Iglesias y Minería cumple 10 años de camino Red Iglesias y Minería: El proyecto de Jesús es caminar donde parece no haber camino; América Latina no es zona de sacrificio
No es solo resistir, es pensar en el futuro que queremos (Alex García, líder comunitario, 19 años, pueblo Xinca, Guatemala)
Miles de concesiones siguen a la espera de ser entregadas en América Latina, la gran mayoría haciendo maniobras para pasar por encima de los derechos de los pueblos y comunidades que exigen condiciones más dignas de vida
Los estados, en todos los niveles de gestión, juegan un papel muy doloroso para su propia población: son quienes permiten, promueven y se confabulan con empresas mineras y actividades ilegales para despojar a las familias, y son quienes se cruzan de brazos, el momento de exigir derechos
Desinvertir en minería, hacer códigos éticos y financieros que se desliguen de estas acciones que matan y violan derechos, que ponen en riesgo toda la vida humana y la vida del Planeta
Los estados, en todos los niveles de gestión, juegan un papel muy doloroso para su propia población: son quienes permiten, promueven y se confabulan con empresas mineras y actividades ilegales para despojar a las familias, y son quienes se cruzan de brazos, el momento de exigir derechos
Desinvertir en minería, hacer códigos éticos y financieros que se desliguen de estas acciones que matan y violan derechos, que ponen en riesgo toda la vida humana y la vida del Planeta
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Este año 2023, ha sido un período muy difícil para quienes se resisten al avance del devastador modelo extractivista. Miles de concesiones siguen a la espera de ser entregadas en América Latina, la gran mayoría haciendo maniobras para pasar por encima de los derechos de los pueblos y comunidades que exigen condiciones más dignas de vida, que exigen justicia climática, que exigen el fin del modelo extractivista que les está matando.
2023: Extractivismo minero, violencia y martirio
Que nos está matando, porque esa herida, recae con más inclemencia sobre las poblaciones más vulnerables, más empobrecidas por el mismo sistema, que pretende sus territorios, pero es un problema que nos incluye a todos. Según el último informe de los expertos de Copernicus, el 2023 se ha registrado como el año más caluroso de la historia. El mundo ha experimentado sequías incomparables en muchas regiones del mundo, pasado por el Mississipi, hasta llegar al Amazonas y muchas más regiones. Está comprobado que el cambio climático tiene sus raíces ecológicas y biológicas en la degradación de la Tierra, por la mano humana, el extractivismo, junto con la deforestación, significan dos de las acciones más nefastas, actos suicidas para la humanidad y crímenes contra la Madre Tierra.
Este 2023, ha sido también un año extremadamente violento para quienes defienden y se organizan para resistirse al modelo extractivista, y está reconocido que la actividad minera es una de las causas más grandes de los conflictos eco sociales en América Latina, que luego terminan en persecuciones, amenazas y muertes. Los estados, en todos los niveles de gestión, juegan un papel muy doloroso para su propia población: son quienes permiten, promueven y se confabulan con empresas mineras y actividades ilegales para despojar a las familias, y son quienes se cruzan de brazos, el momento de exigir derechos, reinversión de las ganancias y sanción por incumplimientos a las normativas que exigen el respeto de derechos humanos, el acceso a servicios básicos de calidad, etc.
El 2023, en Europa, se debate una ley que busca como extraer de América Latina, “nuevos minerales” para cubrir su demanda de transición ecológica, que no es, sino, una máscara para cambiar de nombre a las mismas prácticas de violación de derechos, destrucción y violencia. Minerales críticos, como se denominan a materias como el Litio, presente en zonas como salares que serían arrasados. Debates en los que muchos casos la resistencia política a la masacre de poblaciones y derechos humano, la lideran organizaciones de la iglesia católica como COMECE y CIDSE.
Y aún hay escenarios más complejos, empresas como las chinas, que operan en vastos territorios de nuestra región, no tienen ni si quiera condiciones mínimas de protección de las personas, del agua, de la tierra. Y tienen por otro lado secuestrados a los gobiernos. Capitalismo verde disfrazado de ecología y cambio de modelo, extracción y miseria para los pueblos, zonas de sacrificio, con vidas sacrificadas.
Compromiso con el derecho y la dignidad de las comunidades afectadas
En el marco de sus 10 años de existencia, la Red Iglesias y Minería, ha hecho una seria reflexión, sobre las dimensiones actuales del extractivismo, los cambios brutales y violentos a los que nos hemos enfrentado en tan corto tiempo, los nuevos y más caóticos escenarios. Como hemos mencionado anteriormente, los tiempos se han recrudecido y se avizora mayores sufrimientos. Pero es en este mismo escenario que la presencia de la Iglesia cobra más sentido: “El movimiento de resistencia de Jesús, es justamente donde parece ya no haber camino, cuando parece que ya no hay opción, esa es la opción de Jesús”analiza Moema Miranda, miembro de la Red.
En medio de este escenario, las iglesias y grupos de fe presentes en los territorios, no han perdido la esperanza de enfrentar al “gigante”, al monstruo de poder y dinero que con engaños quiere convencer a las poblaciones. De manera colectiva se sigue sembrando vida, como se siembran los campos, como se protege el agua por ser fuente de la existencia, se sale a las calles. Así las redes de iglesia, parroquias, grupos de fe organizados, misioneras, obispos, defienden el derecho de las comunidades a decir NO a este sistema económico. Se hace incidencia con objetivos bien pensados, buscando alianzas. Estos grupos muy diversos, no decaen en el compromiso vital de insistir en cambiar el modelo.
Este 2023, el Papa Francisco nos ha regalado el documento Laudate Deum, donde se insiste con mayor firmeza en señalar las causas políticas, económicas, sociales de la debacle ecológica a la que asistimos, y la emergencia de frenar ese modelo que se denuncia.
Este año hemos celebrado victorias importantes, Panamá Libre de Minería, donde la Iglesia Católica, congregaciones religiosas y conferencia episcopal han tenido un rol muy importante. En Ecuador se logró con la presencia masiva de la sociedad civil que Quito, la capital, esté libre de minería, y también dejar el petróleo del Yasuní (un territorio megadiverso) bajo tierra. La lucha continua para estas experiencias, que ya son signos de luz y profecía.
Este año, la Red Iglesias y Minería ha promovido el encuentro e intercambio de saberes, entre más de 7 países comunidades de base y organizaciones de fe, agentes pastorales que están en la importante lucha de exigir el respeto a los territorios. Más de 30 personas de todo el continente juntas, para compartir sueños y fortalecer acciones. Este año también más de 30 comunicadoras y comunicadores se han reunido en Iquitos, en el corazón de la selva amazónica, para afirmar su convicción de acompañar a las poblaciones, ciudades, comunidades que están enfrentando a este “Goliat”, radios de iglesia, medios y plataformas de inspiración cristiana están juntas. Este año también más de 80 personas de diferentes espacios pastorales y expresiones de iglesia en el territorio, se juntaron en el Encuentro Continental: tejiendo relaciones de ternura con la Madre Tierra, donde además estuvieron presentes instituciones como el CELAM.
Desinvertir en minería una apuesta para este 2024
Este año también 5 jóvenes de territorios afectados recorrieron Europa, denunciando lo que pasa en sus territorios, sus ríos, sus bosques, con los pueblos indígenas cuando la minería llega: “América Latina no es zona de sacrificio” Y también han hecho un llamado fundamental a la Iglesia, elevando su voz junto con la Campaña de Desinversión en Minería a la que invitan a toda la iglesia católica, las otras iglesias, a las personas y organizaciones de buena voluntad, a contribuir de manera concreta para terminar con esta realidad tan violenta y salvaje: desinvertir en minería, hacer códigos éticos y financieros que se desliguen de estas acciones que matan y violan derechos, que ponen en riesgo toda la vida humana y la vida del Planeta. Este 2024, el desafío es inmenso, como el interés de los poderosos, pero la inspiración en el Sí valiente de María nos mueve, la esperanza de Jesús, nos levanta, nos da certeza, de que amanecerán nuevos tiempos, más libres y más dignos, y para eso caminamos, ¿hasta cuándo? ¡Hasta siempre!
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