"No podemos olvidar el misterio que se nos regala" La Navidad de Dios en un mundo rural en dura y lenta transición

La Navidad de Dios en un mundo rural
La Navidad de Dios en un mundo rural

"A la vista de los resultados externos, el consumismo aparentemente va creciendo, sometiendo el sentido religioso de la navidad a una también aparente derrota donde, tanto religión como consumo, aparecen como enemigos irreconciliables"

"Para mucha gente de nuestro tiempo, -también presentes en el mundo rural-, estas tradiciones son consideradas como restos de una ignorancia cultural propia de las culturas premodernas"

"¿Quién no recuerda la ilusión que teníamos en los pueblos rurales, cuando en nuestras frías iglesias, se ponía un bello nacimiento?"

"El centro, amigos, era EL MISTERIO. Nuestros padres y abuelos, sabían que todo lo demás giraba en torno al Misterio: DIOS, se hace HOMBRE en JESÚS"

"En la Navidad, realmente celebramos algo que chirría en el mundo actual"

Hace ya algunos meses que mercado y consumo lanzaron sus ofertas navideñas, bien seguros de encontrar,  a pesar de la crisis, un tiempo propicio a la rentabilidad de sus negocios. También ha llegado hasta nuestros pequeños pueblos las muestras de esta globalización económica. La Iglesia, por su parte, sigue el programa establecido hace siglos: unas semanas de Adviento dan paso a las Fiestas de la NAVIDAD.

A la vista de los resultados externos, el consumismo aparentemente va creciendo, sometiendo el sentido religioso de la navidad a una también aparente derrota donde, tanto religión como consumo, aparecen como enemigos irreconciliables. Algo así como que la culpa de de la ausencia de personas en las fiestas religiosas navideñas, la tuviera la fiesta del día anterior.

No ha sido así entre nuestros antepasados que celebraban la navidad, bien es verdad que en un clima cultural muy diferente, sin separar el jolgorio del acontecimiento central del cristianismo: la entrada de Dios en la Humanidad. Y siglos anteriores a la llegada de Jesús, las culturas milenarias invitaban a los grupos humanos a celebrar el paso de las estaciones, con ofrendas y fiestas de agradecimiento a los dioses, concibiendo la creación como un don del Creador, siempre necesario de agradecer.

Para mucha gente de nuestro tiempo, -también presentes en el mundo rural-, estas tradiciones son consideradas como restos de una ignorancia cultural propia de las culturas premodernas y, claro, eso es darle mucha ventaja a un consumismo que se endiosa como hijo  mayor de una sociedad productiva y tecnificada, sin mirada transcendente sobre la vida y la realidad. De esta manera, la fiesta consumista, que es fiesta de “los dioses pequeños de la tierra”- dinero, bebida, sexo, …-se hace fuerte frente a la fiesta cristiana: la fiesta del Dios que se hace Hombre para caminar junto a nosotros con otras aspiraciones propias para sus seguidores. No parece fácil  hacer frente a la alianza que, en la actualidad se produce entre   publicidad,  moda y la poca personalidad de muchos cristianos.

Todos los hombres/mujeres buscamos un absoluto en nuestra vida, y además vivimos con arreglo a él, orientando la vida hacia esos horizontes. Dinero, fama, poder…son los absolutos con minúsculas para gran cantidad de gente con quienes compartimos vida  cada día. Desconocemos  que el verdadero ABSOLUTO  con mayúsculas, no es cosa de este mundo, sino que lo trasciende: algo infinito que nos falta y que requiere un tiempo de aprendizaje. Realmente nada hay más útil y decisivo en nuestra vida que ser buscadores del absoluto. Navidad es tiempo propicio para ello.

Misterio

¿Quién no recuerda la ilusión que teníamos en los pueblos rurales, cuando en nuestras frías iglesias, se ponía un bello nacimiento?...y ¿quién no recuerda el tesón que ponía la gente mayor para que en el nacimiento, el centro fuera lo más bello y cuidado? El centro, amigos, era EL MISTERIO. Nuestros padres y abuelos, sabían que todo lo demás giraba en torno al Misterio: DIOS, se hace HOMBRE en JESÚS.  Una imagen de un niño, un portalillo y José y María junto a unos pocos animalitos…  Y en esa imagen de Jesús, ¡cuánto misterio encerrado!  Y todo el pueblo, al final de la misa, en medio de villancicos, pasaba a ADORAR A DIOS…

El bajón del número de asistentes, el frío de las parroquias, la falta de sacerdotes, los horarios de las misas…todo ello confluye en que cada año se hagan menos nacimientos y, por el contrario, las casas se llenen de árboles de navidad, repletos de coloridos, pero vacíos de misterio: la cuna y el niño han desaparecido, y esos son los  símbolos del misterio de Dios encarnado.

"Cristianos y curas, también vivimos en ese ambiente. Y así malamente podemos hacer llegar al mundo actual, “la pasión de Dios por amar a todos los seres humanos y a toda la creación"

El peso del consumismo religioso, es hacernos crecer en coloridos y objetos sorprendentes, con olvido del misterio que representan. Cristianos y curas, también vivimos en ese ambiente, y asistimos a este escenario navideño, con no muchas ganas de provocar a la gente, invitándole  a comprender la importancia de la experiencia de este misterio para la Iglesia y para el mundo. Y así malamente podemos hacer llegar al mundo actual, “la pasión de Dios por amar a todos los seres humanos y a toda la creación”.

Marcelino Legido, un sacerdote santo donde los haya, testigo de Jesús con su vida entre los campesinos de Salamanca ( El Cubo de Don Sancho) siempre nos recordaba que, para ser hoy discípulo de Jesús, era necesario contemplar en largas horas de silencio y oración, a “Jesús encarnado, muerto y resucitado”. Por ahí encontró él la fuerza que transmitió con gestos tan profundamente cristianos como “dejar el poder de su sabiduría con sus cátedras de filosofía y teología” y “marchar a los pueblos rurales de Salamanca para caminar junto a los campesinos y escribir con su vida y testimonio otra teología”.

Marcelino Legido

André Fossión, (mi profesor en los años ochenta), jesuita en Lumen Vitae/Lovaina, decía y dice que este es  tiempo del cristianismo de la Gracia: el cristianismo en este momento, antes que doctrina/ catequesis  y compromiso de acción, ha de  saborear el misterio y la Gracia. Buen tiempo el de Navidad para “saborear este misterio de la Encarnación” por el que Dios se introdujo en la historia humana para hacer “comunión de amor con la Iglesia y con el Mundo ”.

En la Navidad, realmente celebramos algo que chirría en el mundo actual, tan entregado a otras tareas. No podemos dejar que la fuerza del consumismo, que devora progresivamente la “ansias de búsqueda espiritual” propia de todos los seres humanos, también devore el misterio que tenemos representado en cada nacimiento.

Lo recuerda la biblia en su primer versículo (Génesis 1,1) “En el principio existía la PALABRA, y la Palabra era DIOS”. Y lo recalca Juan en el inicio de su evangelio (Juan 1,1-y ss):  “En el principio  existía la PALABRA y la PALABRA vino a la tierra.. …..Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron. …Pero a cuantos le recibieron, les hizo “hijos de Dios”, y esto no lo recibieron de carne humana, sino del Espíritu de Dios”.

Bien haríamos en leerlo sin prisas, saborearlo con fe,  y contemplar y obedecer este misterio.  Ni  la mediocridad, ni el  exceso de temor a ser rechazados, ni  los errores y pecados de la Iglesia  son motivo suficiente para silenciar ese regalo de Dios.   La cuestión central no está solo en la belleza de los nacimientos y de los villancicos…sino en que todo ello nos acerque a comprender el misterio del  Dios se hace parte de la Humanidad  para que la humanidad pueda también ser parte de Dios. 

Es enormemente satisfactorio que en medio de la vorágine que atravesamos en este momento una voz pueda recordarnos que hay un DIOS que sigue amándonos a pesar de los pesares… Que sigue amando al Mundo a pesar de lo mal que tratamos al planeta, que sigue amando al grupo de gente mayor que sigue asistiendo a la eucaristía en cada pueblo, y también al grupo de los que han dejado de practicar porque se aburrían y su vida no se sentía integrada en la celebración religiosa, y a los sacerdotes que cada vez escasean más y ven que su autoridad va cayendo ante la fuerza de los cambios, y a los pocos jóvenes que quedan en los pueblos moldeados por esa cultura postmodernista …y a los emigrantes llegados a nuestros pueblos que esperan una mano acogedora más que el olvido y la mirada racista… Sí,  Dios sigue amándonos y no puede dejar de hacerlo por ser Fiel a sí mismo. Saboreemos su presencia en la  navidad. No apaguemos la Voz de Dios con nuestra mediocridad…y con nuestro cristianismo acomodado al bienestar. Dios es de otro tipo que el merecido bienestar.

Si tuviera que elegir, optaría por un nacimiento con el misterio en el centro. Y si pudiera seguir eligiendo, no me disgustaría un árbol pero con el misterio también en el centro. Pero prefiero nacimientos vivientes, que nos ayuden a entender mejor este misterio de la encarnación:

Prefiero acercarme a Las Hurdes y compartir unas horas con la hermana Justa y su comunidad … Su presencia en medio de una zona siempre considerada marginal, o si quieren “un vaciado en la España vaciada” , es un signo de encarnación acompañando el caminar de estas gentes …y un signo que nos hace entender el nacimiento de Jesús de Nazaret.

Y prefiero acercarme hasta Salamanca: contemplar la belleza de la Plaza Mayor y de toda la ciudad, y antes de cerrar la excursión desplazarme sin prisas  hasta el Barrio de Buenos Aires, para encontrarme con mi amigo Emiliano.  Su casa  y su parroquia son signo de uno de los testimonios más ricos de la Iglesia de Castilla-León…Un compromiso con los pobres que salen de la cárcel , en su mayor parte extranjeros, acogiéndolos  en su casa y acompañándolos en su proceso de reinserción en la sociedad. Una casa, una familia pluraly muchas personas comprometidas en este proyecto en un intento de crear y vivir como comunidad. Una fraternidad plural y laica.  Un verdadero nacimiento. Y así, día tras día, hace ya treinta años. Aquí hay algo más que formulaciones teóricas y teológicas que hablan de los pobres.. aquí hay vida y praxis real. Gracias Emiliano. Con vuestro gesto se entiende mejor la hondura del gesto de Jesús de Nazaret.

"El raquitismo espiritual y la ceguera existencial que nos acompaña en este momento, achican el mundo y amputan dimensiones fundamentales del ser humano, dejando sordo el oído del alma"

Y por fin, lanzarme más allá del charco y recordar el gesto del Obispo Nicolás Castellanos, que dejó el obispado de Palencia y los honores y halagos que podía tener un obispo en nuestra España, para descender en el escalafón hasta bajar al lugar de los empobrecidos de Bolivia ( Santa Cruz de la Sierra). Allí comparte su vida, día a día…a pesar de ser criticado por ese trozo de  iglesia rancia  que quiere saltarse  la encarnación de Jesús, para disfrutar de la vida y resurrección, eliminando la cruz y los crucificados.

El raquitismo espiritual y la ceguera existencial que nos acompaña en este momento, achican el mundo y amputan dimensiones fundamentales del ser humano, dejando sordo el oído del alma, incapacitándonos para sentir, percibir, intuir, desear, pensar y razonar…sobre el llamado “trasfondo del infinito”. Es verdad que los avances científicos nos aligeran el peso de la vida cotidiana, pero no es su misión  ayudarnos en la a orientación de la existencia.  Y es más verdad que Dios no siendo una creación humana más, está con su presencia llenando de sentido nuestra vida personal y la totalidad de la creación.

Llega la Navidad. Evidentemente que vamos a disfrutar también en nuestros pequeños pueblos de la fiesta familiar para brindar y consumir. Pero no podemos olvidar el misterio que se nos regala. Enseguida nos daremos cuenta  que no es cosa de personas rancias y poco   modernas,  sino de Ciudadanos creyentes, implicados como los primeros  en la evolución verdadera  de nuestra  historia humana. 

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS.

Te regalamos ‘Pasado, presente y futuro del Opus Dei’

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