"Dejad de matar. Detened la violencia. Dejad el camino de las atrocidades (...). Son nuestra gente" Cardenal Bo: "Myanmar se encuentra hoy en otro capítulo de oscuridad, derramamiento de sangre y represión"
El arzobispo de Yangón invitó a rezar por los que “ahora mismo están en peligro, escondidos, desplazados, encarcelados, heridos o en duelo"
"Que los militares retrocedan en su camino de conflicto, represión y destrucción”
Los obispos birmanos muestran su compromiso "en la tarea de hacer que esta nación pueda resurgir a través del entendimiento mutuo y la paz”
Los obispos birmanos muestran su compromiso "en la tarea de hacer que esta nación pueda resurgir a través del entendimiento mutuo y la paz”
| RD/RV/Fides
Un nuevo capítulo de oscuridad, un retorno a las balas, al derramamiento de sangre y a la represión militar, es el panorama que el arzobispo de Yangon, cardenal Charles Maung Bo, describe en un videomensaje por la Jornada Mundial de Oración por Myanmar, iniciativa online que tendrá lugar hoy, organizada por la Christian Solidarity Worldwide (CSW).
Nuevamente, el purpurado birmano lanza un llamado al diálogo y al respeto de los resultados de las elecciones, cuando ya son al menos 70 las víctimas de la represión militar en las protestas que, desde el golpe militar del pasado 1 de febrero, han protagonizado miles de personas en las calles de Myanmar para recuperar las pocas libertades democráticas que había conseguido bajo el gobierno civil a la líder y Nobel de la paz, Aung San Suu Kyi.
Represión, violencia y dictadura
“Myanmar se encuentra hoy en otro capítulo de oscuridad, derramamiento de sangre y represión”, afirma el cardenal Bo al lamentar que “después de una década de reforma y apertura” que, no obstante los “desafíos y tormentas”, hacía vislumbrar “un nuevo amanecer de democracia, libertad, paz y justicia”, hoy el país ha “retrocedido más de una década, devueltos a la pesadilla de la represión militar, la brutalidad, la violencia y la dictadura”.
Asombrado por el coraje y compromiso del pueblo birmano determinado a defender “la democracia y las libertades que tanto les ha costado ganar”, el purpurado birmano condena que tal demostración de “sentido de unidad y solidaridad en la diversidad” de etnias y religiones haya tenido como respuesta “balas, golpizas, derramamiento de sangre y dolor”, de tantos birmanos “asesinados o heridos en nuestras calles” y de tantos miles de arrestados y desaparecidos.
Un destino que ha tocado incluso en los estados étnicos, donde a pesar de los acuerdos de alto el fuego, “el ejército está atacando una vez más a civiles, desplazando a miles y exacerbando una crisis humanitaria que ya existía pero que ahora es aún más grave”.
Que nazca un nuevo Myanmar
“Ahora en esta oscuridad, en estos tiempos oscuros, escuchamos la voz del Señor llamando a la Iglesia a ser todavía un testigo, a ser un instrumento para la justicia, la paz y la reconciliación”, afirma el presidente del episcopado de Myanmar, que apoyado en las lecturas de la liturgia de este lunes, llama a aferrarse al mensaje de paz y esperanza y a rezar porque “nazca un nuevo Myanmar de esta tragedia actual”, donde se garantice el derecho a “las libertades básicas”, se celebre “la diversidad étnica y religiosa” y donde se pueda disfrutar de “la paz real”.
Y en este contexto, el cardenal Bo hace un llamado concreto a los soldados para que “depongan sus armas, se alejen del poder y hagan lo que un ejército debe hacer; defender en lugar de atacar a la gente”.
El arzobispo de Yangón reitera su invitación a rezar por los que “ahora mismo están en peligro, escondidos, desplazados, encarcelados, heridos o en duelo"; por los líderes del movimiento democrático, de las nacionalidades étnicas y todos los líderes religiosos; a orar para que los militares retrocedan en su “camino de conflicto, represión y destrucción”; y para que se respeten los resultados de las elecciones, en las que el pueblo de Myanmar expresó “con tanta claridad” su voluntad de avanzar “por un camino de auténtica democracia, acompañada de diálogo, reconciliación, justicia y paz”.
Mensaje de los obispos birmanos
Por otro lado, los obispos birmanos han mostrado su compromiso "en la tarea de hacer que esta nación pueda resurgir a través del entendimiento mutuo y la paz”. En un texto enviado ayer a todas las diócesis y a los líderes políticos, religiosos y de la sociedad civil, llaman a detener toda violencia.
El texto dice lo siguiente:
“Como líder de la Iglesia Católica de Myanmar, deseamos la paz para todos. Instamos a todas las partes en Myanmar a buscar la paz. En las últimas semanas nos hemos enfrentado a grandes desafíos como nación. Esta crisis no se resolverá con un derramamiento de sangre. Buscad la paz. Las matanzas deben cesar de inmediato. Hay tantos muertos. La sangre derramada no es la sangre de los enemigos. Es la sangre de nuestros hermanos y hermanas, de nuestros ciudadanos. Somos una nación que ha acariciado un sueño. Nuestros jóvenes han vivido en la esperanza. No nos convirtamos en una nación de desilusión sin sentido. Dejad de matar. Detened la violencia. Dejad el camino de las atrocidades. Dejad que todos los inocentes sean liberados. Son nuestra gente”.
Mensaje de Parolin
El texto de los obispos también da a conocer y comparte el mensaje que ha escrito el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, para reiterar los mensajes del Papa dirigidos a Myanmar. En particular, el mensaje de la Santa Sede “anima a la Iglesia a participar en el proceso de paz”, dicen los obispos birmanos, señalando que el texto “reafirma la solidaridad fraterna del Papa con todo el pueblo de Myanmar” y expresa “en su nombre su sentimientos de solidaridad con el pueblo de Myanmar”.
En el Mensaje del cardenal Parolin se recuerdan las recientes intervenciones del Papa Francisco (en el Ángeus del domingo 7 de febrero, y en el Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante el Vaticano, el 8 de febrero), en las que el Papa espera que se pueda “servir al bien común, promoviendo la justicia social y la estabilidad nacional para una convivencia democrática armoniosa”, y pide que “las aspiraciones del pueblo de Myanmar no se vean sofocadas por la violencia”.
En su carta – refieren los obispos birmanos -, el cardenal Parolin recuerda que durante su visita a Myanmar en 2017, el Papa se reunió con todas las partes interesadas. El Pontífice considera este país con mucho cariño. Con los sentimientos del Papa en mente, el cardenal Parolin alienta a los líderes de la Iglesia de Myanmar a reunirse con el Superior General Min Aung Hlaing, el líder Daw Aung San Suu Kyi, otros líderes de la sociedad civil y líderes religiosos, para buscar un camino hacia la paz.
La paz, el único camino
“El cardenal ha pedido que la Iglesia de Myanmar transmita la preocupación y el amor del Papa por esta nación. El secretario de Estado también pide que este mensaje se transmita a todos los actores antes mencionados y nos insta a unirnos para encontrar el mayor bien para todos, sobre todo para satisfacer las esperanzas y garantizar la dignidad de nuestras jóvenes generaciones”, se lee.
“La paz es posible; la paz es el único camino. El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, pide que toda la comunidad católica en Myanmar no escatime esfuerzos en esta dirección”, concluyen los obispos.
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