En el marco del octavo centenario del pesebre creado por San Francisco de Asís la Asociación belenista de Álava ha sido la anfitriona del encuentro de belenistas del Norte que ha reunido en la capital alavesa a aficionados al belén llegados desde Asturias, Cantabria, Bilbao, San Sebastián, Burgos, La Rioja y Pamplona. 

Con motivo de este evento se ha instalado una exposición belenista en el claustro del Convento del Carmen de Vitoria que próximamente se abrirá a visitas guiadas para colegios y grupos que lo soliciten al teléfono 698885962. 

En esta exposición de carácter divulgativo se podrá conocer algo sobre la historia del belenismo desde sus orígenes con San Francisco de Asís hasta la actualidad con su candidatura a ser patrimonio inmaterial de la UNESCO. 

Tras un recorrido guiado por la exposición y un café de bienvenida los belenistas, unos 60, se trasladaron al convento de Santo Domingo donde pudieron compartir sus respectivas realidades. La mayoría expresan las mismas preocupaciones, falta de visibilidad social, escaso apoyo institucional y necesidad de un relevo generacional. No obstante en todos los lugares se llevan a cabo grandes esfuerzos por estar presentes en ferias y encuentros donde el belenismo tenga algo que decir o que mostrar. 

Tras la comida fraterna llevada a cabo en un marco privilegiado, el claustro del Convento de Santa Cruz que está bajo la custodia de las Madres Dominicas, la superiora de la comunidad se acercó a saludar a los belenistas y a decirles que su acogida formaba parte de su compromiso con la promoción de una tradición tan cristiana y católica como es el poner un belén en Navidad. 

Por la tarde una visita a la Catedral Vieja de Santa María puso fin a la jornada que se retomaría el domingo pero con un programa más técnico con la conferencia de Agustí Termens de la Asociación pessebristes de Barcelona. 

Belenismo, una palabra muy “nueva” en el diccionario

En la exposición que hasta Navidad estará accesible previa reserva se podrá conocer también una curiosidad en la que el vitoriano Iñigo Bastida tuvo mucho que ver. Esta es la historia: Cuando se plantearon formalmente presentar la candidatura del belenismo a la categoría de patrimonio inmaterial el primer obstáculo con el que se encontraron fue que el término como tal no estaba recogido en el diccionario de la RAE. Así que Iñigo Bastida que por aquel entonces era el presidente de la Federación de Asociaciones Belenistas de España escribió a la RAE adjuntando hasta 80 publicaciones en las que de forma reiterada aparecía el término “belenismo”. Ante tal evidencia la RAE corrigió esta ausencia y el año 2014 en su 23ª edición del Diccionario incluyó con una definición escueta de 8 palabras el término “belenismo”. Y a partir de ahí el belenismo sí pudo empezar su andadura hacia la consideración de patrimonio inmaterial.

Durante algunos años Malta se comprometió a presentar a la UNESCO la candidatura del belenismo como patrimonio inmaterial  de la UNESCO pero al final será España quien lidere esta demanda y la incluya como en su día hizo con el término “tauromaquia”. 

Non solum sed etiam 

Parecería muy pronto hablar de Navidad a estas fechas, que no lo ha hecho todavía ni los Grandes Almacenes, pero es que el belenismo no es una actividad estacional sino una pasión que impregna los 365 días del año de quien la lleva en vena. Y eso se les nota cuando uno comparte unas horas con estos hombres y mujeres. 

Me resultó muy interesante las iniciativas que para visibilizar el belenismo llevaban a cabo estos belenistas. Por ejemplo una iniciativa que ponen en marcha en Asturias donde cada año hacen una votación del pueblo que será “belenizado” (como empecemos a usar esta palabra la tendrá que añadir la RAE, al tiempo) Sí se trata de recrear una estampa del pueblo ganador y hacer una maqueta en la que encajará con naturalidad una o varias de las escenas bíblicas del inicio de la Historia Más Grande jamás contada, una Anunciación, un Nacimiento, un Anuncio a los pastores, una Adoración de los Reyes Magos o una huída a Egipto. Todas estas asociaciones llevan  a cabo cursillos de iniciación lo que permite a los alumnos llevarse su belén a casa ese curso, pero se quejan de que solo hacen cursos de iniciación, que muy pocos se atreven a adentrarse en el mágico mundo del belenismo con sus cascadas, sus rincones, sus pozos para el agua, sus grutas o sus casas de todas las épocas y estilos. Sin duda el tesón seguirá manteniendo viva esta actividad que conseguirán que más de uno acabe “belenizado” (con otra acepción)  como hechizado por el belenismo.