojos de Jesús” son especiales, saben ver, mirar el corazón. Van por un camino y se les acerca un leproso. Todos los que le rodean ven solo una fuente de contaminación e impureza, y se apartan. Jesús ve su amargura, su soledad y se acerca. Entran en Jericó, encaramado a un sicómoro está Zaqueo, el jefe de los publicanos. Todos ven en él a un pecador público, al opresor amigo de los romanos, y se apartan, pero Jesús ve su marginación, el desprecio y humillación a las que le someten los tenidos por buenos, y se acerca.

¡Los ojos de Jesús! Donde los demás vemos un sembrador que siembra, o un pastor que cuida de su rebaño, o un arbusto de mostaza, o una hogaza de pan crujiente, él ve a Dios; la mejor versión de Dios, que nadie haya sido capaz de imaginar, en cada persona que se cruza en su camino.

Y Jesús recomienda dar y compartir lo que necesitamos para vivir: bienes materiales, descanso, alegría, esperanza, tiempo, cultura, ilusión, bondad, solidaridad, amor.

Las palabras de Jesús nos invitan a preguntarnos si vivimos dando lo que nos sobra o sabemos también dar, compartir lo fundamental de nuestra vida.

CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL

Las palabras de Jesús nos obligan a preguntarnos si vivimos sólo dando lo que nos sobra o sabemos dar también algo de nuestra propia vida, lo que somos, todo lo bueno que el Creador ha sembrado en nosotros. Oremos

Tú eres nuestra fuerza


• La Iglesia será referente de solidaridad, de compromiso, que promueve la entrega gratuita que no mide ni espera respuesta.

Tú eres nuestra fuerza


• Todos nosotros seremos presencia que acompaña, entrega desde un corazón humano y compasivo; siempre junto a los más desfavorecidos.

Tú eres nuestra fuerza

• En nuestras comunidades de fe viviremos y valoraremos a los demás desde el ser y no desde lo que tiene o desde el lugar que ocupa.

Tú eres nuestra fuerza


• Queremos que  las personas que se sienten menos porque no tienen, encuentren nuestro reconocimiento, nuestra valoración y nuestro agradecimiento.

Tú eres nuestra fuerza


• Queremos saber ver más allá de las apariencias y acertar a detenernos en los hombres y mujeres que, aparentemente, nada de ellos merece atención.

Tú eres nuestra fuerza


Padre bueno, queremos vivir la pequeñez de la ofrenda de la viuda que nos habla de totalidad, de donación total. Gracias por la entrega de tu Hijo Jesús que vive por los siglos de los siglos. Amén.


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA… 

ORACIÓN OFRENDAS

Te ofrecemos el pan y el vino, frutos de la tierra y del trabajo de los hombres. Junto a ellos presentamos nuestras vidas: vidas solidarias y egoístas, y a la vez, vidas abiertas a los demás y cerradas sobre nosotros mismos, pero, de verdad, vidas al servicio de la sociedad. Te las ofrecemos con Jesucristo Nuestro Señor.


PREFACIO


El Señor ESTÁ con vosotros…

Levantemos el corazón…

DAMOS gracias al Señor nuestro Dios…


Te damos gracias, Señor,

por habernos enviado a tu Hijo Jesús,

que nos trajo la solidaridad y el amor.

Te damos gracias por habernos dado este mundo:

mundo lleno de riquezas y bienes para nuestro servicio.

Te damos gracias

por habernos dado un cuerpo

y unas manos que nos sirven

para transformar este mundo

y conseguir alimentos para nuestras familias.

Te damos gracias por hacernos hijos tuyos

y enseñarnos a vivir unidos entre nosotros.

Porque hay buenas personas que nos ayudan,

porque hay buenas gentes que luchan en favor de todos.

Ahora nos unimos a los santos,

y a esas personas de buena voluntad

para entonar un himno de alabanza

diciendo:

SANTO, SANTO, SANTO…


CONSAGRACIÓN y PLEGARIA


Te damos gracias de nuevo

porque nos enviaste a tu Hijo al mundo.

Él nos trajo la riqueza y alegría

de tu Amor de Padre.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


El mismo Jesús antes de su Pasión y muerte

se sentó a la Mesa con sus discípulos,

tomó un pan te dio gracias

y se lo repartió diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros. 


Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: 


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.

Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Por eso, Padre bueno, recordamos ahora 

la resurrección de Jesús, el Salvador del 

mundo, y renovamos nuestra fraternidad

Él se ha puesto en nuestras manos 

para que te lo ofrezcamos como ofrenda nuestra 

y junto con él nos ofrezcamos a ti. 

Tú nos escuchas, Señor Dios nuestro; 

y nos das tu Espíritu de amor 

a los que participamos en esta comida, 

para que vivamos cada día 

más unidos en la Iglesia, 

con el Papa Francisco, 

con nuestro Obispo N..., 

los demás obispos, 

y todos los que trabajan por tu pueblo. 


No nos olvidamos de las personas que amamos 

ni de aquellas a las que debiéramos querer más. 


Te damos gracias porque nuestros 

hermanos difuntos… familiares

amigos y miembros de nuestra Comunidad

están ya contigo en Tu casa del Cielo.


Y un día, nos  reuniremos contigo

con María, la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, su esposo San José, los santos

y todas las personas de bien

para celebrar la gran fiesta del cielo. 

Entonces, todos los amigos de Jesús, nuestro Señor, podremos cantarte sin fin. 

Por Cristo, con él y en él, 


PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL


¡Qué tiempos estos que nos toca vivir en la calle y en la Iglesia, en casa y en el trabajo, tan convulsos y duros que, para afrontarlos, necesitan tu palabra evangélica!

Hay en ellos cosas que nos deslumbran antes de conocerlas, o que nos seducen al primer golpe, o al cabo de un rato, o al caer de la tarde, o en plena noche, porque tienen tantas caras y brillos como nosotros portamos frustraciones y necesidades.


Y también las hay que juegan a camuflarse y engañan a los caminantes perdiéndonos entre debates, comparaciones, dogmas y yermas verdades.


Aunque más duro y triste es encontrarse con personas, de cultura y fe reconocida y solvente, que, humildemente y en tu nombre, se proclaman servidores, mas ejercen de jefes y señores sin descubrir sus contradicciones, y hacen sufrir a sus semejantes y traicionan a tantos y tantos creyentes.

Pero Tú nos dijiste para momentos así: Tened cuidado y no os dejéis engañar. Y aunque desplieguen gran parafernalia, no los sigáis ni a orar ni a tomar cañas. Aprended de esa viuda, que es pobre y ha dejado en el cepillo lo que necesitaba. Permaneced firmes en mi palabra y tendréis vida en abundancia. Amén

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

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