Antonio Colinas 5. ME HE SENTADO EN EL CENTRO DEL BOSQUE

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Nos fuimos asomando discretamente a tres títulos de la tercera etapa lírica de Antonio Colinas: “Los silencios de fuego” (1992), “Libro de la mansedumbre” (1997) y “Tiempo y abismo” (2002). Cerraremos hoy nuestra fugaz aproximación con el poemario “Desiertos de la luz” (2008).

Así lo describe el poeta leonés en su “Obra poética completa”:
“Aquí, en el último libro de la tercera etapa de mi poesía no es ya el humanismo de los antiguos poetas y filósofos de Extremo Oriente el protagonista, sino un humanismo de raíces cristianas revelado en el centro de sus centros, en una ciudad sagrada para tres culturas [Jerusalén] de donde brotaron y brotan las ideas perennes del amor y de la paz...”


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"DESIERTOS DE LA LUZ"

En el año 2008 edita Tusquets el interesante poemario de Colinas “Desiertos de la luz”, en el que el autor se interna por caminos que le conducen a una mayor austeridad y despojamiento. Bajo el título “Cuaderno de la vida”, se dan a conocer, por ejemplo, poemas del mundo real sobre la guerra de Oriente Medio y los brutales atentados del 11–M en Madrid. En un segundo momento, “Cuaderno de la luz”, todo se desnuda en busca de la esencia y universalidad del ser. Los símbolos se adueñarán por completo del verso y sus paisajes, con gran exigencia de trascendencia, “algo como seguramente antes no se había dado en mi poesía”, confidencia el autor. En imagen, portada de la edición, con el diseño de una lucerna, en vista lateral y a vuelo de pájaro.

A la pregunta de si es Antonio Colinas un ser religioso, y de su concepción de la espiritualidad, el místico poeta responde:

"Creo en la presencia de lo sagrado; esa presencia que ha acompañado al ser humano desde los orígenes. Lo que sucede es que, a lo largo del tiempo (y particularmente en España, a través de una idea muy decimonónica) se ha confundido lo sagrado con lo clerical, lo eclesial o, más bien, con la ideología religiosa. Ello nos ha llevado a enfrentamientos, a guerras. ¿Cómo ignorar esa presencia o necesidad de lo sagrado en el mundo? Todo el arte, la música, la poesía, que han girado en torno a este sentido, han dado frutos maravillosos. Concibo, pues, la religión como expresión de ese sentido sagrado de la realidad, que exige piedad y armonía en la mirada."

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QUE VENGA A NUESTRO ENCUENTRO TU LUCERNA ENCENDIDA

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Conmovedora versión muy personal del “Padrenuestro”. Las metáforas, los símbolos que enriquecen el texto son, con frecuencia, elementos de la naturaleza. Se presenta el poeta como cumplidor de la voluntad divina, a pesar de su dificultad (“haz que el mal que nos queda pendiente, / que las pruebas últimas que nos reservas...”). En el fondo de todo sobrevuela la esperanza en hora última, aludida por Lucas 12,35: “Estad preparados y tened encendidas vuestras lámparas.” Me llena de emoción el ruego final de salvación y luz definitiva: “Ábrenos a otra vida, siléncianos, remánsanos / en ese mar de luz o fuego blanco / del que nada sabemos, / del que esperamos todo.”

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LA LÁMPARA DE BARRO

Padre nuestro que estás como monte de oro
en el trigo de las eras.
Padre nuestro que ya estás trillando
dulcemente los ojos de los hombres
en las eras de tu ausencia:
ya hemos aceptado vivir en plenitud
no sólo porque has sido el sembrador de astros
sino porque tu nombre
lo pronuncian aquí ásperamente
la zarza y las heridas,
cada piedra y el cierzo.

Por esta fidelidad a la palabra,
por este reino pobre que es la palabra
que tenemos entre los labios,
deberías acrecentarnos un día la otra vida
con tus tesoros.
Hemos ido haciendo tu voluntad
un siglo y otro siglo
(¿cuándo no fuimos una espiga frágil
bajo tus tormentas?)
y aunque nuestros hermanos nos segaran a veces
las horas de mansedumbre que sembramos,
seguiremos sembrando,
seguiremos sembrando.

Quizá no hemos sabido aceptar con piedad
el suficiente pan que nos has dado,
y qué difícil va a ser que nos perdones
nuestras deudas ocultas,
mas haz que sea fácil perdonar
a los que no han podido o no han querido
desprenderse del odio en esta vida.

Bajo esta noche inmensa, tan llena de secretos,
a la que debemos nuestra libertad,
aún intentaremos no caer
en esa tentación tan fácil
de desear más de cuanto debemos.
Haz que el mal que nos queda pendiente,
que las pruebas últimas que nos reservas,
nos sepan a nada,
y así serán un día nuestras nadas tu todo.

Para los que seguimos buscando tus huellas
por la ceniza de los montes talados,
por los senderos nocturnos de espinos,
que venga a nuestro encuentro
tu lámpara de barro,
tu lucerna encendida.
Habrá llegado, al fin, la hora de mirarte a los ojos
desde las cuencas vacías de los nuestros.
(Aun así, te veremos.)
Y, ya en la sima oscura,
la palabra más fiel nos salvará por siempre,
pronunciaremos el más dulce ruego:
Ábrenos a otra vida, siléncianos, remánsanos
en ese mar de luz o fuego blanco
del que nada sabemos,
del que esperamos todo.


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ME HE SENTADO EN EL CENTRO DEL BOSQUE A RESPIRAR

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En el “Libro de visitas” del Santo Desierto San José, de Las Batuecas, pueden leerse las siguientes reflexiones del poeta leonés sobre el “Canto XXXV”, y último, de “Noche más allá de la noche (1980–1981), poema central en toda la obra lírica de Antonio Colinas:

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“Cuando comencé a escribir los cantos de "Noche..." me parecía que estaba fijando momentos claves del espíritu universal (Grecia, Roma, Renacimiento, Mística, Romanticismo), pero pronto vi que el libro tenía una lectura más personal y profunda. Ese afán de intemporalidad y de sabiduría interior “cuajó” en el “Canto XXXV”, un poema que puede ser leído en cualquier tiempo y lugar. El tema del mismo es, simplemente, el de un hombre que siente, y piensa, y medita en el medio intemporal y puro de un bosque...

Este canto nació también en un momento decisivo de mi vida y en unos años de transformación y de crecimiento interior, en un medio muy concreto, a pesar de la levedad de señales y signos. Qué duda cabe que el bosque de que se habla es un bosque mediterráneo y que el espíritu de un mar concreto tiembla en todos los versos. Pero, sobre todo, se impone en la lectura de este poema ese mensaje de intemporalidad sabia.

Quizá, por ello, en momentos de confianza, con personas cercanas, me gusta sugerir a los lectores que se aprendan de memoria este poema. Produce -creo- una especial paz el decirlo o el repetirlo a modo de plegaria. Y hay en él una “filosofía de la vida” orientadora y válida, universal.” (Para acceder al "Libro de visitas", pulsaraquí).

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NOCHE MÁS ALLÁ DE LA NOCHE

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Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
He respirado aliado del mar fuego de luz.
Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche.
Respira en labio el labio el aire enamorado.
Boca puesta en la boca cerrada de secretos,
respiro con la savia de los troncos talados,
y como roca voy respirando el silencio,
y, como las raíces negras, respiro azul
arriba en los ramajes de verdor rumoroso.
Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce
sombrío de mis venas toda la luz del mundo.
Y, al fin, era un gran sol de luz que respiraba.
Pulmón el firmamento contenido en mi pecho,
que inspirando la luz va espirando la sombra,
que nos anuncia el día y desprende la noche,
que inspirando la vida va espirando la muerte.
Inspirar, espirar, respirar: la fusión
de contrarios, el círculo de perfecta consciencia.
Ebriedad de sentirse invadido por algo
sin color ni sustancia, y verse derrotado
en un mundo visible por esencia invisible.
Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
Me he sentado en el centro del mundo a respirar.
Dormía sin soñar, mas soñaba profundo
y, al despertar, mis labios musitaban despacio
en la luz del aroma: «Aquel que lo conoce
se ha callado y, quien habla, ya no lo ha conocido».


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ANTONIO COLINAS

Encantamiento y misterio de su poesía

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1.Los silencios de fuego

LA HORA INTERIOR
PARAÍSO EN LA NIEVE


2.Libro de la mansedumbre

ASCUAS
A NUESTRO PERRO EN SU MUERTE
LA VISITA DEL MAL (enlace)


3.La llama más gozosa

LA LLAMA
LA DAMA BLANCA


4.Con el Dios escondido

LA CORRIENTE INSONDABLE
CON EL DIOS ESCONDIDO


5.Me he sentado en el centro del bosque

LA LÁMPARA DE BARRO
POEMA XXXV


6.Canciones para una música silente

VALLEFONDO
GERMINACIÓN
EL LABERINTO INVISIBLE



7.Llamas en la morada

IV. ENCIENDO EL FUEGO
V. SILENCIO Y MÚSICA
VIII. IMAGINO POSAR MI MANO EN TU MANO


8.Recibe el Premio Reina Sofía

XXVII. SOLO QUISIERA
LOS ÚLTIMOS VERANOS
XXXV. ME HE DEJADO QUERER



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