Vitoria cierra la Semana por la Unidad con un acto ecuménico presidido por el obispo anglicano Carlos López, obispo de la Iglesia reformada episcopal: “En nuestro caso la incorporación de la mujer al ministerio ordenado ha sido de gran bendición”
“Seguramente Roma y Canterbury no han estado tan cerca hasta ahora de lo que estuvieron en tiempos de Pablo VI"
"El anglicanismo siempre ha tenido clara su vocación de unidad. Es más, es una de las pocas iglesias que dice que está dispuesta a desaparecer en la unidad con otras Iglesias"
"Creo que el Papa Francisco ha dado un paso de gigantes. Sin duda uno de sus distintivos es la apertura y cercanía con las otras iglesias"
"La Iglesia Española Reformada Episcopal es una iglesia autóctona, pero es cierto que tenemos muchos fieles británicos y viven con temor las posibles consecuencias del Brexit"
"Creo que el Papa Francisco ha dado un paso de gigantes. Sin duda uno de sus distintivos es la apertura y cercanía con las otras iglesias"
"La Iglesia Española Reformada Episcopal es una iglesia autóctona, pero es cierto que tenemos muchos fieles británicos y viven con temor las posibles consecuencias del Brexit"
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Con motivo de la clausura de la Semana por la Unidad de los Cristianos la Diócesis de Vitoria organizó ayer sábado, conjuntamente con otras confesiones cristianas, un encuentro ecuménico que se celebró en la iglesia de la Coronación. A este encuentro en el que se encontraban representantes de la iglesia ortodoxa rumana, de la iglesia ortodoxa rusa, la greco-latina ucraniana, iglesias evangélicas, y la iglesia católica, se sumó este año la máxima autoridad de la comunión anglicana en España, el obispo Carlos López Lozano. D. Carlos es el quinto obispo en la sucesión episcopal anglicana que se inició en el siglo XIX. Actualmente cuentan con algo más de 30 parroquias repartidas por todas las comunidades autónomas, que son atendidas por 21 presbíteros, tres de ellos mujeres, siete diáconos y una diaconisa.
Si le parece, D. Carlos, quisiera que nos describa sucintamente a la Iglesia anglicana en España, cuál es su presencia en el panorama religioso español. Y podemos empezar por la denominación correcta que no es la de Iglesia anglicana española sin más.
Si, la verdadera denominación es Iglesia española reformada episcopal. La razón es porque originariamente se llamaba Iglesia de España, como “church of england”, iglesia de inglaterra. Pero la iglesia greco romana no nos permitía usar el término “Iglesia de España” porque el arzobispo de Toledo es quien tiene los derechos adquiridos sobre esa denominación. Así fue como incluimos primero la palabra “reformada”, y más tarde el término “episcopal”, porque una de las características de las iglesias de la comunidad anglicana es que están regidas por un sistema sinodal episcopal donde los obispos son el signo de comunión.
Háganos un breve recorrido histórico de esta joven iglesia reformada en España.
Perfecto. A finales del XIX un grupo de clérigos católicos que aspiraban a una iglesia más abierta y liberal, manifestaron problemas de conciencia para seguir dentro de la iglesia romana. Entre otros temas el del dogma de la infalibilidad del Papa. Por ello se exiliaron en Gibraltar, ya que la discrepancia religiosa en España era castigada. Allí en Gibraltar organizaron un consistorio de tres parroquias tomando como modelo la iglesia en Inglaterra. En 1868 con el destronamiento y exilio de Isabel II se instaura un régimen de libertades que permite a estos regresar a España y a ir estableciéndose en otros lugares. En 1880 se consagra al primer obispo, Juan Bautista Cabrera. Otro período difícil se vivió durante la Guerra Civil y la posguerra donde se dieron historias de persecución como la que aparece en la reciente película de Amenabar, “Mientras dure la guerra”, donde aparece la figura de Atilano Coco, un presbítero anglicano, amigo de Unamuno, que acabó siendo fusilado sin juicio. Un hombre íntegramente dedicado a ayudar a los demás. Y como él otros muchos casos de gente que fue asesinada o tuvo que exiliarse. Durante la posguerra tuvimos que ordenar clandestinamente a nuestro obispo ya que Franco no permitía la presencia de obispos anglicanos en España. A partir de finales de los 50 pudimos empezar a ver respetada nuestra actividad y nuestra presencia en España.
Su presencia en Vitoria es para participar en un acto ecuménico, ¿cómo se entiende esta unidad de los cristianos desde las iglesias reformadas?
El anglicanismo siempre ha tenido clara su vocación de unidad. Es más, es una de las pocas iglesias que dice que está dispuesta a desaparecer en la unidad con otras Iglesias. Mire, nosotros entendemos que la unidad debería estar basada en el cuadrilátero de Lambeth (localidad al sur de Londres en la que se aprobó este planteamiento) que recoge los cuatro puntos esenciales en los que asentar la unidad de los cristianos: el primero la supremacía de las Sagradas Escrituras como contenido esencial. En segundo lugar los Sacramentos instituidos específicamente por Jesucristo, el Bautismo y la Eucaristía. En tercer lugar el Credo Apostólico y los aprobados en Nicea y Constantinopla. Y por último el episcopado histórico, la sucesión apostólica. Esos podrían ser los cuatro puntos en los que construir la unidad de las iglesias, según lo vemos nosotros.
En la década de los 90 el anglicanismo vivió una fuga masiva de fieles que se pasaron al catolicismo por discrepar con el tema de la ordenación de mujeres. La incorporación de la mujer a los ministerios ordenados también es un tema de debate en la Iglesia católica. Cree usted que esta cuestión desembocará en un cisma dentro de la Iglesia católica o en un acercamiento mayor entre católicos y reformistas. ¿Será un tema que sirva más para unir a los cristianos o para separarnos más?
Lo primero matizar que tampoco fue una situación tan crítica el tema de la ordenación de las mujeres. Más le diría, en el sentido inverso también estamos recibiendo miembros de la Iglesia católica. Yo lo he expresado en alguna ocasión diciendo que el camino entre Roma y Cantérbury tiene dos direcciones. Y lo correcto es no hacer ni motivo de escarnio ni publicidad ya que es algo que afecta personalmente a los individuos que toman esa decisión. Y sobre el tema de la ordenación de mujeres esto nace de una reflexión llevada a cabo en la década de los 80 en la que vemos que el hombre y la mujer constituyen el ser humano, y creemos que el ser humano es el elegido para representar a Dios en el altar, por lo tanto el ser humano, hombre y mujer, es quien ostenta la dignidad para poder representar a Cristo en el altar. Y esa fue la razón para iniciar la preparación y ordenación de mujeres. Algunos fieles estuvieron en contra, algunos presbíteros manifestaron su rechazo a esta decisión y sí, una de las consecuencias fue la de solicitar el ingreso en la iglesia romana unos y otros en la protestante, o la ortodoxa. Hoy aún fieles anglicanos son reacios a recibir la comunión de manos de una mujer y se les respeta en su decisión. Sí pienso que este tema seguirá trabajando en la iglesia de Roma, no sé cuáles serán las consecuencias, pero de lo que estoy convencido es que si se llevan con la suficiente caridad y apertura, y la capacidad de comprensión de quienes discrepan, el resultado será positivo. Ahora bien, yo puedo afirmar que en nuestro caso la incorporación de la mujer al ministerio ordenado ha sido de gran bendición. Hoy la clasificación no es de presbíteros hombres o mujeres, sino de buenos o malos presbíteros. Y en honor de la verdad le digo que tampoco todas las iglesias han aceptado la ordenación de mujeres, en Chile se ha aceptado el acceso al diaconado pero no al presbiterado por ejemplo, y tampoco en algunos países de África.
El ecumenismo se viene trabajando desde hace décadas pero con cada Papado de Roma ha tenido un sello propio ese acercamiento ecuménico y el interreligioso. Cuál sería para usted lo distintivo en materia de ecumenismo de la Iglesia conducida por el Papa Francisco
Creo que el Papa Francisco ha dado un paso de gigantes. Sin duda uno de sus distintivos es la apertura y cercanía con las otras iglesias. Yo diría que la etapa de Juan Pablo II fue la de romper el hielo en las relaciones entre las iglesias; con Benedicto XVI se puso de manifiesto su experiencia con las iglesias protestantes en Alemania; y Francisco es un hombre mucho más abierto. Creo que es clave su experiencia como obispo en Argentina y Latinoamérica. Si uno va a Buenos Aires se encuentra un abanico enorme de iglesias. Y, a comienzos del siglo XX la población anglicana en Buenos Aires era la segunda en número después de Londres. Se da la circunstancia de que Francisco fue elegido Papa el mismo año que el actual Arzobispo de Canterbury, y ellos ya han mantenido varios contactos. Seguramente Roma y Canterbury no han estado tan cerca hasta ahora de lo que estuvieron en tiempos de Pablo VI. Hay una anécdota que cuenta que Pablo VI le invitó al arzobispo de Canterbury a dar la bendición en un acto ecuménico y este declinó la invitación, gesto que emocionó a Pablo VI hasta el punto de regalarle su anillo. La gente a veces piensa que los cristianos tenemos que competir entre nosotros, y Dios no nos llama a competir, sino a colaborar. Colaborando contribuímos a que venga Su Reino, a que conozca la gente a Jesús, la Buena Noticia y cambien sus vidas. Y este Papa está en esa línea.
Podríamos decir que la Jornada de este 26 de enero dedicada a la Palabra de Dios puede ser un gesto en esta línea.
Sin duda. Me parece una decisión magnífica.
Y para terminar otra curiosidad, El Brexit va a afectarles de alguna manera, dado que una parte de su feligresía es inglesa creo.
La Iglesia Española Reformada Episcopal es una iglesia autóctona, pero es cierto que tenemos muchos fieles británicos y viven con temor las posibles consecuencias del Brexit. Y no me refiero solo a los anglicanos afincados en Gibraltar, que ellos tiene su obispo propio vinculado a la Iglesia de Inglaterra, porque, algo que yo no comparto, Gibraltar pertenece al Reino Unido. Aunque yo también soy obispo auxiliar para Gibraltar.
Non solum sed etiam
Aprovecho este apartado de mi blog para ofrecer una crónica del encuentro ecuménico y una pequeña aportación personal.
Presidida por el obispo anglicano D. Carlos Lopez la asamblea ecuménica reunida en la Iglesia de la Coronación celebró el acto de clausura de la Semana por la unidad de los cristianos.
La ceremonia contó con la participación de representantes de varias iglesias.
Se leyó un texto de Los Hechos de los Apóstoles, un salmo y el Evangelio de San Mateo. Se pidió perdón por los errores cometidos, en particular con mención especial a las personas migrantes. El tema de los migrantes estuvo muy presente en toda la celebración. Uno de los signos que se hicieron fue el de utilizar una barca y unos remos en los que expresar aquellos deseos que pedir a Dios: la reconciliación, la iluminación, la esperanza, la confianza, la fortaleza, la hospitalidad, la conversión y la generosidad.
El obispo de Vitoria se sumó a la celebración desde Tierra Santa con un mensaje leído por su vicario, Luis Antonio Preciado. En el mensaje decía que él, junto con los sacerdotes que le acompañan, han rezado por la unidad de los cristianos en Jerusalén.
Unas 80 personas compartieron este rato de oración que concluyó con el rezo del Padre Nuestro y un envío a proclamar la buena noticia con la bendición conjunta del sacerdote católico, el ortodoxo y el obispo anglicano.
En el comentario a la palabra los ministros ordenados que participaron coincidieron en resaltar que la llamada de Jesús a anunciar la Buena Nueva es para todos los cristianos. Que estamos en el mismo barco.
Como católico respetaré siempre lo que el Papa determine en cada momento respecto de la iglesia católica. Como hijo de Dios también, me sentiré siempre muy libre de pensar que quizá las cosas puedan ser de otro modo. No niego que las iniciativas ecuménicas, y las interconfesionales me agradan, me parecen que responden a verdadero deseo de Dios de que seamos uno. Pero también creo que es importante un detalle que dejaba D. Carlos en la entrevista y que creo válido para cualquier cambio que se pueda acabar haciendo en la Iglesia católica, que es la que me corresponde directamente: “estoy convencido que si se llevan con la suficiente caridad y apertura, y la capacidad de comprensión de quienes discrepan, el resultado será positivo.” Pues eso, caridad, apertura y comprensión. Y que llamados a evangelizar estamos todos, independientemente de que acabemos siendo o no ministros ordenados.