Me gustaría clausurar hoy el modesto acercamiento a la obra lírica de Clara Janés. La variedad y riqueza de sus siempre novedosas entregas nos obligan a reconocer las limitaciones de nuestro propósito. Por eso, lo mejor sería dar pistas de quienes mejor conocen y comunican la trascendencia de su obra. Como Rosalía Pérez, autora del luminoso ensayo “Clara Janés. La luz y el prisma”, Mandala, 2013, 412 páginas. ("La obra multifacética de C. J. es como un prisma donde la luz se descompone, irradiando distintos colores y notas.")
Buena conocedora de la autora y su investigación sobre la escritora barcelonesa, Luce López-Baralt, prestigiosa catedrática de literatura en Puerto Rico, así describe sucintamente el aliento místico que reconoce Rosalía Pérez como central en la poesía janesiana:
“La autora sabe, ante todo, que la médula de la obra de Clara Janés es de carácter espiritual. Con trazo seguro y buen conocimiento de causa, explora con pormenor cómo Janés se inserta dentro de las coordenadas del fenómeno místico: el amor, sus epifanías, el vacío y la sacra metamorfosis del alma, que no desdeña la transformación en la esencia secreta del amado terrenal. Uno de los grandes aciertos del presente estudio es su rotunda afirmación de que el arte de Clara Janés es un arte sagrado, que podemos comprender mejor desde una concepción oriental de las belles lettres.”
Me parece interesante señalar algunas significativas anécdotas de los primeros años de la vida de Clara que configuran y anuncian una excelente disposición a la vivencia contemplativa...
HILO INVISIBLE QUE ME
LLEVABA A LO DESCONOCIDO
En diálogo digital con lectores de El País, regresa Clara a la infancia y explica:
“A los 6 años oí los versos de Santa Teresa "Vivo sin vivir en mí / y tan alta vida espero / que muero porque no muero". Desde mucho más niña tenía siempre presente la muerte y sentía que en la vida, por este motivo, no podría gozar plenamente. Me decían que había otra vida más, donde seriamos felices. "Esto es lo mío", pensé ante los versos de Santa Teresa. ¡Que lejos queda! Escribí algún brevísimo poemilla entonces y nada más. Luego nos leyeron en el colegio las coplas de Jorge Manrique. De nuevo la muerte, pero sobre todo la melodía del poema. Ya no importaba tanto el contenido.”
Residió sus primeros años la espiritual Clara en una confortable mansión de Pedralbes:“Yo vivía en Barcelona –refiere– en una casa con jardín donde pasaba muchas horas sola en estado de contemplación. Se respiraba una atmósfera mística, pero a la vez muy panteísta». En Jardín y Laberinto describe, con nostalgia, alguna de las felices experiencias vividas en el santuario de la naturaleza familiar: “Sentada inmóvil, habiendo borrado todo pensamiento, me entregaba en aquellas ocasiones a recibir las voces del espacio que me rodeaba, útero del misterio. Una sensación de bienestar extraordinario me invadía en aquel abandono. Algo me decía que allí quedaba enlazada a un hilo invisible que me llevaba a lo desconocido.”
FÓSILES Y PIEDRAS
Preside esta sección un fósil “amonites”. Los amonites son un grupo de animales protegidos por una concha en forma de espiral que a menudo presenta, como en este ejemplo, ornamentación a modo de costillas. Son fósiles comunes; sobre todo en rocas del Jurásico, cuando fueron el grupo más abundante en los mares.Están emparentados con los cefalópodos actuales, que incluyen los pulpos, las sepias, los calamares...
Fruto de su acostumbrada visita dominical al rastro madrileño, la poeta multicolor de los mil intereses, también el científico, solía en la década de los 80 regresar a casa con uno o dos emocionantes fósiles, “y meditaba sobre ellos”.
En 1983 publicó, en “Vivir”, los siguientes versos, titulados “Amonites”: “Como Rodin en el mármol / a la Aurora levanta / sobre Titón dormido, / alza este fósil todo el sol del jurásico, / piedra ya hoy, / en su perfecta espira: / miles de años que en las manos se apoyan / destruyendo el instante. / Así mi mano, fugitiva en la tuya, / sea olvido del tiempo, / vuelta huella hecha carne.” Los versos finales imaginan eternos, sin tiempo, gestos de amor salvados para siempre...
LAPIDARIO
En 1985 se publica “Fósiles”. Tres años después, aparecerá “Lapidario”, que presenta treinta piedras preciosas con lenguaje técnico y meditaciones líricas. La poeta mística ha ido descendiendo a la realidad cotidiana, acariciando y mimando lo concreto, las piedras por ejemplo. Admira su belleza y variedad, traduce, desde el silencio, en cada piedra real, mensajes misteriosos tan necesarios para el alma y los sueños. Nos hemos permitido incluir dos poemas de Janés, que comentamos e ilustramos personalmente.
UNA CENTELLA LA RESCATA
Ópalo es la única gema conocida capaz de reflectar los rayos de luz y transformarlos en los colores del arco iris. Como tranquila nube que se muerde los labios y esconde sus misterios, hasta que un día estalla en ceremonia de rayos... “Los colores, difracciones de la Esencia Única, contienen el secreto de la Unidad” (Ana Crespo).
ÓPALO
Un secreto en la nube se diluye,
oval olvido que la luz persigue,
mas siempre una centella la rescata
y se ofrece:
resquicio del enigma.
TODO ENTREGA DEL DON QUE LE HACE HUMILDE
La calcedonia es una variedad microcristalina del dióxido de silicio, una ágata muy translúcida de color azul lechoso. “Calcedonia” fue uno de los primeros poemas que redactó Clara Janés y le abrió ideas para futuras aventuras lapidarias, acompañado de una calcedonia real que regaló a su amiga María Victoria Atencia, e incorporó en 1983 al cuerpo lírico de “Vivir”. No aparece en su texto la poetisa escribiendo, sino “diciendo” un poema, que primero fue, como un hijo, carne de su carne, y ahora es voz de su voz, visualizada voz en “cuerpo deslumbrante”, cauce de manantial azul y remansado.
CALCEDONIA
La piedra que su forma se sacude,
emula el agua y lo fugaz dibuja,
es a su ser de grávida materia
como la voz
que rebasa de los labios el momento
para tomarse espacio en vibración sonora.
Sin límite ninguno a través del poeta
nace el poema en cuerpo deslumbrante
mientras aquel se calla pudoroso,
todo entrega del don que le hace humilde.
Se anuncia en Galaxia Gutenberg, para otoño, una antología de toda la obra poética de Clara Janés, con prólogo de Jaime Siles. Ojo al dato.
Hace años presenté, en PPS, una bonita experiencia personal con piedras. Encender el sonido, y pulsaraquí.
