La Diócesis de Vitoria mantiene su compromiso por la Paz en Ucrania La Pastoral con jóvenes se suma a los proyectos de ayuda de Cáritas para Ucrania
La venta de camisetas servirá para recaudar fondos destinados a los acogidos en la Diócesis y para el envío de alimentos y enseres a Ucrania
La climatología obligó a suspender la marcha y concentrar el acto en la parroquia de San Ignacio
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
La Diócesis de Vitoria se volcó desde el primer momento con el pueblo ucraniano, tanto con quienes han llegado hasta esas tierras huyendo de la guerra como a través de aquellos vitorianos que se han desplazado hasta la misma ucrania para traer a familias enteras o familiares de ucranianos residentes en España.
Ahora son las asociaciones Gasteok y Garenok quienes con el apoyo del la Delegación de la pastoral con jóvenes, el Obispado y el Ayuntamiento, había organizado una marcha hasta Olárizu con la que recaudar dinero a través de la venta de camisetas conmemorativas y cuya recaudación será entregada a la Asociación Socio-Cultural de Cooperación al Desarrollo Ucrania Euskadi.
La climatología obligó a suspender la marcha al cerro de Olarizu y concentrar el acto en la parroquia de San Ignacio. Allí acudieron muchos representantes del pueblo Ucraniano y representantes de las entidades diocesanas organizadoras.
Tras una reflexión en la que se insertaron citas bíblicas y del Catecismo de la Iglesia Católica, se propuso una oración conjunta: “Querido Dios Trino, te pedimos que nos ayudes a que termine esta barbarie y que la ocupación de Ucrania se resuelva sin que se sieguen más vidas ni se produzca más miseria -Padre Santo nuestro, sabemos que no quieres cortar la cizaña separándola del trigo hasta el final, porque respetas nuestra libertad independiente y amas a los inocentes -Jesús Cristo, que tu Evangelio de vida nos dé la lucidez para poder ayudar a los más abandonados y a los que más sufren: refugiados, víctimas, pueblos, empobrecidos, marginados -Espíritu Santo, dador de vida, insúflanos tu coraje para hacer frente a la injusticia, a la guerra, a la tiranía de los poderosos y a la indiferencia de los acomodados. amén”
El acto finalizó con el rezo del Padre Nuestro en Ucraniano, Euskera y Castellano.
La campaña de emergencia Cáritas Vitoria con Ucrania ha supuesto a día de hoy una captación de algo más de 320.000 € que están siendo destinados en un 50 % a apoyar la labor de las Cáritas fronterizas con Ucrania y en otro 50 % a contribuir al fondo para la gestión de las necesidades de las familias en el territorio diocesano. Para hacer frente al plan de acogida. La Diócesis ha destinado un presupuesto de 300.000 euros hasta finales de 2022. Una de las actuaciones que han sido posibles gracias a la disposición de esta partida ha sido la contratación de una traductora de ucraniano, para facilitar la comunicación entre Cáritas y las familias.
No obstante, Cáritas tiene presente la situación que pudiera generarse de cara al otoño, cuando las ayudas ASI del Gobierno Vasco —previstas para seis meses— comiencen a vencer y las familias, ya con seis meses de padrón, deban acudir a las Ayudas de Emergencia Social municipales (AES). En previsión de que los ritmos de la Administración en la gestión de las ayudas y la activación de los pagos pudieran dejar a las familias en situación de desamparo, Cáritas trabaja con prudencia en la gestión de los recursos económicos. La información actualizada de la respuesta de la Mesa Diocesana de Acogida
para la crisis ucraniana está disponible en el apartado de campañas de la web de Cáritas de Vitoria, caritasvitoria.org: Cáritas Con Ucrania.
Non solum sed etiam
Es un hecho que no debemos ocultar sino llevar a la reflexión. La Iglesia no tiene poder de convocatoria entre los jóvenes de Vitoria-Gasteiz, ni siquiera para una acción solidaria.
Arropando a la comunidad ucraniana, que agradecida a todo gesto de apoyo y ayuda acude porque están directamente implicados, solo estaban los “incondicionales”, organizadores del acto, y comprometidos por vocación. Pero de sus públicos objetivos ni rastro.
Ciertamente no es por falta de iniciativas ni del empleo de recursos: Este verano el obispo propone hacer un pequeño viaje a Lourdes y ofrecer un plan de planteamiento vocacional; para finales de julio, incapaces de llenar un solo autobús los que se apunten de Vitoria se sumarán a los jóvenes que vayan al Encuentro europeo en Santiago, cierto que las fechas coinciden de pleno con las Fiestas de La Blanca a las que hace dos años que se las espera; como alternativa se oferta un viaje a Taizé.
Pero el problema no es el verano, es el curso, es el día a día, es la vida en las parroquias donde la juventud no está presente. Hoy ya no queda casi nada de la fuerte presencia de los Scout, los grupos de Tiempo Libre, la Escuela Diocesana de Atseden Taldeak, los fines de semana en las casas curales de los pueblos de Álava, las Pascuas Juveniles, …
Pero no hay que perder la esperanza, porque al final cada generación ha marcado su propio paso. El pasado fin de semana tres jóvenes vivieron la experiencia de Effeta, quien sabe si ellas serán la semilla que hará germinar algo nuevo.
Quizá los adultos, hemos empeñado en ofrecer y ofrecer propuestas basadas en lo que a nosotros nos motivó para seguir a Jesús, y quizá lo que hemos de hacer es apoyar y apoyar lo que las nuevas generaciones demandan. Pero para eso hay que ponerse a la escucha paciente, y estar atentos a lo que ellos necesitan hoy. Y digo quizá porque yo tampoco tengo la fórmula mágica.
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