"Figari contaminó cada rama del árbol que creció putrefacto" Justicia de verdad y para todos en el caso sodalicio: Las cosas por su nombre
"La cultura de abuso del sodalicio ha impregnado a todas las instituciones que vienen de él. El gran artífice, Luis Fernando Figari, en su rol de fundador, contaminó cada rama del árbol que creció putrefacto"
"¿Y por qué creció si estaba podrido, se preguntarán algunos miembros de la institución? ¿Acaso Dios no se valió de ello para hacer surgir cosas buenas?"
"Hoy, que estamos en 2024, creo que la vergüenza debería trasladarse de lado y dejar de estar sobre las víctimas, quienes deben dar explicaciones por la búsqueda de justicia y exponerse públicamente para alzar la voz"
"Hoy, que estamos en 2024, creo que la vergüenza debería trasladarse de lado y dejar de estar sobre las víctimas, quienes deben dar explicaciones por la búsqueda de justicia y exponerse públicamente para alzar la voz"
| Camila Bustamante
La cultura de abuso del sodalicio ha impregnado a todas las instituciones que vienen de él. El gran artífice, Luis Fernando Figari, en su rol de fundador, contaminó cada rama del árbol que creció putrefacto ¿Y por qué creció si estaba podrido, se preguntarán algunos miembros de la institución? ¿Acaso Dios no se valió de ello para hacer surgir cosas buenas?
En mi opinión, es bastante tortuoso decir que el Dios en el que creen se valió de la criminalidad, no de un hombre, sino de varios hombres y mujeres pertenecientes a las distintas ramas de la familia sodálite, para hacer el bien. Sería un acto de crueldad contra todas las víctimas de abuso sexual, físico y psicológico que ha dejado estos años. Sería agradecer por los abusos que sufrieron, como si se tratara de un acto divino por un bien mayor.
"Las cosas por su nombre. Una institución que nace podrida, difícilmente reconvertirá su cultura si se basa en la de un abusado"
Las cosas por su nombre. Una institución que nace podrida, difícilmente reconvertirá su cultura si se basa en la de un abusador ¿Separar al hombre de su obra? Imposible en este caso. Basta con mirar la cultura de los miembros del Movimiento de Vida Cristiana para demostrar que sigue siendo un espacio, donde la estructura de poder permite la manipulación de lo que llaman plan de dios, para hacer y deshacer con la vida de las personas. Todo detrás de un manto de silencio contaminado por la culpa y la visión equívoca de lo que significa el sacrificio y el sufrimiento en el cristianismo. Manipulación. Abuso espiritual.
La expulsión de Luis Fernando Figari no solo es un gran paso y un acto de justicia, sino que también comprueba que la institución no es esa roca firme que decía ser. Pero aún falta mucho para que la justicia se sienta real. Falta reconocer a víctimas transversales de la institución, incluidas las mujeres, que por tanto tiempo han sido sometidas a una cultura patriarcal que las disminuye, anula o encuentra su valor solo en el hecho de ser madres o consagradas.
"La expulsión de Luis Fernando Figari no solo es un gran paso y un acto de justicia, sino que también comprueba que la institución no es esa roca firme que decía ser"
Cuando hablemos del "caso sodalicio" deberíamos hablar de toda la institución, no solo de los hombres abusados en el Sodalitium Christianae Vitae, porque eso es una cuarta parte de todo. Deberíamos hablar también de las Siervas del Plan de Dios, la Fraternidad Mariana de la Reconciliación, el Movimiento de Vida Cristiana y todas las instituciones que vienen de este núcleo, de esta misma espiritualidad.
Igualmente, cuando hablemos de abuso, no solo deberíamos hablar de los de índole sexual, físico o psicológico; sino de ese abuso silencioso y sutil que hace que las víctimas sean invisibles. Hay cientos de personas que formaron su fe dentro de esta "familia espiritual" y que luego de años se quedaron sin nada, incluso sin familia, matrimonio o hijos ¿Qué pasa con ellos? ¿Cómo reconstruyen su fe?¿cómo reconstruyen su vida cuando las creencias que tenían fueron trituradas por el abuso? Ellos también merecen justicia...pero sabemos que no la tendrán, pues aún falta mucho para que la Iglesia entienda y se haga cargo de los daños "colaterales" que genera el abuso y el permitir que instituciones como estas permanezcan vivas.
"Cuando hablemos del 'caso sodalicio' deberíamos hablar de toda la institución … cuando hablemos de abuso, no solo deberíamos hablar de los de índole sexual, físico o psicológico; sino de ese abuso silencioso y sutil que hace que las víctimas sean invisibles"
Por último, quiero recordar las palabras que me dijo una de mis jefas editoriales hace unos años cuando trabajaba en ACIPRENSAy reporteaba el caso Karadima en Chile:
"Hemos decidido no publicar la (nota) de Karadima porque por la forma en que está escrita se entiende que las víctimas no quieren dinero sino que la Iglesia asuma su "responsabilidad" y lo que sabemos es que sí quieren una indemnización y quieren además dar la idea de que la Iglesia como institución es responsable de los delitos de sus miembros. Esto último es controversial y peligroso porque ninguna institución puede ser culpada por lo que sus empleados, miembros, etc. hagan en su vida privada. Lamentablemente se busca responsabilizar a la Iglesia y hasta al Vaticano por los delitos de los sacerdotes y no es algo justo".
Hoy, que estamos en 2024, creo que la vergüenza debería trasladarse de lado y dejar de estar sobre las víctimas, quienes deben dar explicaciones por la búsqueda de justicia y exponerse públicamente para alzar la voz. La vergüenza debería recaer sobre los abusadores que salen hoy a la luz y sobre todos aquellos que omitieron información, callaron o trabajan por quitarle peso a las duras acusaciones que hemos conocido. Y sí, la responsabilidad también debe ser institucional, pues detrás de estos muros de piedras se generó una estructura que permitió el abuso y su silenciamiento. Y sí, también hay una responsabilidad eclesial superior, pues no escucharon las llamadas de atención que venían desde inicios del 2000. De haberlo hecho e intervenido, la historia sería otra.
Camila Bustamante. Periodista, autora de "Siervas: el historial de abuso de las monjas sodalicias" y exmiembro del MVC