XXI Encuentro Latinoamericano de Pastoral Juvenil en Paraguay Emilce Cuda: "Los jóvenes tienen que salir a las calles de América Latina a tocar la carne sufriente de Cristo en el pueblo"
El discernimiento espiritual y comunitario, pensando en la construcción de la civilización del amor, es el tema que convoca a más de 120 jóvenes de América Latina y el Caribe para escuchar, dialogar y proponer nuevas formas de trabajo
La pastoral juvenil latinoamericana retomará el camino hecho en un ejercicio de memoria, un espacio de encuentro, intercambio y aprendizaje
"Únanse como laicos a sus pastores a sus obispos, arzobispos, cardenales. Síganlos, escúchenlos, llámenlos, convóquelos y dialoguen con ellos”
"Únanse como laicos a sus pastores a sus obispos, arzobispos, cardenales. Síganlos, escúchenlos, llámenlos, convóquelos y dialoguen con ellos”
Acercarse a las realidades de América Latina y el Caribe para generar una conversión en la práctica de la Pastoral Juvenil, es el principal objetivo del XXI Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de esta pastoral. Evento que se desarrolla del 15 al 20 de julio en Paraguay.
El discernimiento espiritual y comunitario, pensando en la construcción de la civilización del amor, es el tema que convoca a más de 120 jóvenes de América Latina y el Caribe para escuchar, dialogar y proponer. La meta es dejarse inspirar por el evangelio de Lucas en su capítulo 7 que hoy se hace actual… "Y acercándose, tocó el féretro y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, ¡Levántate!”.
Así, buscan retomar el camino hecho por la pastoral juvenil latinoamericana en un ejercicio de memoria, un espacio de encuentro, intercambio y aprendizaje. En esta oportunidad, serán las voces y situaciones muchas veces ignoradas, las que facilitarán el acercamiento de los integrantes de la pastoral juvenil a las realidades sociales, económicas y culturales de su entorno.
Este será el primer paso para definir acciones que favorezcan la conversión personal y comunitaria, traduciendo las reflexiones y aprendizajes adquiridos en motivos para el encuentro con las comunidades locales. Como parte de la agenda se espera que las delegaciones analicen el camino hecho y en un ambiente de escucha, conversación espiritual y sinodalidad; piensen en el futuro de la Iglesia joven de América Latina y el Caribe. Se trata de elegir caminos para levantarse por la juventud continental de acuerdo con la realidad de los diferentes países.
Organizar la esperanza
En la primera etapa del evento, Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina y una de las invitadas, no duda al decir que el camino hecho durante los últimos tres años junto a la pastoral juvenil es un proceso que fortaleció los lazos con instituciones como el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño.
“Estoy realmente muy feliz de estar aquí en medio de los jóvenes, el Papa Francisco dice que los jóvenes no son el futuro, son el presente. Cuando llegué a la Pontificia Comisión para América Latina, una de las primeras visitas que recibí fue la de esta red, la pastoral juvenil, realmente me conmovió”, afirmó. Según recuerda, el diálogo entre las dos organizaciones se consolidó en compañía de la coordinación de Cebitepal, hasta lograr un espacio dentro del Celam. “Me sentí muy feliz de haber sido convocada, me pongo a disposición. Me parece un sueño que se ha construido en estos tres años”, comentó.
Respecto a las expectativas que le despierta el evento, la catedrática indica que son enormes, aclarando que más allá de eso, todo se relaciona con la virtud de la esperanza. “Las virtudes teologales son tres: la fe, la esperanza y el amor. El Papa Francisco habla mucho de organizar la esperanza. Esta es una virtud que no se pierde, es un regalo divino; pero son los jóvenes quienes tienen que hacerse cargo de organizarla”, insiste.
Amor hecho obras
Esto implica armar comunidad para hacer cosas muy concretas. Desde su perspectiva “la juventud que sigue a Jesús tiene que salir a nuestras calles de América Latina a tocar la carne sufriente de Cristo en el pueblo”. Frase que según explica está en la nueva constitución de la curia romana la "Praedicate Evangelium", cuyo contenido nos dice como predicar el Evangelio.
“No nos dice que predicar, porque ya lo sabemos, predicamos la vida buena como nos dice el Evangelio de Juan, pero lo que nos dice el Papa es de qué modo y es tocando la carne sufriente de Cristo, eso es un acto concreto. Eso es evangelizar con palabras y gestos… Eso esperamos de los jóvenes”.
Para Emilce Cuda, ellos saben cómo hacerlo porque son los verdaderos y reales organizadores de la esperanza. Así que confía que tras una semana de trabajo alcancen acuerdos para “lograr una unidad entre las diferencias, esa que es capaz de transformar este continente. Se trata de empezar ya mismo, siendo un hospital de campaña que se ponga manos a la obra”.
Frente a la necesidad de fortalecer la estructura de la pastoral juvenil en América Latina, Cuda asegura que esta es una pastoral activa, es el amor hecho obras. “Lo primero que les digo es únanse como laicos a sus pastores a sus obispos, arzobispos, cardenales. Síganlos, escúchenlos, llámenlos, convóquelos y dialoguen con ellos”, la idea no es ponerse adelante sino en todos los lugares, junto a ellos.
Un trabajo de extensión
Igualmente, la académica considera que es vital contar con la Iglesia, el clero, pero también con los teólogos. “A veces veo que no hay una comunicación estrecha entre los jóvenes que hacen pastoral y los teólogos”, advierte.
Por ello, pide que no olviden que “la iglesia es muy amplia y además de los sacerdotes, obispos y cardenales, a quienes queremos, cuidamos y también estimulamos para que salgan con nosotros a las calles; también están los teólogos, porque son aquellos que están preparados para ayudarnos a discernir comunitariamente”.
Si bien el discernimiento lo hacemos nosotros y cada uno tiene una especialidad; Cuda sostiene que los teólogos no solamente trabajan en las universidades dictando clase, sino que también son responsables de organizar la esperanza. “Ustedes tienen que ir a buscarlos como amigos, compañeros y pares; desde luego respetando el lugar de cada uno. No los dejen solos, busquen a los rectores de las universidades, hagan un trabajo de extensión con las universidades, con los políticos y los movimientos populares”, concluye.