Mieles de personas participan en la fiesta de la Inmaculada en Manaos Cardenal Steiner: "Pedid a nuestra Madre que convierta a esos hombres y mujeres que están destruyendo nuestra Amazonia"
"Una Madre a la que acudimos, a la que no tememos, a la que acudimos una y otra vez en nuestros sufrimientos, que a veces son muchos"
"Pedirle a nuestra Madre que convierta el corazón de los que incendian nuestros bosques; queremos pedirle a nuestra Madre que convierta a los que depredan nuestros ríos; queremos pedirle a nuestra Madre, que nos trajo al Hijo de Dios, que convierta a esos hombres y mujeres que destruyen nuestra Amazonía; queremos pedirle a nuestra Madre, que nos trajo a Jesús y supo decir sí, aquí está la sierva del Señor, que se ocupe de nuestros pobres"
"No alejarnos de la Virgen, a permanecer siempre cerca; en los momentos más difíciles, abrirle nuestro corazón; en los momentos en los que no sabemos a dónde dirigirnos, dirigirnos a la Virgen"
"No alejarnos de la Virgen, a permanecer siempre cerca; en los momentos más difíciles, abrirle nuestro corazón; en los momentos en los que no sabemos a dónde dirigirnos, dirigirnos a la Virgen"
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Miles de personas acompañaron a la Inmaculada Concepción en el día de su fiesta por las calles de Manaos, una expresión más de fe y religiosidad popular tan presente en la vida de los amazonenses, que honraron así a su patrona. La celebración comenzó con una procesión por las calles del centro de la capital del Amazonas, con dos paradas significativas: la primera en el Hospital de la Beneficencia Portuguesa, donde la gente rezó por los enfermos, y la segunda para bendecir el belén colocado delante del Teatro Amazonas, en el año en que se conmemora el 800 aniversario del primer belén de Francisco de Asís.
Aquella que trajo al Hijo de Dios
Un caminar por las calles con la Virgen que, según el cardenal Leonardo Steiner, es signo de orgullo y gratitud, y que tiene como motivo recordar las palabras del Evangelio del día: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Según el arzobispo de Manaos, "ninguna mujer ha recibido la invitación como Nuestra Señora", insistiendo en que "sólo Ella recibió la invitación para que Dios pudiera nacer, sólo Ella concibió a Dios en su seno, sólo Ella trajo al Hijo de Dios al mundo, nadie más". Según el cardenal, "por eso la llevamos por las calles de nuestra ciudad, por eso la alabamos y le damos gracias porque en ella, que trajo al Hijo de Dios, contemplamos por fin el rostro de Dios", subrayando que "nos sigue mostrando el camino hacia Jesús".
"Una Madre a la que acudimos, a la que no tememos, a la que acudimos una y otra vez en nuestros sufrimientos, que a veces son muchos", subrayó el cardenal Steiner. El arzobispo invitó a "pedirle a nuestra Madre que convierta el corazón de los que incendian nuestros bosques; queremos pedirle a nuestra Madre que convierta a los que depredan nuestros ríos; queremos pedirle a nuestra Madre, que nos trajo al Hijo de Dios, que convierta a esos hombres y mujeres que destruyen nuestra Amazonía; queremos pedirle a nuestra Madre, que nos trajo a Jesús y supo decir sí, aquí está la sierva del Señor, que se ocupe de nuestros pobres".
Revestidos de la dignidad de hijos e hijas de Dios
El cardenal Steiner nos invitó a pedir por nuestros pobres, "los que no son atendidos en la salud pública, los que sufren por la salud". Pero también invitó a dar gracias, "porque al mirarla, reavivamos nuestra confianza en ella, encontramos consuelo con ella, porque es la Madre de Jesús y así se convirtió en nuestra Madre". El cardenal recordó la desnudez de Adán en el texto de la primera lectura del día, pero siguiendo el Evangelio, "todos nos sentimos vestidos, no estamos desnudos, estamos revestidos de divinidad en nuestra humanidad, no estamos desnudos, porque ella nos señala a Jesús nuestra esperanza", insistiendo con las palabras de la segunda lectura, que no estamos desnudos "porque todos somos hijos e hijas de Dios, no estamos desnudos porque hemos sido revestidos de la dignidad de hijos e hijas de Dios, no hay mayor dignidad".
Un andar de la imagen por las calles de la ciudad, que se hizo "con alabanza y gratitud, y con gratitud queremos permanecer cerca de Ella", insistió el cardenal, que llamó a "no alejarnos de la Virgen, a permanecer siempre cerca; en los momentos más difíciles, abrirle nuestro corazón; en los momentos en los que no sabemos a dónde dirigirnos, dirigirnos a la Virgen", invitando a rezar al menos un Ave María cada día, destacando el rezo del Rosario como una hermosa expresión de nuestra fe.
Colocarse al servicio de Dios
El cardenal concluyó su homilía subrayando la llamada a permanecer cerca de la Virgen, "porque ella siempre nos revestirá de nuestra dignidad de hijos e hijas de Dios, y siempre nos mostrará el camino de Jesús. Todo porque ella aceptó la invitación de Dios: he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Y es que "nosotros también queremos hacer de nuestra vida un servicio a la Palabra de Dios", pidiendo que "dejemos que la Palabra de Dios entre en nosotros y nos transforme, y que todos podamos decir también en los momentos más difíciles: he aquí, Señor, tu sierva, he aquí, Señor, tu esclava".
La celebración terminó con la apertura del Sínodo de los Jóvenes de la Arquidiócesis de Manaos, una de las propuestas de la Asamblea Sinodal Arquidiocesana que terminó en 2022. Varias organizaciones juveniles presentes en la Iglesia de Manaos entraron en procesión con los símbolos del Sínodo, y fueron animadas por el arzobispo a llegar a todos los jóvenes, incluso a los que están alejados de la Iglesia.
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