"Adoro, venero y me postro complacido ante la hermosa autoridad que brota del ejemplo" Un tanto anárquico y ácrata y, sin embargo… me quito el sombrero ante mi PapaPaco
"Hoy me veo forzado a salir de nuevo a la palestra debido a la campaña de acoso y derribo que ciertos sectores están llevando a cabo contra el papa Francisco desde casi los inicios de su pontificado, recrudecida ahora sobremanera al intentar taponar un poco con las bendiciones a parejas irregulares"
"Ciertamente, los valientes e incluso audaces pasos que mi pPaco va dando en tantos órdenes de la vida cristiana a mí, en particular, me parecen muy pequeños y cortos, pero, vista la jauría, justo es reconocer que está llevando a efecto una labor impresionante de reajuste"
"En mi oración de cada día doy gracias al cielo por todos aquellos que me ayudan a entender cómo es Dios, pues ellos me muestran en su conducta el verdadero rostro de Dios. Pues bien, pPaco es uno de ellos sin la menor duda"
"Le aseguro, pues, querido amigo pPaco, mi reconocimiento, pero no por ser el papa de la Iglesia católica, sino por ser el hombre que es, por ser ejemplo vivo de donación, por estar vendiendo cuanto tiene para dárnoslo a los pobres"
"En mi oración de cada día doy gracias al cielo por todos aquellos que me ayudan a entender cómo es Dios, pues ellos me muestran en su conducta el verdadero rostro de Dios. Pues bien, pPaco es uno de ellos sin la menor duda"
"Le aseguro, pues, querido amigo pPaco, mi reconocimiento, pero no por ser el papa de la Iglesia católica, sino por ser el hombre que es, por ser ejemplo vivo de donación, por estar vendiendo cuanto tiene para dárnoslo a los pobres"
| Ramón Hernández Martín
Los seguidores de este blog saben muy bien cómo me las gasto en temas de autoridad debido a que el “poder jurídico” se me pierde, por lo normal, en la lejanía o en una especie de nebulosa ilocalizable, mientras que adoro, venero y me postro complacido ante la hermosa autoridad que brota del ejemplo. Viene aquí muy bien a cuento aquello de “haced lo que os dicen, pero no hagáis lo que hacen”, o lo de “una cosa es predicar y otra dar trigo”. Y, la verdad, no puedo hacerle trampas al pensamiento porque en el frontispicio de mi “ser cristiano” se lee muy claro lo de: “ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y sígueme”.
Pues bien, hoy me veo forzado a salir de nuevo a la palestra debido a la campaña de acoso y derribo que ciertos sectores, la mayoría de las veces por intereses inconfesables, están llevando a cabo contra el papaFrancisco, mi entrañable pPaco, desde casi los inicios de su pontificado, recrudecida ahora sobremanera al intentar taponar un poco con las bendiciones a parejas irregulares (?) uno de los mayores socavones de la Iglesia católica, como es la comprensión de lo que es y significa la sexualidad humana y el papel que la misma juega no ya en el acontecer social, sino también en lo que debería ser una sana y sólida doctrina cristiana, y que incluso se adentra en la mística para explicarnos con visos de similitud la tremenda fuerza que brota de toda “unión con Dios”. Es un tema en el que queda muchísima tela por cortar, tela de la se deberían sacar hermosos trajes para el ordinario vestir y preciosos ornamentos para el culto que debemos tributar a nuestro Dios, que es, en definitiva, quien nos ha hecho como somos.
Ciertamente, los valientes e incluso audaces pasos que mi pPaco va dando en tantos órdenes de la vida cristiana a mí, en particular, me parecen muy pequeños y cortos, pero, vista la jauría que se mueve en torno suyo, justo es reconocer que está llevando a efecto una labor impresionante de reajuste que, por ser tal, terminará ahormando la teología y, con el tiempo, aunque ahora nos cueste mucho verlo, hará que pase a la historia de la Iglesia como uno de los papas reformadores más audaces y uno de los teólogos que más nos ha enseñado sobre cómo es el rostro de Dios y cómo actúa. En mi oración de cada día doy gracias al cielo por todos aquellos que me ayudan a entender cómo es Dios, pues ellos me muestran en su conducta el verdadero rostro de Dios. Pues bien, pPaco es uno de ellos sin la menor duda. ¿A quién no puede complacer y llenar del todo el Dios en quien cree nuestro papa Francisco?
"En mi oración de cada día doy gracias al cielo por todos aquellos que me ayudan a entender cómo es Dios, pues ellos me muestran en su conducta el verdadero rostro de Dios. Pues bien, pPaco es uno de ellos sin la menor duda"
Sí, ya sé que ahí está como irresoluto el problema de la igualdad absoluta, verdad de cajón e incontrovertible, entre hombres y mujeres, que debe ser implantada, con todas sus consecuencias, también en cuanto piensa y hace la Iglesia. Y ahí está el “pernicioso celibato sacerdotal” como requerimiento sine qua non para acceder al presbiterado de la Iglesia católica occidental, celibato que algunos han pretendido elevar a la categoría de “dogma intocable” cuando, a todas luces, solo razones muy egoístas, referentes al manejo y a la movilidad de los sacerdotes, lo mantienen en pie. El sacerdocio no es nada santo de suyo (”santo” solo es Dios y, por gracia suya, lo son también los seguidores que cumplen sus mandamientos). El sacerdocio santifica solo cuando se ejerce como es debido. No es el status sino la conducta lo que santifica. No hace falta que recordemos aquí a los “sacerdotes pederastas”, cuya conducta de por sí y por no ser denunciada como era debido por las autoridades pertinentes ha hecho tantísimo daño a la mente de quienes no saben o no quieren distinguir que tales conductas horrendas son imputables solo a sus autores.
Mucha tarea por delante, santísimo Padre, papa Francisco, pero ni Roma ni Zamora se hicieron en una hora. Mi gran profesor, el dominico que me enseñó lo que son los valores realmente, hablando de la mejora que afortunadamente siempre se nos presenta por delante (los valores son siempre mejoras reales de la conducta), dice que la mejora de nuestra forma de vida (la económica, la social, la ética, etc.) requiere “paciencia infinita”, pues tales cambios de las conductas son forzosamente muy lentos. Puede que, con la edad, el camino se haga más cuesta arriba a medida que disminuyen las fuerzas. Entiendo muy bien el reto a que usted está sometido, pues también yo estoy ya muy entrado en los ochenta. ¡Ojalá que mis palabras, y sobre todo mi oración de cada día, pidiendo al cielo fuerzas para que usted no se amilane y cumpla su hermosa misión, puedan llegarle de algún modo y le sean de utilidad!
Le aseguro, pues, querido amigo pPaco, mi reconocimiento, pero no por ser el papa de la Iglesia católica, sino por ser el hombre que es, por ser ejemplo vivo de donación, por estar vendiendo cuanto tiene para dárnoslo a los pobres.
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