Preside el blog de hoy un emocionado óleo de la pintora cisterciense hiperrealista Isabel Guerra, titulado “Y el almendro floreció. Muerte de santa Teresa en brazos de Ana de san Bartolomé”. Dice la tradición que, al morir la santa en Alba de Tormes, un almendro seco de la huerta milagrosamente floreció... Regresemos ya a la poetisa universal de la que venimos informando, Clara Janés. Casualmente, en lo que llevamos de 2015 ha publicado dos interesantes libros.
POESÍA Y PENSAMIENTO
DE SANTA TERESA DE JESÚS
Uno de ellos rinde memoria, en el 500 aniversario de su nacimiento, de la santa reformadora del Carmelo. Su título: “Poesía y pensamiento”, de Alianza editorial, en primorosa edición de bolsillo, con cubierta dura, lomo en tela, etc. Se incluyen todos los poemas atribuidos a la santa, incluidos los de circunstancias, los del tiempo de Navidad o la ordenación de novicias... Respecto de la prosa, se presentan fragmentos muy selectos de escritos prácticos para la comunidad (“Avisos de la madre Teresa de Jesús para sus monjas”), trabajos de espiritualidad como “Camino de perfección” o “Moradas del castillo interior”. O reflexiones autobiográficas como “Libro de la vida”. Sin olvidar las “Meditaciones sobre los Cantares”. Así nos refiere Clara Janés la peligrosa aventura de escribirlas y facilitar su difusión:
“La empezó cinco años después de que Fray Luis tradujera del hebreo el libro bíblico atribuido a Salomón, saltándose la norma eclesiástica imperante de respetar la Vulgata, lo que comportó su encarcelamiento. También para Teresa esas “Meditaciones” resultaron peligrosas. Los inquisidores no admitían una interpretación femenina de las Escrituras, ni una lectura de ellas en romance. Con todo, aunque el confesor de la santa recibió la orden de quemarlas, se salvaron, había copias en distintos conventos. En ellas, Teresa nos transmite el asombro y desconcierto ante palabras bíblicas que, de hecho, eran un epitalamio que ya los mismos judíos del siglo I, escandalizados, obligaron a leer “a lo divino”. Escribe citando: “Béseme con beso de su boca’. ¡Oh Señor mío y Dios mío, y qué palabra ésta, para que la diga un gusano a su Criador! [...]Es cosa que espanta”.
GUARDAR LA CASA
Y CERRAR LA BOCA
Este es el provocador título de otro importante libro de la recién elegida académica de la Lengua: "Guardar la casa y cerrar la boca", editado en Siruela, 2015 (2ª edición), 188 páginas. Fue tomado el título de unos versos de Fray Luis de León, que expresan lo que se decía entonces, el sentimiento y las imposiciones de aquella sociedad. “Guardar la casa y cerrar la boca”, es una significativa consigna para una obra que salva del olvido la voz silenciada de tantas mujeres a lo largo de la historia. Mujeres que han tomado la palabra y la han convertido en un arma poderosísima, peligrosa, liberadora.
La reconocida poetisa Clara Janés, que ha dedicado gran parte de su obra a investigar las diversas expresiones del talento femenino, no solo en la literatura, sino también en la ciencia y en otras áreas de conocimiento, nos ofrece en este libro un interesante recorrido por distintas culturas y periodos de la historia a través de las principales obras literarias de mujeres que encontraron en las letras la forma idónea para manifestar su sensibilidad y talento.
Entre los destacados personajes que se estudian en el ensayo, señalaremos hoy, de nuevo, la admirable estela de luz de Santa Teresa de Jesús. Subrayamos un par de anotaciones de interés recogidas de una entrevista con la autora:
–Santa Teresa es increíble, porque era muy inteligente, muy sensible, muy apasionada... De salud siempre delicada, tras ingresar en El Carmelo hizo tantas penitencias que cayó enferma. Estuvo tres años paralizada, sin poder andar, y esos tres años fueron fundamentales, porque con todo lo que leyó y con todo lo que debió pasar por su mente, hizo el siguiente ejercicio de equilibrio: puso la lógica y la inteligencia al lado de la pasión y ahí empezó otra vida. Para mí ella era tan inteligente que, para cumplir su deseo de comunicar todo lo que había experimentado, hizo que los sacerdotes la obligaran a escribir.
La experiencia mística es inefable, no hay palabras para describirla...
–Santa Teresa pone palabras a su experiencia mística, tan difícil de entender, y a la que ella va llegando poco a poco, hasta explicar de un modo impresionante, en Las Moradas, de qué manera llega al momento de la unión. “Si sucede esto, tendréis deseos de morir. Cuidado. Hay que seguir vivos”, les advierte, más o menos así, a las hermanas, explicando magistralmente el camino. Y es aquí, en la mezcla del sentido práctico en la vida y de la emoción, una emoción fuertísima, a la que no hay que negarse, es aquí donde encontramos un aprendizaje que vale para todo el mundo, porque no es sólo la mística la que puede alcanzar esta emoción ante la que no se quiere sobrevivir.
ORDENAR LOS CAMINOS DEL ALMA
Del poemario “Ver el fuego”, 1993, seleccionamos estos relajados versos. Frente a la noche, majestuosa y dispuesta, se armoniza el corazón de la contemplativa que atrae a su noche interior la luz manantial del alma entregada. Música y luz, luz y música: dos palabras que fundamentan las bases de la poesía janesiana. Rememora para nosotros la ciudadana de Pedralbes:
“Cuando llegaba al lugar del horizonte despejado, extendía el catalejo y apuntaba hacia el firmamento. Buscaba los destellos de luz sin fin, de luz que percibía como inagotable, vía a la eternidad. No tardaba en recoger el aparato que me impedía la visión global y quedarme mirando directamente la cúpula celeste, porque lo que yo quería no era contemplar una estrella –de la que, por otra parte, no alcanzaba a ver detalle como en la luna– sino la tiniebla abarcadora taladrada por la luz.”
A IMAGEN DE LOS ASTROS...
A imagen de los astros
–celestial armonía y no música–
ordenar
los caminos del alma:
interior laberinto
en la compacta noche.
Callen el mar,
la cascada y el viento,
y aflore el manantial
en las entrañas,
imponiendo su luz
a la cegada carne.
