Carlos Murciano 7. ABUELO DIOS
Excelente comunicador, recita de memoria Carlos Murciano sus versos con elegancia y sentimiento. En una de sus memorables “lecturas" poéticas de este mismo año de 2017, de una hora aproximadamente de duración, dio a conocer algunos de sus últimos versos, que podemos disfrutar pulsando aquí. Refiriéndose a “Algo tiembla”, Premio Angaro 2010, nos informó de un núcleo central de sonetos religiosos, muy originales, con títulos como Abuelo Dios, Mago Dios, Pastor Dios, Amigo Dios... Y otros poemas de símbolos fáunicos como Tigre Dios, Caracol Dios, Toro Dios, Perro Dios...
SIGA ESCRIBIENDO MÁS POEMAS "REBELDES"
Me gustaría reproducir la curiosa información que nos refirió en el recital sobre la calificación de alguno de ellos como poemas "rebeldes”. No os perdáis el curioso diálogo entre dos exquisitos poetas:
«Me ocurrió algo que quiero contar, porque como católico que soy, y creyente, me interesa mucho. Hace poco más de un año me invitaron a la Universidad San Dámaso en Madrid a leer poemas de estos de “Hombre y Dios”. Leía conmigo un poeta que yo no conocía llamado César Franco; buen poeta, manejaba bien el soneto. Leyó unos poemas muy interesantes, y cuando terminamos y nos saludamos, resultó que César Franco era el Obispo Auxiliar de Madrid, Obispo entonces Auxiliar de Rouco Valera.
Yo le dije: don César, a lo mejor con alguno de estos sonetos le he molestado, o le he ofendido. Conocía mi obra y la de mi hermano. Y me dijo: no solamente no me ha molestado, sino que le ruego que siga escribiendo más poemas rebeldes, que le hacen mucho bien a los creyentes y a los ateos. Le digo: ¿lo toma como una bendición? Me dijo: “tómelo”.»
¿CARLOS MURCIANO, NIETO DE DIOS?
Así como Fray Luis o Unamuno desarrollan un bautismo de nombres que describen, en su riqueza y su fecundidad, a Jesús, el Unigénito de Dios, ensaya Carlos Murciano edificar, en su nueva galería de sonetos, un humilde retablo de títulos para celebrar la infinita santidad, el inexplicable Amor del Padre de Todo, Abuelo –¿por qué no?– del hombre y del universo, un Dios cariñoso y cercano, que escucha y propone, ilumina y salva, más allá de severos mandatos, de despiadadas órdenes… El verso final es, como siempre en Murciano, imprevisto y certero, emocionante y cálido: “Dios de mis soledades y mis dudas”.
ABUELO DIOS
Barbado y grandullón, vienes, Abuelo
Dios, a llevarme al parque de la mano.
No quiero ir, ya no soy niño, ya no
subo al columpio ni me tiro al suelo.
Sonríes y me dices: “No es al cielo
donde quiero llevarte”. Pero en vano.
No me fío de ti. ¿Carlos Murciano,
nieto de Dios? El mundo es un pañuelo.
Pero insistes: “Por Dios, ten confianza”.
¿Por Dios? Será por ti. “¿No hay esperanza?”
No, porque no soy Carlos. Yo soy Judas.
“Tú sabrás, nieto mío, lo que haces”.
¿Abuelo? Venga ya, no te disfraces:
Dios de mis soledades y mis dudas.
Y TE ECHAS JUNTO A MÍ, COMO OTRAS VECES
Se identifica Carlos Murciano con un perro abandonado que malamente sobrevive. Busca cariño, protección, alimento… Pero su amo no está. Gime de angustia y jadeo porque sabe que lo necesita para vivir. Pero no está su amo… ¿Y por qué siente que no está Dios a su lado, si de verdad está, si estuvo siempre? Le dice, finalmente, a Dios (último verso, anagnórisis de su Presencia, misterio de la Encarnación): “Y te haces perro como yo, y me lames”.
PERRO DIOS
Mírame, soy un perro. Ladro. Husmeo.
Busco las sobras de tu amor, siquiera
un viejo hueso que otro can royera:
tu sola sombra de amo, y no la veo.
Quiero creer en ti. No sé si creo.
Creer que cuando acabe esta carrera
va a ser tu tibia mano compañera
la que alivie mi angustia y mi jadeo.
Pero no estás. Y gimo, sí. Y aúllo.
Y anhelo una vez más el silbo tuyo,
el nombre mío con el que me llames.
Pero no estás… Y, súbito, apareces,
y te echas junto a mí, como otras veces,
y te haces perro como yo, y me lames.
MIENTRAS DERRAMAS POR LA CELOSÍA LOS OJOS VERDES
Se dirige el poeta a una novicia de “dulce, serena, delicada y triste” mirada. No recibió respuesta a sus señales de interés. El ingenioso lírico comunica a la joven que se la imagina realizando bellos oficios en el convento. Aunque a la inicial mirada triste habrá que inventariar la frialdad de su celda y, acaso, cierta curiosidad cotilla de quien “derrama por la celosía / los ojos verdes…” En resumen: soneto epigramático de excelente factura que sugiere en el poeta admiración romántica hacia una bella misteriosa y fugitiva.
A UNA NOVICIA QUE EL POETA VIO EN LA
GALERÍA DEL CONVENTO QUE VISITABA
Jamás podré olvidar esa mirada,
dulce, serena, delicada y triste,
con la que aquella tarde me dijiste
tanto, aunque nunca me dijiste nada.
Expandía, sutil, su vaharada
el azahar. Te hablé, mas no me oíste.
Te hice un gesto furtivo, y te escondiste,
envuelta en tu rubor de desposada.
Ahora estarás guardando una patena,
o regando la rosa y la azucena
del trozo de jardín que te asignaron;
o en el silencio de tu celda fría,
mientras derramas por la celosía
los ojos verdes que me deslumbraron.
CARLOS MURCIANO
Misterio y luz en la poesía de Carlos Murciano
1.Amatorio
DONDE EL POETA EXPLICA CÓMO Y POR QUÉ COMPARTECON LA AMADA UN VASO DE VINO
DONDE EL POETA DICE DE UNOS SENOS DE MUCHACHA
DE LO QUE OCURRIÓ EN LA PLAYA DE EL PUERTODE SANTA MARÍA
2. Amatorio 2
HABLA EL POETA A LA AMADA, POR VEZ PRIMERA, DE SUSDOS HIJAS
OYE EL POETA A LA AMADA CANTAR A SUS DOS HIJAS
OYE EL POETA A LA AMADA CANTAR ENTRE PUCHEROS
3.Un día más o menos
8 DE DICIEMBRE
18 DE NOVIEMBRE
18 DE MARZO
4.Desde la carne al alma
HABLANDO CLARO
RÉQUIEM POR UN HOMBRE
DIOS ENCONTRADO
5.Los años y las sombras
JAULA VACÍA
EL ARCÓN
LA AZOTEA
6.Este claro silencio
LA NUBE
EL REGRESADO
LA VISITA
7.Abuelo Dios
ABUELO DIOS
PERRO DIOS
A UNA NOVICIA QUE EL POETA VIO EN LA GALERÍA DELCONVENTO QUE VISITABA
8.Epitafio y bromas
DONDE EL POETA COMPARTE SU LECHO POR VEZ PRIMERA
EPITAFIO PARA UNA MONJA ANCIANA
DE UN LUGAR SECRETO QUE TENÍA LA AMADA