Un día diferente pero dando gracias a Dios especialmente por tantos rostros que forman parte de mi vida... Más cerca
Esos son los regalos que más nos importan de verdad, porque nos llegan muy dentro de nosotros mismos, por los que verdaderamente nos sentimos queridos y agradecidos, el saber que esas personas están de verdad cerca de ti.
| Gemma Morató / Hna. Ana Isabel Pérez
Hace poco celebré un año más de vida, un día de acción de gracias a Dios por tanto vivido y también inolvidable, con todo lo que ha conllevado la Covid-19. Hubo tiempo para celebrarlo y disfrutarlo, con las personas que se hicieron presentes por varios medios de comunicación. Lo más curioso y también inhabitual fue que hubo pocos abrazos, muy limitados, demasiado, pero es aquello de que “ahora toca así”. Claro que no hay nada como un abrazo, esa cercanía, que también nos ayuda a agradecer los regalos y te queda una sensación de si has sido lo suficientemente expresiva al recibir un regalo y agradecerlo.
Por otro lado, y a falta de la cercanía física, se palpa a las personas que quieres y te quieren más cerca, otros gestos, a veces, en las palabras. Hubo una amiga que al no dar el abrazo, lo quiso “dar”, expresar en una carta y me sorprendió gratamente; es ahí donde la rapidez del abrazo pasó a un tomarse el tiempo para escribir, pensar en el otro y acercarse de otra manera. Esos son los regalos que más nos importan de verdad, porque nos llegan muy dentro de nosotros mismos, por los que verdaderamente nos sentimos queridos y agradecidos, el saber que esas personas están de verdad cerca de ti.
Un día diferente pero dando gracias a Dios especialmente por tantos rostros que forman parte de mi vida, por los lazos que se van creando. Es cierto, que se hace raro no poder expresarse con un abrazo, acoger al otro de esa manera, el mostrar cariño con ese gesto, pero aunque nos falte esa forma tan natural a la que estábamos acostumbrados, lo que siempre permanecerá es la cercanía en el corazón y ésa tenemos muchas capacidades y maneras para acercarnos al corazón del otro ¡Sigamos abrazando…de tantas maneras!