Entrevista con el Presidente de la Comisión de Enfrentamiento de la Trata del episcopado brasileño Evaristo Spengler: "La trata y la migración es un problema grave, presente en el corazón del Papa desde el comienzo de su pontificado"
"El enfrentamiento sigue siendo un trabajo contra algo que la gente piensa que no existe"
"El desafío en este momento es motivar a las diócesis a tener un grupo de enfrentamiento de la trata de personas"
"Vivo aquí en esta región con mucha vulnerabilidad, y creo que eso permite que estas redes de trata de personas actúen con fuerza"
El Sínodo "refuerza un llamado a la Iglesia en nuestra región, para que sea cada vez más sensible, organizada y unida contra estas redes criminales, lo cual es un pecado que clama al cielo"
"Vivo aquí en esta región con mucha vulnerabilidad, y creo que eso permite que estas redes de trata de personas actúen con fuerza"
El Sínodo "refuerza un llamado a la Iglesia en nuestra región, para que sea cada vez más sensible, organizada y unida contra estas redes criminales, lo cual es un pecado que clama al cielo"
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
A pesar de las dificultades, "se están dando algunos pasos, nuevas personas se están uniendo de una manera mucho más consciente, en campañas de sensibilización, y también muchos grupos están acompañando a las víctimas de la trata de personas", según Monseñor Evaristo. En Marajó, ha visto que las víctimas de la trata de personas tienen un rostro concreto y una alta incidencia, dada la pobreza en que vive la gente. Al mismo tiempo, según el obispo, “estos son hechos que la gente cuenta y que se ha convertido en algo común. Algunos se acostumbran, como si fuera algo normal”.
El Papa Francisco siempre tuvo en mente la trata de personas y la migración, y Lampedusa fue el destino de su primer viaje, donde hizo un llamado a reflexionar sobre la "globalización de la indiferencia". En el proceso del Sínodo para la Amazonía, esto estuvo presente, siendo un instrumento que puede, especialmente con la exhortación post sinodal, que será publicada el próximo miércoles, 12 de febrero, "contribuir mucho, en esta búsqueda de soluciones, de enfrentamiento de la trata de personas", según el obispo de Marajó.
¿Cuál es el trabajo que la Comisión Pastoral Especial para el Enfrentamiento de la Trata de Personas, de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil – CNBB, está realizando en la Iglesia de Brasil?
Tenemos que ver esta comisión desde una historia previa, desde 2008 que el consejo permanente contempló este asunto como un caso serio para ser tratado como conferencia. Hubo algunos seminarios, reuniones a nivel nacional y regional. Finalmente, surgió un grupo de trabajo de enfrentamiento a la trata de personas de la CNBB. Este grupo de trabajo, que preparó la Campaña de Fraternidad de 2014, involucró a la Iglesia de Brasil en este desafío para enfrentar la trata de personas. En 2017, este grupo de trabajo fue transformado por la CNBB en una comisión.
Hemos estado trabajando en tres dimensiones, la dimensión de la capacitación de nuevos líderes, la comunicación, para que las personas sean conscientes de la gravedad de este problema, de este gran crimen que es la trata de personas y el impacto político, ayudando con leyes que generen un mayor impacto sobre los delincuentes que practican la trata de personas. En 2018, esta comisión celebró un seminario con representantes de todos los regionales de la CNBB, y en este seminario se prepararon nuevos líderes para llevar a cabo este trabajo de movilización en todos los regionales de Brasil.
Siempre es un trabajo desafiante y siempre se tiene que trabajar en conjunto. Caritas Brasileira, las comisiones de Justicia y Paz, la Pastoral de la Mujer Marginada, la Red un Grito por la Vida, la Pastoral del Menor, la Comisión Pastoral de la Tierra, han sido grandes aliados en todo Brasil, y está claro que el trabajo debe hacerse en red en las diferentes regiones. El desafío en este momento es motivar a las diócesis a tener un grupo de enfrentamiento de la trata de personas que pueda trabajar en red con sus municipios, con aquellas instituciones que trabajan en el enfrentamiento.
¿Hasta qué punto cree que la Iglesia brasileña ha tomado conciencia de la importancia del trabajo para combatir la trata de personas a partir de la labor de esta comisión?
El enfrentamiento sigue siendo un trabajo contra algo que la gente piensa que no existe. Pero el tráfico a nivel de Brasil y del mundo mueve miles de millones. En el mundo mueve más de 30 mil millones de dólares al año. Significa que solo es superado por el narcotráfico y el tráfico de armas en términos de rentabilidad. Este es un trabajo de organizaciones criminales que genera muchas ganancias, y que de hecho tiene tres enfoques, que es el trabajo forzado, la explotación sexual y el tráfico de órganos.
Pensar que la gente tiene atención inmediata a esta llamada, es muy difícil, porque algunos todavía piensan que esta realidad invisible no existe, pero es poderosa, tiene organizaciones criminales muy organizadas, que ganan mucho dinero con eso. Creemos que la Iglesia de Brasil debería dar pasos muy importantes en este sentido. En 2019, el Vaticano lanzó pautas pastorales sobre la trata de personas. Esto es algo que la comisión, en este año de 2020, sin duda invertirá en la difusión y hará que esta preocupación entre en la pastoral de cada parroquia, en la catequesis, en la Pastoral Familiar, en la Pastoral de la Juventud.
Pero es un proceso, no es algo que ocurra tan naturalmente, sobre todo porque muchos sacerdotes, muchos religiosos, muchos agentes pastorales, ni siquiera han oído hablar de estas pautas pastorales sobre la trata de personas. Pero se están dando algunos pasos, nuevas personas se están uniendo de una manera mucho más consciente, en campañas de sensibilización, y también muchos grupos están acompañando a las víctimas de la trata de personas.
Usted es obispo en una región donde, según las estadísticas, esta presencia de trata de personas es alta. ¿Cómo afecta esto la vida de la gente y de la Iglesia de Marajó?
Antes de venir a Marajó, escuché hablar sobre el tráfico de personas. Ayudé a reflexionar sobre el tema de la trata de personas cuando hubo la Campaña de la Fraternidad, pero para mí era algo muy distante. Cuando llegué aquí a Marajó, me encontré, caminando en la Plaza de Portel con la hermana Henriqueta, a una señora llamada Dani, y esa señora vino a abrazarla y le preguntó, amiga, ¿cómo estás? La hermana Henriqueta me presentó y me habló, esta señora fue traficada y fue repatriada de España a Brasil con la ayuda de la Comisión de Justicia y Paz del Regional Norte 2.
Al visitar una casa, en una visita pastoral en Breves, una mujer muy enferma me dijo que no tenía fuerzas para levantarse de la hamaca. Le pregunté cuándo comenzó esta enfermedad, y ella me dijo que desde el momento en que una hija de 14 años había sido raptada y no tuvo más noticias durante seis años y tres meses. Había sido traficada para trabajo esclavo. Recientemente, en una audiencia pública en Portel, una mujer informó que cinco mujeres llevaban a cinco bebés en el barco. Los bebés lloraban mucho y se acercó a una de las mujeres y le dijo: ¿por qué no amamanta a este niño? Tiene hambre. Así, descubrió que ninguno de esos cinco niños eran hijos de esas mujeres que estaban allí. Todos habían sido cambiados por una cesta de comida.
Estos son hechos que la gente cuenta y que ya se han convertido en algo común. Algunos se acostumbran, incluso como si fuera algo normal. Sabemos que la trata es muy fuerte en lugares de gran vulnerabilidad. Marajó es un lugar vulnerable, pobre, las personas no tienen mucha perspectiva de un trabajo decente, no tienen la posibilidad de estudiar. Entonces, muy fácilmente se dejan seducir, los traficantes son tentadores, los traficantes compran con sueños, prometen fortunas, pero de hecho, cuando la persona es llevada a otro país y no tiene los documentos en la mano, se enfrenta al terror, y a menudo con un terror que no tiene vuelta atrás. Entonces, vivo aquí en esta región con mucha vulnerabilidad, y creo que eso permite que estas redes de trata de personas actúen con fuerza en esta región.
El tema de la migración y la trata de personas estuvo presente durante todo el proceso del Sínodo para la Amazonía. El próximo miércoles, 12 de febrero, será publicada la exhortación postsinodal. ¿Hasta qué punto cree que esta exhortación puede ayudar a combatir la trata de personas en la región amazónica y en todo el mundo?
La trata de personas y la migración es un problema grave, presente en el corazón del Papa Francisco desde el comienzo de su pontificado. Solo hay que recordar que una de sus primeras acciones, que fue un gesto simbólico para todo su pontificado, fue la visita a la isla de Lampedusa, que acoge a los migrantes víctimas de muchos naufragios. El Papa quería llamar la atención sobre el mundo, y dijo una expresión que se ha vuelto fuerte, la globalización de la indiferencia. Llamó la atención sobre el hecho de que las personas no estén anestesiadas ante esta globalización de la indiferencia.
Entonces, estos dos temas también estuvieron presentes en la preparación del Sínodo. Entraron como una fuerte denuncia en el documento final de los obispos, que fue entregado al Papa. Y ciertamente, el Papa hará esta fuerte denuncia de trata, explotación sexual, trabajo esclavo, trata de personas que ocurre en la Amazonía. Todo esto refuerza un llamado a la Iglesia en nuestra región, para que sea cada vez más sensible, organizada y unida contra estas redes criminales, lo cual es un pecado que clama al cielo. Porque Jesús vino a traer hermandad, paz, dignidad a la persona humana. Y cuando vemos, incluso hoy, personas que son traficadas, representa una clara negación del proyecto de Dios para sus hijos en este mundo. El Sínodo para la Amazonía, seguro, colaborará, contribuirá mucho, en esta búsqueda de soluciones, para luchar contra la trata de personas.
El Papa Francisco instituyó un día de oración y reflexión sobre esta temática, que coincide con la fiesta de Santa Bakhita, que fue traficada. ¿Cómo influye esta jornada, o puede influir, en la vida de la Iglesia en Brasil?
El Papa Francisco, como uno de sus gestos que brota de su corazón, de preocupación por la trata de personas, instituyó esta jornada, el día de San Bakhita, una santa africana traficada a Europa como esclava. Este día nos recuerda que cada oración, cada clamor de los pobres que se acerca a Dios, no deja a Dios indiferente. Dios acoge, desciende y muestra su presencia en esta lucha por la libertad, por la dignidad humana.
Segundo, este día de oración, de reflexión contra la trata de personas, ayuda a despertar, a ser más conscientes de este drama que, incluso hoy, miles de personas viven en todo el mundo. Al despertar a más personas, esta red de enfrentamiento también es más fuerte. La Iglesia católica lanzó, en 2019, como ya dije, pautas pastorales sobre el tráfico de personas, y estas pautas aún son poco conocidas en nuestras comunidades, por nuestros sacerdotes.
Y podríamos, a partir de esta jornada, también comenzar a difundir estas pautas pastorales más en nuestros grupos de catequesis, en nuestras pastorales juveniles, en nuestras pastorales familiares y en nuestras comunidades. Quién sabe, quizás también divulgar más en la prensa, porque es un texto, un documento, que ayuda mucho en esta conciencia, en esta sensibilización, y orientando en la práctica que es lo que se puede hacer. Muchas veces las personas, incluso siendo conscientes,no saben cómo comenzar, no saben qué hacer. Entonces, estas pautas pastorales ayudan a comprender mejor cómo el cristiano puede posicionarse frente a este crimen, este pecado que clama al cielo.
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