El patriarca de Jerusalén, ante una nueva Semana Santa de violencia en la tierra de Jesús Pizzaballa: "No tenemos miedo, no nos rendimos, somos parte de esta tierra y no permitiremos que unos pocos extremistas dicten nuestra agenda"
"La situación es problemática, pero no es nada nuevo, estamos acostumbrados a los problemas"
"Precisamente porque hay tantas tensiones políticas y religiosas, queremos expresar una vez más nuestro deseo de celebrar con mayor determinación"
"Estoy en contra de la idea de que haya que tener permisos para ir a los lugares de culto"
Siempre corremos el riesgo de vivir cada uno en su propia isla: Gaza, Cisjordania, Jordania, Jerusalén, Galilea, Chipre; religiosos, laicos, árabes, no árabes"
"Estoy en contra de la idea de que haya que tener permisos para ir a los lugares de culto"
Siempre corremos el riesgo de vivir cada uno en su propia isla: Gaza, Cisjordania, Jordania, Jerusalén, Galilea, Chipre; religiosos, laicos, árabes, no árabes"
(Asia News).- Tierra Santa es "un gran condominio" donde la gente convive "a pesar de los problemas: hay grandes extremismos, pero debemos seguir trabajando juntos" como sucede en las escuelas y en los hospitales. Por mucho que sigamos "levantando barreras" al final "nos vemos obligados a cruzarnos, a encontrarnos en todos los ámbitos de la vida. Y los encuentros de un condominio nunca son aburridos". Con esta metáfora, el Patriarca de Jerusalén de los Latinos, Pierbattista Pizzaballa, describe el clima de estos días previos a la Pascua, en una región que en las últimas semanas ha vivido una escalada de violencia. El último episodio ocurrió esta semana en la mezquita de al-Aqsa, escenario de una redada de la policía israelí que culminó con 350 palestinos detenidos.
"La situación es problemática", declara el clérigo a AsiaNews, "pero no es nada nuevo, estamos acostumbrados a los problemas" que no afectan a las celebraciones que la comunidad espera "con entusiasmo". "Este año", prosigue, "comenzamos con la procesión del Domingo de Ramos, muy concurrida y con la presencia de todas las parroquias". Puede parecer paradójico, pero "quizá precisamente porque hay tantas tensiones políticas y religiosas, queremos expresar una vez más nuestro deseo de celebrar con mayor determinación". El deseo de asistir a las celebraciones, explica, es una "reacción espontánea" porque "lo repito una y otra vez: no tenemos miedo, no nos rendimos, somos parte de esta tierra y no permitiremos que unos pocos extremistas dicten nuestra agenda".
On Palm Sunday, Patriarch Pierbattista Pizzaballa, the Latin Patriarch of Jerusalem, calls for unity, after witnessing many episodes of violence in the city in recent weeks, including violence against churches and Christian symbols.
— Vatican News (@VaticanNews) April 3, 2023
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El patriarca de origen italiano vive en Tierra Santa desde 1999. Primero se desempeñó como Custodio (2004-2016) y luego como administrador apostólico (2016-2020). En sus declaraciones, se refiere a las tensiones en Israel, al ascenso del gobierno más derechista de la historia y los atentados que también afectan a los cristianos. Frente a una población de nueve millones de habitantes, en Israel los cristianos de las diversas confesiones suman 180.000 -menos del 2%- y los católicos representan una pequeña parte. Pero, como repiten a menudo los líderes de las Iglesias, aquí nació todo, aquí empezó la historia cristiana, y por eso es decisivo estar aquí y permanecer.
Con motivo de las celebraciones del Domingo de Ramos, el Patriarca Pizzaballa volvió a responder a quienes acusan a los cristianos de ser extranjeros atados a Occidente, o más bien huéspedes de Tierra Santa. "Formamos parte de la identidad de esta ciudad, de Jerusalén y de esta tierra", explica el prelado. La escalada de ataques "no es nada nuevo", sólo que ahora han adquirido "mayor fuerza, porque hay partidos extremistas en el gobierno que los reivindican muy claramente". Gaza es una cárcel cada vez más a cielo abierto, y los permisos de salida otorgados a los cristianos también se han reducido drásticamente, "en Navidad eran casi 700”; para esta Pascua se otorgaron “menos de 200".
"Estoy en contra de la idea de que haya que tener permisos para ir a los lugares de culto", señala, y desde hace tiempo "las restricciones y los problemas" forman parte de un "contexto político" que se ha endurecido aún más con el "nuevo gobierno de la extrema derecha religiosa". Todo es parte de un mismo contexto". Sigue siendo un "mundo desgarrado y violento" y "como dije en mi homilía de Navidad, la violencia parece ser nuestro único lenguaje, nuestra única forma de expresión, y esto no es cierto". A nivel político y religioso hay violencia, pero si uno visita los territorios también se ve a mucha gente que vive de otra manera: también debemos ser capaces de ver el bien que crece, no sólo el mal que destruye".
Las escuelas cristianas son un ejemplo de ello, aunque también haya habido "episodios de violencia". En los establecimiento se ve una "reacción opuesta, marcada por la solidaridad, la cercanía”, en la que tanto judíos como musulmanes denuncian" lo que ocurre. Los niños de distintas confesiones 'conviven', las familias 'se reúnen y hablan entre ellas', hablan de los temas más importantes y de sus hijos 'aunque no falten los problemas'. Pero lo que surge, dice, es un movimiento de "rechazo de la violencia y de los estereotipos", de un inmovilismo e indiferencia generalizados incluso a nivel mundial, en el que "la cuestión palestina ha sido totalmente degradada".
#HolyThursday#holysepulchre#Jerusalem
— Custodia Terrae Sanctae (@custodiaTS) April 6, 2023
"We are celebrating today great and ineffable #mysteries: the institution of the priesthood and the Most Holy #Eucharist, the new commandment of love"
Homily by S.B. Pierbattista Pizzaballa pic.twitter.com/DrvZnfNqy9
Por último, el Patriarca Pizzaballa reflexiona sobre la comunidad cristiana de Tierra Santa, a la que ha visto crecer "en el sentido de pertenencia, de unidad". "Siempre corremos el riesgo de vivir cada uno en su propia isla: Gaza, Cisjordania, Jordania, Jerusalén, Galilea, Chipre; religiosos, laicos, árabes, no árabes". Por el contrario, el sentimiento de pertenencia "a la única Iglesia de Jerusalén", concluye, "ha crecido mucho, convirtiéndose en una participación concreta. El proceso sinodal ha ayudado, fomentando la participación, la colaboración, la amistad, las iniciativas y las relaciones".
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