En el último minuto del partido frente al Levante se produjo el “milagro”, una “mano” que precisó del VAR para verificarla dió paso a un penalti que, al transformarlo el “Búfalo” daría el pase a Primera División del equipo babazorro. Esto sucedió un 17 de junio de 2023. 

Alguien quiso ver cómo las fechas alinearon los astros para la consecución del “milagro”, porque un 17 de junio de hace 410 años (1613) se creaba la Cofradía de la Virgen Blanca, la misma a la que muchos alavesistas se encomiendan antes de cada partido decisivo y la misma a la que desde “siempre” la entidad albiazul ha ofrecido un ramo de flores con cada triunfo logrado. 

Y así fue una vez más. La última ofrenda floral fue en 2016 con el anterior ascenso a la primera categoría. Pero esta vez el momento tuvo sus novedades, como la gran pantalla instalada en la balconada que permitió por primera vez la retransmisión de la ofrenda floral en la capilla de San Miguel para los 30 o 40 mil aficionados que se dieron cita en directo en la céntrica plaza vitoriana. 

Tras la calurosa acogida de la afición al autobús del Alavés y el tradicional aurresku de honor en las escalinatas los jugadores con la directiva accedieron al templo de San Miguel donde les esperaban miembros de la Junta de la Cofradía de la Virgen Blanca que les acompañarían en el acto de la ofrenda floral. Como

testigos de excepción las autoridades públicas con la nueva alcaldesa Maider Etxebarría y el Diputado General en funciones Ramiro González al frente. 

Tras unas palabras del presidente del club, Alfonso Fernández de Troconiz, el capitán Víctor Laguardia, y el entrenador Luis García Plaza ofrecieron una camiseta del club y un ramo de flores a la imagen de la patrona de la ciudad. Otro ramo fue colocado en la hornacina que preside la Plaza de la Virgen Blanca en el exterior del templo. Y después siguió la fiesta que había comenzado sobre las cinco y media de la tarde y que concluyó pasadas las nueve de la noche. 

Non solum sed etiam 

En alguna ocasión hemos llegado a saber de la tradición arraigada en alguno de los jugadores del Deportivo Alavés de acudir a la iglesia de San Miguel a rezar frente a la Virgen Blanca para implorar su ayuda ante un partido. La tradición de la ofrenda floral se remonta casi hasta sus orígenes y las últimas directivas han mantenido esta tradición que en ocasiones se repite al inicio de cada temporada y tras la consecución de algún trofeo o triunfo importante. Así mismo con motivo del centenario de la entidad albiazul el club asistió a una misa de acción de gracias celebrada en este mismo templo. 

Valoro en mucho que las autoridades públicas asistieran como fedatarios de una tradición que, reconozcámoslo, trasciende lo puramente religioso. Pertenece a esa religiosidad popular que no responde ni a lo que quiere el obispo ni a lo que quieren las autoridades públicas, es patrimonio popular, o para ser más justos de una parte significativa del pueblo. Y esas manifestaciones están obligados a defender y proteger tanto las autoridades eclesiásticas como los poderes civiles. Hace pocos días el Parlamento Vasco dio luz verde al dictamen de la Ley de Lugares o centros de Culto y Diversidad Religiosa. Esta ley contempla también la creación de un Consejo Interreligioso Vasco, un órgano asesor en materia de gestión del hecho religioso, el que sin duda aconsejaría seguir siendo fedatarios de estas tradiciones de un pueblo en el que un número importante de sus miembros sigue haciendo un guiño a su patrona cada vez que cruza la plaza que lleva su nombre, que acude a su basílica para hacerla partícipe de sus penas y alegrías y que es capaz de llevarla un ramo de flores hasta cuando su equipo del alma “resurge potente otra vez, recordando la gloria de aquel gran Deportivo Alavés”.