La Guerra Mundial, la conversión de Rusia y "el sacerdote vestido de blanco" Los tres secretos de Fátima

( J. B.).- El 13 de mayo de 1917, la Virgen María se apareció a tres pastorcillos en Cova de Iría (Fátima): Lucía, Francisco y Jacinta. Hubo varias apariciones (13 de mayo, 13 de julio y 13 de octubre). En ellas, la Madre de Dios mostró a los tres niños los que hasta hoy se conocen como "tres secretos de Fátima": el primero vaticinaba la muerte prematura de Jacinta y Francisco (que eran hermanos y primos de Lucía), mientras que el segundo se refería a la visión aterradora del infierno, al final de la Primera Guerra Mundial y al estallido de la segunda contienda mundial y predecía la conversión de Rusia y el fin del comunismo. Pero, ¿y el tercero?

Las profecías de la Virgen se cumplieron, y Francisco y Jacinta fallecieron al poco tiempo. No así Lucía, quien se hizo religiosa y vivió hasta el 13 de febrero de 2005. Sucedió la II Guerra Mundial, y la caída del Muro y del comunismo. Las primeras partes del secreto fueron publicadas en 1941 pero la tercera, escrita en 1944, fue conservada en sobre cerrado por el obispo portugués de Leiria (quien nunca conoció su contenido) y enviada al Vaticano en 1957.

Fue el Papa Juan XXIII, en el verano de 1959, el primero en leer el mensaje redactado por Lucía. Tras la lectura decidió mantenerlo reservado hasta que alguno de sus sucesores decidiese hacerlo público.

Finalmente, el 13 de mayo de 2000, en el santuario de Fátima, Juan Pablo II -que justo 18 años antes había estado a punto de morir por los disparos del turco Alí Agca-, beatificaba a Francisco y Jacinta. Y desvelaba, al fin, el "tercer secreto". O eso parecía.

Ante unas 700.000 personas y en nombre del Papa, el entonces cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, desveló en Fátima que se refería al atentado que sufrió Wojtyla el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro, a la lucha del comunismo contra la Iglesia y al inmenso sufrimiento de las víctimas de la fe en el siglo XX. "El sacerdote vestido de blanco" parecía, pues, Juan Pablo II.

Un mes más tarde, ya en el Vaticano, el cardenal Joseph Ratzinger -el actual Papa- fue el encargado de desvelarlo totalmente y de interpretarlo, precisando que se trataba de un llamamiento a la conversión, a la penitencia y a la fe y que no incluía revelaciones apocalípticas como el fin del mundo o sobre el futuro de la historia.

La historia parecía cerrada. Sin embargo, esta mañana, en el vuelo papal, Benedicto XVI ha asegurado que los "sufrimientos" actuales de la Iglesia por los escándalos por abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes forman parte del tercer secreto de Fátima. El Papa subrayó que el mensaje de Fátima es para todos y no para unos pocos y que la visión del sufrimiento del Papa se personifica en Juan Pablo II cuando sufrió el atentado, aunque también el Tercer Secreto se refiere a otros sufrimientos de la Iglesia. "El sacerdote vestido de blanco", entonces, no era Juan Pablo II. O no sólo Juan Pablo II.

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