Reunión en Manaos con obispos de la Amazonía brasileña Cardenal Czerny escucha a las iglesias de la Amazonía brasileña para “descubrir con precisión qué podemos ofrecer para ayudar”
Iglesias con dificultades financieras, con clero y vida religiosa insuficientes, que tiene una gran participación de laicos, con una experiencia muy positiva de ministerios
En el Regional Norte1, el estado mínimo es cada vez más evidente, con gobiernos truculentos manipulados por grupos de poder que acaban debilitando todas las políticas públicas
El prefecto afirmó que, desde el punto de vista del dicasterio, “no estamos para resolver los problemas y sí acompañar los procesos que finalmente tienen que ser resueltos por el pueblo”
El prefecto afirmó que, desde el punto de vista del dicasterio, “no estamos para resolver los problemas y sí acompañar los procesos que finalmente tienen que ser resueltos por el pueblo”
Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica
La escucha es una actitud muy importante en el dicasterio para el Desarrollo Humano Integral. Escuchar a las iglesias locales para estar cerca de los territorios y poder acompañarlas mejor es algo común, que ha tenido un episodio más en el encuentro entre el prefecto del dicasterio, el cardenal Michael Czerny, la coordinadora regional para las Américas, Cecilia Barja, y las iglesias locales del Regional Norte1, donde estuvieron presentes algunos de los obispos, la secretaria ejecutiva del Regional, el coordinador de Pastoral de la Arquidiócesis de Manaos y el rector del Seminario San José.
Qué impide una vida digna
El punto de partida fue una pregunta: “¿Qué es aquello que impide la vida digna para las personas en sus diócesis?” Los participantes de la reunión fueron relatando la situación de cada Iglesia local. Una realidad marcada por la presencia de una gran diversidad de pueblos indígenas, muchos de ellos agradecidos a la Iglesia por haberlos ayudado en su proceso educativo, que hoy les permite ser universitarios, pero también con muchos de ellos amenazados por el drama del alcohol, que crea dependencia entre los jóvenes, destruyendo la vida de las comunidades. En estas comunidades, como en la diócesis de São Gabriel da Cachoeira, el suicidio, especialmente entre los jóvenes, es una realidad muy común.
Iglesias con dificultades financieras, con clero y vida religiosa insuficientes, que tiene una gran participación de laicos, con una experiencia muy positiva de ministerios, que acompaña a las periferias, a los migrantes y a los pueblos indígenas, cada vez más amenazados por el Marco Temporal, que niega los derechos reconocidos en la Constitución brasileña. Una región donde el cambio climático ha tenido un impacto cada vez mayor en la población, provocando su empobrecimiento y dificultando la presencia de la Iglesia en las comunidades. Una región donde el narcotráfico ejerce un control cada vez mayor, aumentando el consumo de drogas, alcohol y la violencia contra mujeres y niños.
Estado mínimo
En el Regional Norte1, el estado mínimo es cada vez más evidente, con gobiernos truculentos manipulados por grupos de poder que acaban debilitando todas las políticas públicas. Esto se traduce en condiciones habitacionales muy precarias, ocupaciones en las periferias dominadas por el narcotráfico, el desguace de la salud y, tal vez deliberadamente, el desguace de la seguridad pública. La movilidad humana es muy alta y muchas personas viven en ocupaciones en condiciones inhumanas. Han aumentado los mendigos, la población de la calle, el hambre y el trabajo informal, motivados por la ausencia del poder público y la falta de servicios sociales.
La minería ilegal es una amenaza difícil de combatir, que coopta a indígenas y comunidades ribereñas. Un fenómeno ligado al narcotráfico, la trata de mujeres y la explotación sexual. Además, la contaminación causada por la minería provoca problemas neurológicos. Los migrantes sufren violencia en los centros de acogida del gobierno, muchas mujeres no quieren quedarse allí, muchos viven en la calle y son víctimas de situaciones análogas al trabajo esclavo. En algunas regiones, el turismo está vinculado a la explotación sexual y la biopiratería. La quema, motivada por el gran avance del agronegocio, es otra realidad.
Las iglesias de la Región Norte1 están comprometidas con el acompañamiento de niños y adolescentes víctimas de abuso sexual, y existe una gran comunión entre las diócesis para acompañar y superar esta situación. En los próximos meses, se abrirá una casa de acogida en Manaos para este fin, donde también se atenderá a niños de otras iglesias locales. Los obispos insisten en que las iglesias están muy comprometidas a dar su contribución para superar este problema.
Acompañar los procesos
Ante esta coyuntura, el cardenal Michael Czerny afirmo que el peso de los problemas es muy grande. El prefecto afirmó que, desde el punto de vista del dicasterio, “no estamos para resolver los problemas y sí acompañar los procesos que finalmente tienen que ser resueltos por el pueblo”. Desde el dicasterio, el desafío es llevar a cabo un acompañamiento adecuado, creativo. Ante las enormes necesidades, el cardenal Czerny señaló que es algo que “me deja sin palabras”, agradeciendo a los participantes por lo compartido. En ese sentido, “esperamos poder ayudar en algo y descubrir con precisión qué podemos ofrecer que ayude en la pastoral para acompañar a esta gente para que puedan vivir una realidad nueva”, subrayó.
Recordando su presencia en Panamá en los últimos días, donde participó de una reunión regional para una pastoral migratoria coordinada desde Colombia a Canadá, destacó que fue “una reunión positiva por la posibilidad de ayudar más allá de las diócesis y países”. Una oportunidad para aprovechar la realidad, para ser una sola Iglesia que colabora manteniendo las diversidades, un punto clave de la reforma del Papa Francisco. Desde ahí, subrayó que “escucharse mutuamente ya ayuda en ese sentido”, destacando la posibilidad de caminar juntos, hacer realidad la sinodalidad.