clara janés 4. QUE TODA VOZ DE HOMBRE ES VOZ DE GUERRA
Podría pensar alguien que la escritora espiritual e intimista de la Antología de 1949 y obras posteriores, ha vivido ensimismada en un mundo lírico de gran riqueza personal pero notable independencia social. Hay que matizar mucho. Acaso os identifiquéis con la inquietud solidaria que rezuman los próximos versos sobre la mujer en sociedades patriarcales como Afganistán. Así se expresa la autora de “Huellas sobre una corteza”: “La vida no es solamente nuestra vida sino toda la vida que late en derredor, vinculada a la nuestra por el mismo aire que respiramos...”
LOS CINCO PEORES LUGARES PARA SER MUJER
Señalemos algunos datos sobre la mujer afgana: en la investigación “Los cinco peores lugares para ser mujer”, Afganistán ocupa el primer puesto, como el lugar del mundo más peligroso para ser mujer. Violencia, insalubridad o pobreza son los problemas a los que se enfrentan diariamente las mujeres afganas. La guerra, el conflicto latente, o los años vividos bajo el régimen Talibán han provocado algunas de las prácticas más aterradoras contra ellas. Una de cada once afganas mueren durante el parto, según Unicef, y el 80% de mujeres y niñas son forzadas a casarse. Además de ser víctimas de agresiones sexuales, violencia física o crímenes de honor, el 77% sufre discriminación laboral, el 94% están incapacitadas económicamente y el 91% reciben castigos físicos, según los datos extraídos de una encuesta realizada por TrustLaw.
HUELLAS SOBRE UNA CORTEZA
Una muchacha pastún se halla trabajando al amanecer. Un joven a caballo la ha gritado que se eche a un lado. Se estremece la joven afgana y con ella la naturaleza...
El día partió con su hato de esperanza,
llevándose las horas y el horizonte virginal
donde todos los brotes apuntaban,
y la noche, que pudo ser cristal para los sueños,
se tornó un ojo oscuro
y el grito airado del muchacho
que me apartaba para dar paso a su rocín.
La tierra se estremeció ante el cuchillo de su voz…
Y yo, que sembraba y recogía,
sacaba agua del pozo,
disponía los alimentos sobre el mantel
y corría por los campos ondeantes de brisa
cuando tenues mariposas
expresaban el cauteloso vuelo del despertar,
sentí que esa voz cercenaba mi aliento.
Como una oveja perdida, sí, vagaba.
Y la noche
se asentó en todos los confines,
y el grito proseguía,
ocupaba la angosta callejuela,
y prendía en mi como una llama
porque, frente a su bestia, nada era yo
para el que lo lanzaba.
Y crecía su ansia de dominio,
y por su voz se abrieron hendeduras,
se cayeron las casas
y estallaron minas en mi seno,
que toda voz de hombre es voz de guerra.
La muchacha se calma. Y recuerda sueños de adolescente anhelando ser uno con su amante, los dos iguales. La primavera que está llegando la da esperanzas...
Como una oveja perdida por el amor
me retiré a la espera
y amansé en mí su negación de mis trabajos
y sufrí que su mano, un día hoja suave,
se tornara de acero…
porque hubo un tiempo de inocencia
y el río fértil y sagrado reflejaba nuestros rostros,
de hombre y de mujer,
mezclándolos,
y creímos en el paraíso de nuestro corazón,
y entonces alguien dijo: os daréis las manos como pares,
os pondréis los anillos de igualdad,
compartiréis la dignidad y el techo
y vuestras vidas seguirán paralelas
hacia el devenir…
Y en esa espera continúo
porque vuelven las flores del almendro
y se extiende el perfume de romero por los valles,
y blancas campanillas que indican la paciencia.
Ahora es ella quien grita y, como destruyéndose, intenta matar en su corazón todo lo que más ha deseado y siente que ha perdido, y que lo más urgente sería desaparecer...
Ponte la burka,
que al alba no serás una flor en sus labios,
ni el canto del gallo indicará separación,
y aquella cita para morir juntos
bajo las cuchilladas entre trigos
enmudece en el aire,
pues han dado muerte al clamor amoroso
y arrastran por los caminos su cadáver.
Ponte la burka
y no hables de tus muslos de terciopelo,
no te atrevas a mencionar tus dedos ni tu boca,
rechaza a Salomón
que celebró tu vientre como montón de trigo
y te abrió como una flor a la plenitud.
Llama a una tempestad de nieve
que sepulte tu voz y tu memoria,
llama a una tempestad de arena
que se lleve las dunas del deseo.
Recógete bajo el vacío silencioso.
Ponte la burka
y que ya nadie vuelva a ver tus ojos.
El final final es como una despedida: “Hoy como una oveja perdida en la noche, sigo, / porque sigue la noche, / y avanzo con firmeza hacia la oscuridad, / que acaso no volverá el día; / no, acaso ya no volverá…”
DOS SUGERENCIAS
Solo hemos reproducido un tercio de la totalidad del poema “Huellas sobre una corteza”. Si queréis conocerlo completo, pulsar aquí. Y no os perdáis los comentarios posteriores en la misma página de El Toro de Barro.
Si tenéis interés en disfrutar otro extenso poema del libro “Huellas sobre una corteza”, titulado “La rosa de Hal.Lach”, escrito con motivo del incendio de la biblioteca de Bagdad en el año 2003, pulsar aquí.
CLARA JANÉS Y SU POESÍA
Académica de la Lengua Española
0.Discurso de ingreso en la RAE sobre el Cantar bíblico
SELECCIÓN DE TEXTOS DE SU DISCURSO
1.La poetisa Clara Janés, Académica de la Lengua
PAVOR
CARNE
ÚTERO
2.Al aire de tu vuelo
FUE AL ALBA
SIN DESTINO, SIN PUNTO DE PARTIDA
3.Creciente fértil
MIRA MI PIE QUE ONDEA ACERCÁNDOSE A TUS LABIOS
EN RECUERDO DE URPALLA GALANTEO TU BOCA
ENGALANADA CON LAS JOYAS DE SUBAD
4.Que toda voz de hombre es voz de guerra
HUELLAS SOBRE UNA CORTEZA
5.El camino de la resurrección
MADRE
NO SÉ
EL BANQUETE QUE OS PROPONGO
6.Su exquisita antología de la mística abulense
A IMAGEN DE LOS ASTROS
7.Hilo invisible a lo desconocido
ÓPALO
CALCEDONIA