| Gemma Morató / Hna. María Nuria Gaza.
Jesús realiza un gesto de poder curando un paralítico. Especialmente lo hace en sábado y así se afirma como dueño de este día. Esto lo sitúa en la línea de Dios todopoderoso y creador.
Se podría concluir lógicamente que un hombre teniendo un tal poder se demuestra como maestro y amo del sábado. Un hombre que teniendo una tal fuerza no tiene nada que temer de los hombres. Es lo que dirán irónicamente al pie de la cruz los que lo habrán condenado a muerte: “Ha salvado a otros que se salve el mismo”. Pero la explicación de hoy viene encuadrada en esta falsa interpretación de la identidad de Jesús. Su poder no es un servicio para sí mismo, en ningún momento usa su fuerza para escapar de sus adversarios, todo lo contrario, y así muestra cuál es su fuerza. Su huida temporal de sus enemigos no es un freno para su misión, Él continúa haciendo milagros, e incluso cura a un hombre poseído.