"Que el próximo dogma mariano sea referido a la 'Virgen de Desatanudos'" El dogma de la Inmaculada y el de 'desatanudos'

La Teología y la devoción popular, a su tiempo y gloriosamente, equiparon  a la Virgen  María con estos cuatro dogmas: Virginidad perpetua, Maternidad divina,  Inmaculada Concepción  y Asunción a los cielos “ día en el que  “la Inmaculada Madre de Dios , siempre Virgen, cumplido  el curso de su vida terrena, fue subida  en cuerpo y alma  a la gloria celestial”,  tal y como refrió el papa Pio XII,    el día uno de noviembre  de 1950 en acto tan solemne. 

Empeñado un grupo de cardenales en acrecentar este excepcional legado mariano, en cartas dirigidas al papa Benedicto XVI apostaron por un “quinto dogma”, que se concretaría en la fórmula de “Madre espiritual de toda la Humanidad, corredentora y mediadora de todas las gracias”. La petición cardenalicia espera ser atendida algún día por otro papa…

Y aquí y ahora, y a propósito de la festividad de la Inmaculada Concepción, quiero sugerir y apuntar la posibilidad de que en el mismo día se incluya el recuerdo expreso de alguna de las advocaciones con las que la piedad popular invoca a “su” Virgen. Pienso, por ejemplo, en el caso de la ”Virgen de Desatanudos”, que de por sí, y por piadosa tradición, “pertenece y forma parte del grupo de las representaciones clásicas del dogma católico integrado en la idea y misión de la Inmaculada Concepción”, que en su día motivó y explicó tan preciada la declaración pontificia.

¿Y por qué precisamente la Virgen de Desatanudos, inédita al menos, en la mariología española, con sobrenombres tan devotos y cerúleos como Guadalupe, El Pilar, Covadonga, Monserrat, Los Desamparados, La Vega, Flores o El Rocío? .

La de Desatanudos es una de las advocaciones más queridas del papa Francisco, redescubierta por él durante su estancia en la bella ciudad alemana de Ausburgo, ubicada en  la región administrativa de Suabia,  en el Estado Federal de Baviera,  donde le fue dedicado un santuario y un cuadro el año 1700, que rememora su aparición milagrosa. A Bergoglio le convencieron estos milagros adjudicados a la Santísima Virgen bajo esta advocación, y de alguna forma se esforzó en promocionar la devoción en México -Cancún- y en Buenos Aires, capital de su Argentina, donde les fueron dedicados templos y parroquias.

¿Desatanudos?. Rodeada de ángeles, dispuestos a ayudarle en la tarea maternal de “descubrir y guiar a sus devotos por los obscuros caminos  de la vida terrenal , la Virgen de Desatanudos  ejerce su oficio-ministerio  con prontitud y eficacia, en servicio a los más pobres desvalidos y vulnerables  y “a mayor honra y gloria de Dios”. 

El término “nudo”, en su pluralidad de acepciones, es hoy marco obligado de convivencia entre los humanos. “Lazo que aprieta  y cierra cuando   se tira de los dos cabos” , “ sensación de angustia , de afición  o de congoja” , y ”duda o dificultad” son, entre tantas, acepciones de “nudo”,  la actitud ciertamente insoslayable , por supuesto que con el presentimiento  esperanzador mariano  de que, por mucho que se activen  las fuerzas y los recursos naturales , solo por la medición de María, “Madre de Dios y nuestra y con el apellido de “Desatanudos” , será posible  encontrar los caminos de solución, o de resignación  sobrenatural, por ser esta la voluntad de Dios”.

Son muchos   los nudos que atan, limitan, frustran y suprimen la libertad entre los humanos. Casi todo está hoy constreñido y más dentro de la propia Iglesia. Poco es, y está, claro en la misma. De su misterio, guarda y custodia, curas y obispos son celadores y vigilantes, además con categorías y recursos que dicen ser sagrados y aún sacramentales. 

El diálogo entre jerarquía y  los laicos, de tú a tú,  y “por” y “en” la Iglesia,  está soberanamente vedado, aunque los procesos sinodales  les vayan abriendo caminos, siempre con  el despechado  y perverso convencimiento  de que la jerarquía  ni está, ni por ahora, estará  en disposición evangélica  de invocar a la Virgen  como “Nuestra Señora del Diálogo”, es decir de “Desatanudos”. 

El diálogo es tan inherente a la concepción, idea y la praxis de la Iglesia y de la sociedad en general, que sin su presencia y actividad, la convivencia - Comunión- está condenada a exiliarse a perpetuidad en esta vida y en la “otra”. 

Con este panorama no hay más remedio que sugerirle -urgirle- “a quien o quienes corresponda”, que el próximo dogma mariano sea referido a la “Virgen de Desatanudos”. A la mayoría del pueblo de Dios le parecería tanto o más evangélica la decisión pontificia, que otra cualquiera, en la que los apellidos-estrellas, de “pura, purísima, virgen, sin pecado original, sin mancha ni mácula,” asunta “ en cuerpo y alma al cielo”, sean sus motivaciones  sigan siendo prevalentes o en exclusiva.