Cinco años después de la publicación de “Amatorio” (primavera de 2010), animado sin duda por la cálida acogida de críticos y público en general, “sonetos de corte y parte similares –nos explica a sus 84 lúcidos años– continuaron brotando de mi pluma, sin prisa y con pausa. A estas alturas de mi vida y de mi obra, bien rebasado el centenar de títulos, el quehacer lírico se torna reposado…”
Así que, en “Amatorio 2”, recién compuestos casi en su totalidad, nos regala, de nuevo, 51 meritorios sonetos, de los que os acercamos hoy tres títulos de vida familiar, recordando aquello de lo que el poeta gaditano se enorgullece como esencial en su lírica: que sus versos “están basados en las cuatro esquinas de la poesía universal: Dios, el amor, la muerte y el tiempo.”
HUBO UNA VEZ EN TI TRES CORAZONES
Nos estalla, como siempre, la sorpresa mayor en los tercetos: “Hubo una vez en ti tres corazones”. Y una sutil alusión a “El olmo seco” de Machado: “Bendito sea Dios, la doble rama / que al tronco más puro del amor sale.” Carlos Murciano y el soneto. Testimonio de Leopoldo de Luis: “Carlos Murciano no es un sonetista: es el soneto de la segunda mitad del siglo XX.” Escribió Luis Arrillaga: “Carlos Murciano es nuestro mejor sonetista vivo.”
HABLA EL POETA A LA AMADA, POR VEZ PRIMERA, DE SUS DOS HIJAS
Vinieron juntas a la pena mía
como desde tu vientre hasta la cuna.
Te quise mucho en el dolor. Alguna
vez te podré decir lo que sentía.
Vinieron juntas hasta mi alegría
cuando crecía en soledad la luna
y otoño vareaba la aceituna
de los olivos de mi Andalucía.
Hubo una vez en ti tres corazones.
Mas, como me los diste, no dispones
más que del mío en sombra, y no te vale.
O sí te vale. Mírale la llama.
Bendita sea, Dios, la doble rama
que al tronco del amor más puro sale.
CANTAS, AMOR, UNA CANCIÓN DE LUNA
Acuna la madre a sus hijas y les canta nanas. Se adormece la noche y se despiertan la ternura y los sueños. Carlos Murciano y el soneto. Justo Jorge Padrón ha escrito: “Los que seguimos la poesía española contemporánea, no podemos soslayar que Carlos Murciano es uno de los más significativos creadores de la denominada generación del 50, y, probablemente, su mejor sonetista. El manantial de su lenguaje es un prodigio de naturalidad, técnica, alada precisión y sorpresa.”
OYE EL POETA A LA AMADA CANTAR A SUS DOS HIJAS
1959
Cantas. La madrugada se ha dormido.
Cantas, amor, una canción de luna.
Lenta, en vaivén, la barca de la cuna
boga, yo no sé cómo, hacia el olvido.
Cantas, para que el sueño, malherido,
regrese al corazón. Una por una,
las horas ruedan sin piedad ninguna
hacia un yo no sé dónde conocido.
Cantas, y se adormece cuando cantas,
una, la noche, dos, nuestra locura
y mis tristezas, mil yo no sé cuántas.
Mira cómo despierta la hermosura
al par que vuelve el sueño y me levanta,
desde yo no sé cuándo, la ternura.
NO DEJES DE CANTAR NUNCA, AMOR MÍO
El juglar de Arcos, que cumplió los ochenta, observa con piedad y ternura a su pareja, abandona la música de sus propios versos, y se detiene a escuchar con arrobo el rumor de río que corre por el renovado cauce de la voz de su compañera… Carlos Murciano y el soneto. Mario Antolín Paz ha escrito: “En los sonetos de Carlos Murciano se dan cita la perfección formal y la esencialización poética. El ritmo de los acentos, la suavidad de la consonancia y la elegancia del concepto, convierten cada uno de ellos en una inolvidable expresión de sensibilidad y belleza.”
OYE EL POETA A LA AMADA
CANTAR ENTRE PUCHEROS
2012
Estás cansada, amor. Son muchos años
los que descansan sobre ti. Tu frente
sostiene cada vez más débilmente
los desafectos y los desengaños.
Pero a pesar de duelos y de daños
hoy has vuelto a cantar. Y, de repente,
tu voz está borrando de mi mente
nubes de oscuridad, vientos extraños.
Me olvido de escribir, para escucharte.
Para escucharte y para acompañarte
al lugar en que guardas las canciones.
No dejes de cantar nunca, amor mío.
Canta, porque tu voz es como un río
donde navegan nuestros corazones.
