María... Fiesta de la Visitación
La Visitación de Maria a su prima Isabel, es la fiesta de dos mujeres, ambas embarazadas, que se encuentran para celebrar el próximo nacimiento de sus hijos. Sus diferencias son notables, marcadas también por la edad.
| Gemma Morató / Hna. Carmen Solé
Para los que ya somos mayores no siempre es fácil tener la capacidad de acoger a los jóvenes. Su forma de expresarse, su modo de ser, incluso su vitalidad, no encuentran a veces espacio entre los que ya hemos recorrido la mayor parte de nuestra vida. Su forma de ser, su risa, sus cantos o sus bailes a veces nos molestan y no hallan acogida o respuesta entre los ya mayores.
La Visitación de Maria a su prima Isabel, es la fiesta de dos mujeres, ambas embarazadas, que se encuentran para celebrar el próximo nacimiento de sus hijos. Sus diferencias son notables, marcadas también por la edad.
Isabel que acoge a Maria mucho más joven que llega para ayudarla en el último tiempo de su embarazo, cuando ella vive su misma situación, así nos los presenta el evangelio de San Lucas en el capítulo primero: María fue a la casa de Zacarías y saludó a Isabel y ésta ya mayor, llena del Espíritu Santo agradeció con gozo su visita.
La presencia de María debió cambiar el clima en la casa de Isabel. Una mujer joven no expresa su gozo, su felicidad, sus temores o sus dudas del mismo modo que otra ya mayor.
Los jóvenes al comunicarnos su momento de gozo, su esperanza, su júbilo o su preocupación, vienen a romper nuestra rutina, nuestro silencio, nuestro mundo quizás ya replegado sobre nosotros mismos, aunque todavía tengamos la capacidad de dar al mundo una vida nueva.
Si María fue valiente para ir por las tierras de Galilea a visitar a su prima, Isabel fue generosa al acogerla con tanto gusto que su hijo saltó de júbilo en sus entrañas. La futura maternidad de ambas las llenó de gozo y sin duda el tiempo de espera se les hizo también más llevadero, más fácil.
Ojala supiéramos hacernos entre todos la vida más llevadera, más alegre, en cualquier circunstancia, como María hizo más fácil el último tiempo de embarazo de su prima. Así apoyándose mutuamente, aportando cada una su realidad como mujeres, una casi anciana y muy joven, la otra, el tiempo de espera pasó más rápido para ambas.